Capítulo 25 "El último Pecado y la primera Virtud. Parte 1".

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El teléfono celular de Leonel sonó por la mañana, exactamente a las 10:30, al checarlo era el representante de Leonel, por lo que aun en cama le contestó entre bostezos.

—Buenos días Leonel.

—Buenos días, ¿pasa algo?

—Tenemos un problema y una pésima noticia, no sé dónde estés pero necesito que vengas ya, al hospital de la ciudad, pero ya —cuelga.

Leo extrañado se sentó al borde su cama, despertando con el movimiento producido a Erika.

—Leonel... ¿Quién era?

—Mi representante..., necesito irme. Quédate aquí o márcame si necesitas irte, pero sino, regresaré, espera un poco —arreglándose para salir.

Llego a los pocos en taxi al hospital, encontrándose con su representante en las afueras del hospital.

—Vine tan rápido como pude, ¿Qué sucede? —pregunta Leonel.

—Tu casa se quemó, lo bueno no estabas en ella, no sabemos si fue un accidente o...

—¿Y Marco? ¿Dónde está Marco?

Pep se quedó mudo unos segundos.

—¡Dime dónde está mi amigo! —preocupado Leonel.

—Él está adentro del hospital claro está, también está su padre, no quiere que vayas.

—Necesito verlo, vamos —exclama Leonel dirigiéndose adentro.

—Él no quiere verte porque su hijo falleció Leonel...

Las palabras de Pep llegaron rápido al corazón de Leo, pero su respuesta fue lenta, no lo podía creer.

—Él se quedó dentro, estaba en su cuarto al parecer, quedó atrapado y... llego vivo acá pero hace poco falleció.

Leonel corrió dentro del hospital, preguntando donde estaba su amigo Marco, tras decirle una enfermera corrió al cuarto donde yacía su cuerpo encontrándose con el padre de su amigo.

—Tú... ¡tú maldito! Mi hijo está muerto por tu culpa —yéndose agarrar la camisa de Leo levantándolo de los suelos.

—Cálmese señor, eso no arreglará nada —dice Pep llegando detrás.

—Lo siento mucho señor —entre lágrimas Leo contesta provocando que Darío lo suelte.

Leonel se abalanzo contra la cama donde estaba recostado el cuerpo sin vida de Marco. Entre lágrimas pidió disculpas varias veces a su amigo muerto, con la esperanza de que lo escuchase.

—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, ¡lo siento Marco! No quise esto pasara... si hubiera estado contigo... yo, yo, yo —recordando que por sus deseos, de nuevo, estuvo teniendo sexo en vez de estar donde debía estar— me equivoque de nuevo, maldita sea, ¡lo siento!

Llegando las enfermeras que debían sacar a las personas presentes, una agarrándole el hombro a Leonel para que se retire, él acepta entre llantos salir, cuando saliendo, escucha la voz de Marco de manera suave decirle:

—Si llegaste.

Sus ojos se expandieron al creer escuchar a su amigo Marco dando como resultado seguir llorando. Al salir Pep lo abrazo consolándolo.

—No fue tu culpa Leonel.

Leo seguía llorando mientras se repetía a sí mismo:

—Fue mi culpa, fue mi culpa.

—Hijo, muchacho, no fue tu culpa, fue un accidente. Pero estarás bien, ¿quieres salir a platicar un rato?

—No..., no tengo que platicar con usted, lo siento —retirándose de ahí.

Peccatum (Pecado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora