Capítulo 18 "Semi-Dios"

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Llego el sábado, Leonel nuevamente despertó tarde. Poco después de desayunar escucho el timbre, eran Marco y Angélica que iban a visitarlo, Leonel entonces aprovecho para mostrar su nueva casa, era una casa residencial, grande, con 5 cuartos, 2 baños completos y un ½ baño, alberca en la parte trasera. Los tres entonces charlaron por un buen rato bromeando en la mayoría de casos, Leonel entonces saco su consola de videojuegos y los tres se divirtieron, tras ganas Leonel en un partido de Fifa a Marco, este exclamo:

—Eres un frikie de estos juegos, siempre ganas, me rindo —dejando el control en el suelo a lado de donde estaba sentado.

—Mal perdedor que eres —entre risas.

—Leo, te agarraré un vaso de refresco —menciona Angélica.

—Oh, me sirves a mí también —contesta Leonel.

—Y a mí, pero agua —replico Marco.

—¿Otro partido?

—Claro, ya que —entre risas—. Oye Leonel, te quiero pedir algo, pero es que es algo...

—Dime. ¿Qué pasa?

—Mi padre..., me echo de la casa por unos problemas que tuve con él y, no tengo donde quedarme, ¿será que...?

—Por supuesto, quédate el tiempo que gustes, de hecho vamos, trae tus cosas ya, puedes quedarte en la habitación libre —responde de forma amable ante la petición de Marco.

—Claro, entonces iré por mis cosas ya, porque mi padre ya las quiere sacar —parándose rápido—, y te voy a pagar como quiera el alquiler.

—No es necesario —se ríe—, oye, antes de que te vayas.

—¿He?

—Toma —le avienta una copia de la llave de su casa—, para que entres y salgas cuando quieras. Tengo cinco copias que hice, quédatela —expreso Leonel.

—Gracias, intentare no tardar, ahorita vuelvo.

—Claro, vez.

—Se fue Marco entonces, su bebida aquí esta, ¿la quieres? —ofrece Angélica a Leonel.

—Sabes que no me gusta el agua —responde Leonel.

—Lo sé, lo sé, oye Leonel.

—¿Qué pasa?

—Estoy preocupada por Víctor, hace mucho no aparece, pensé estaría en la competencia de ajedrez de ayer pero no se presentó... ni ha mandado mensaje, ni nada.

—Entiendo tu preocupación... ¿quieres vayamos a verlo ahora?

—Pero... ¿Y Marco?

—Tiene la llave, vamos a verlo ahora mientras puedo antes del partido.

—Está bien, gracias.

—No hay de que..., necesito un carro ahora, ya me canse de estar a pie o en taxi —expresa entre risas Leonel con Angélica.

Llegando a la casa de Víctor, en taxi pues la casa de él está lejana, siendo una casa de estilo rústico, sin mucho que aportar al respecto.

—Hola —sale un señora viejita, la abuela de Víctor.

—Hola. Buenas tardes señora, ¿se encuentra Víctor? —pregunta Angélica.

—¿No lo saben? —exclama.

—No, ¿Qué pasa? —pregunta Leonel.

—..., mi hija, la mamá de Víctor se enfermó, y él esta con ella cuidándola, mientras su hermanito, mi otro nieto, Carson está conmigo cuidándome.

—No, nos dijo nada... —dice Angélica.

—Pueden irlo a ver si gustan, seguro estará feliz de ver a sus amigos preocupados por él para que se alegre un rato, es en el hospital que está aquí cerca —comenta la abuelita.

—Sí, muchas gracias.

—Gracias. Hasta pronto.

Fue así como Leonel y Angélica visitaron a Víctor y a su madre en el hospital, aunque Leo solo observo de lejos, no queriendo entras por lo que le hizo a su amigo anteriormente, avergonzándolo ante Billy, Calvin y Albert. Poniendo excusa que tenía que presentarse ante su equipo antes del partido, yéndose así sin decirle nada a Víctor.

—Hola Víctor, ¿puedo pasar? —estando en la puerta, Víctor sentado al lado de su madre que estaba en cama.

—Angélica —sus pupilas se dilataron un poco—. Claro, pasa, está bien —responde Angélica.

—Vine a verte, junto a Leonel, pero él tuvo que irse, tiene un partido hoy, supongo sabes, ya es profesional —explica feliz Angélica, como de costumbre al tratarse de Leonel.

—Leonel, tuvo que irse..., profesional eh...

—Sí, estoy muy orgullosa de él, al fin pudo lograr su sueño, solo tenía que confiar en sí mismo.

—Supongo —desviando la mirada a su madre.

—¿Cómo se encuentra tu madre?

—Ella esta...

—...

Leonel llego a tiempo con el equipo, poco tiempo después comenzaron a calentar, el entrenador se acercó a ver el estado anímico de Leonel, quien estaba bien, frío en temperamento. Por otro lado, Marco ya estaba en las gradas esperando a Angélica para ver el partido, Angélica por su parte invito a Víctor, quien no quiso ir, entonces se ofreció a quedarse con él, aunque también declino la invitación.

Leonel comenzó en la banca, no fue sino hasta el segundo cuarto que salió a jugar, justo llegando Angélica corriendo. Leonel al primer minuto de juego, se notó la presencia de alguien diferente, un jugador prometedor, un jugador inteligente, capaz. Era muy joven, a penas salido de preparatoria, sin embargo, ya poseía el nivel de un profesional de primero desde antes de estar en el equipo y sin demasiado entrenamiento. Fue una tarde esplendida, al final del partido había anotado 30 puntos y muchas más asistencias, el equipo gano 89–56. Todos los del equipo hasta el cuerpo técnico, lo felicito luego del partido, al salir, Matt estaba esperándolo para un exclusiva, aceptando, haciendo de Matt su reportero privado por decir, ahora Matt se encargará de transmitir toda la información de Leonel a la prensa y medios de comunicación.

Al terminar todo eso, Marco y Angélica lo esperaban, pero Albert y Billy pasaron en su coche y quisieron llevarlo a celebrar de copas cuando ya caminaba con sus amigos a lado.

—Ey, ¡vamos! —exclama Albert desde el asiento del copiloto.

—Estoy con... —voltea Leonel a verlos.

—Vez si quieres Leonel... iré a descansar —contesta Marco.

—¿y tú Angélica, qué dices? —pregunto Leonel.

—..., es tu noche, vez —contesta Angélica sin mucho ánimo.

—Gracias, ¡los veo luego! —subiéndose al carro con ellos.

Marco entonces llevo a Angélica a su casa, luego se fue a la de Leonel donde por primera vez se quedó a dormir. Por su parte, Albert y Billy llevaron a Leonel al bar más famoso y caro de la ciudad, "Sacro romano", la música estaba a todo volumen y todos bailaban, Leo no era especialmente bueno en el baile, entonces se quedó apartado, sin beber demasiado, pero esta noche era especial, tenía que haber algo diferente y por supuesto Albert y Billy traían algo diferente en su bolsillo, un pequeño "regalo", Leonel de inmediato se extrañó al ver aquella "especie", a lo que Leonel no deseaba, pero tenía curiosidad, bendita curiosidad, aquella es capaz incluso de a un Dios asesinar, imagínense lo que le hace a la humanidad.

Así fue como Leonel, en caminos de sus mentores, se volvió poco a poco adicto, un diferente placer le provocaba. No podría llegar a ser un semi-dios, pero podría rebajarse a ser un simple hombre y disfrutar como muchos hombres más, en el vicio. 

Peccatum (Pecado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora