Capítulo XXVIII

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Segunda parte (2/2) del mini maratón

Dos capítulos más y se acaba la historia, muchas gracias por todo <3 

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—Un dólar con cincuenta centavos —dice la cajera con una sonrisa que puedo calificar rápidamente como una sonrisa falsa.

Le sonrío de la misma manera pero con más descaro.

Le entrego el dinero y ella me da mi caja con cinco donas bañadas con chocolate. Salgo de la panadería con una sonrisa en mi rostro y miro a mi alrededor. Treawel a las seis de la mañana es algo extraño de ver.

La ciudad apenas está despertando.

Nunca me ha gustado madrugar, pero hoy lo creí necesario.

Tal vez esto compense el hecho de Chad le dio los chocolates de papá a Miley. Además, son donas bañadas en chocolate, no puede enojarse con esto.

Chase me espera en el auto, está con su celular, enviando un audio.

Cuando entro al auto él aún sigue hablando:

—... por favor, solo mándame un mensaje o llámame, no puedo estar tranquilo si no sé cómo estás. Solo hazlo, Jen.

Lo miro e intento no hablar sobre el tema, pero al final lo hago.

— ¿Aún nada? —Inquiero, refiriéndome a mi prima.

Chase niega.

—Ni siquiera ve mis mensajes —responde el mayor de los chicos Parkinson.

—Sabes que Jennifer no es orgullosa, solo necesita tiempo para procesar que su primer amor la rechazó luego de que ella hizo todo lo posible para que la perdone —comento, me pongo el cinturón de seguridad y Chase pone el auto en marcha.

—Se fue de la casa luego de que la rechacé, Ev. Creo que entenderás mi preocupación —dice, haciendo alusión a Miley— ¿has sabido algo de tu amiga?

Niego.

—Aún no —respondo, suspiro y comienzo a observar por la ventana del auto—, dijo que llamaría cuando se sintiera a salvo.

Los edificios de Treawel son gigantescos. A veces me siento demasiado pequeña en esta enorme ciudad... como si fuera insignificante. Tal vez si me fuera nadie notaría mi ausencia.

—Lo va a hacer en algún momento —responde Chase—. Nadie puede resistirse a esos lindos ojos —dice de repente, mi rostro se pone rojo de golpe, haciendo que Chase ría—. Chad me contó que también te besó a ti.

¿Por qué diablos tuve que decirle a mi mellizo que nos besó la misma chica y qué a mí me besó primero?

—Cállate Chase —digo tapando mi rostro.

—Oye, sabes que no estoy en contra de que te gusten las chicas. En más cuando me lo dijiste cuando tenías quince años. Tuve que explicarte más cosas.

Bufo.

Chase y Chad son los únicos que saben que soy bisexual.

No me gusta comentarlo mucho.

Muchos podrían decir que estoy confundida con mi orientación sexual, pero no es así. Me gustan tanto chicos como chicas, aunque a decir verdad, no tengo demasiada experiencia con estas últimas.

Sé que si se lo cuento a mis padres no me dirán nada, porque es lo que soy y tampoco me avergüenzo de eso, pero aún no sé cómo decírselos sin ponerme nerviosa. Ellos ya saben de qué Nate es gay, mamá dijo que ya lo sabía y papá solo dijo que se cuidara de las enfermedades de transmisión sexual y también que si tenía novio o algo por el estilo, que lo quería conocer para navidad.

Otra Tutela © [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora