Prefacio

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Cuando la mano de Chad impacta contra la mía, me muerdo la lengua para no insultarlo con todas las letras del alfabeto.

El eleva las cejas, y sonríe con satisfacción.

Chad Parkinson adora ganar.

-Piedra rompe tijeras, gané hermanita-Chad festeja su victoria, como si fuera un niño de cinco años.

-Solo eres 10 minutos mayor que yo, no me digas "hermanita", Chadcito -le replico a mi mellizo.

Entorno los ojos hacia él, y sigue burlándose de mi derrota en ese tonto juego

-No me digas Chadcito, Eli. Así que vamos, hazlo. No seas una mala perdedora.

-Mi nombre es Evanna, idiota.

Se vuelve a burlar de liberadamente e intenta contener la carcajada poniéndose la mano sobre la boca. Nate lo codea para que se detenga, y una vez que Chad se recompone me mira y hace un movimiento con las manos para que me apresure.

-Espero que esto valga la pena -digo más para mí misma que para mis cuatro hermanos.

-Lo hará, créenos, Evanna -responde Alex llevando sus brazos detrás de su cuerpo y estirándose, me brinda una sonrisa y me guiña el ojo izquierdo.

-Y si yo fuera tú, me apresuro, el receso termina en diez minutos -Georg mira su reloj, y me sonríe con inocencia fingida.

-Si nos atrapan, juro que mencionaré sus nombres -digo mientras me pongo de pie

Ruedo los ojos y tomo la bandeja de comida, y examino mi entorno detenidamente. La cafetería está repleta de al menos ciento sesenta mesas, donde por lo menos entran diez u once personas, y los que no agarran mesa antes de que todo se llene, se van a comer al patio de la escuela; la mayoría de ellos habla de lo que harán luego de la escuela, otros hacen tareas de último momento, y otros menos importantes miran hacia nuestra mesa.

Para simplificar lo que está ocurriendo, acabo de perder una apuesta con Chad y resulta que debo iniciar una guerra de comida, cosa que no sería nada extraño en nosotros, pero eso no es lo único que hay que hacer y solo es el inicio de algo.

Agarro el mejunje de comida, si es que le puedo llamar así, con mis manos, hago una mueca de asco al notar que algo se mueve entre mis dedos, esto es realmente asqueroso, suspiro, me mentalizo, muerdo mi labio y se lo tiro a la primera persona que veo pasar, que desgraciadamente es una chica de mi salón de clases, cuando esa cosa viscosa impacta contra ella, chilla y comienzo a tirar a otras personas, quienes se sorprenden por el impacto.

- ¡GUERRA DE COMIDAAAAAAAA! -Grito eufórica, y a los pocos segundos, todos los alumnos de Taylormade, están arrojando comida por los aires e impactando sobre otros.

Esto será un desastre que alguien tendrá que limpiar, y no seremos nosotros.

Nate y Georg se miran entre sí, chocan puños, se agachan y comienzan a gatear hasta llegar a la cocina de la cafetería.

La guerra de comida solo es una distracción.

Chad, Alex y yo avanzamos tirando el mejunje a diestra y a siniestra, todo esto se puede resumir entre, risas, chillidos, llantos de las dramáticas, gritos de euforia de parte de los jugadores de futbol, y gritos furiosos de parte de las cocineras de la cafetería, quienes salen de sus puestos para detener la masacre de comida.

Cuando ellas al fin se van, no percatan las presencias de los gemelos, Nate y Georg cerca de las puertas de la cocina, ambos levantan los pulgares y esa es la señal de que van a entrar a la cocina.

Otra Tutela © [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora