Capítulo XXV

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— ¿Y ustedes solo llegaron aquí como si nada y abrieron el armario y la encontraron? —Inquiere el policía.

Ruedo los ojos.

¿Por qué demonios no presta atención a lo que decimos?

—No, ya le dije que uno de nuestros amigos vio algo extraño en la calle, y los siguió, ya que no confiamos en Hadriel Lynch, y cuando nos dijo lo que estaba sucediendo, decidimos venir a cerciorarnos que ella estuviera bien y la encontramos en el armario gracias a los ruidos que hizo —explica Alex por quinta vez al policía.

Miley y yo permanecemos sentadas en el sofá, tomo su mano y ella me mira al instante.

—Cuando me contaste... no creí que fuera tan duro —intento decir, tengo una mezcla de sentimientos terribles.

No puedo creer todo lo que ha pasado.

Parece irreal.

Miley aprieta mi mano y la observo.

—Vinieron —llora—. Vinieron por mi —se abalanza contra mi para abrazarme.

La abrazo y cierro los ojos.

—Todo va a estar bien, lo prometo —digo, escucho a los policías a nuestro alrededor, mis hermanos e incluso Ezra dan sus declaraciones de cómo pasó todo, y como la encontramos—. Te quedaras con nosotros, ¿sí? No puedes quedarte en este lugar.

Me separo de Miley y ella afirma con el rostro empapado por las lágrimas.

Me pongo de pie y dejo a Miley en el sofá, ella mira un punto fijo en el suelo, aún está en shock, todavía no puede creer que su mejor amigo le haya hecho eso.

Camino hasta Ezra y este al verme me abraza. Cierro los ojos y me concentro solo en él.

—Tenemos que dejar de involucrar a la policía cada vez que estemos juntos, ¿no lo crees? —Y dice y ríe con cansancio.

— ¿Lo dices en serio? —Respondo y lo miro.

Ezra niega.

—No, pero tenemos que considerar la idea —él sonríe y me da un corto beso en los labios.

Lo vuelvo a abrazar, apoyo mi cabeza en su pecho y miro a mi mellizo quien habla con una mujer policía, este al notarme, me sonríe y afirma. Hicimos algo bien después de todo.

Ezra toma mi mano y ambos salimos del departamento, ya he dado mi declaración como mínimo tres veces, así que creo que con eso es suficiente. Me siento en el pasillo, y Ezra también lo hace.

—Es una locura —dice Ezra.

—Dime algo que no sepa —respondo y me río.

Tomo su mano y la acaricio con mi pulgar.

—Gracias por esperarnos.

Ezra me sonríe.

—Hubiera cometido alguna estupidez si hubiera entrado solo, tenías razón —él me mira y apoyo mi cabeza en su hombro—. Siempre la tienes.

Niego.

—No, no es así, me equivoco la gran parte del tiempo... y por mis errores siempre lastimo a alguien.

—Puede ser, pero confías en tu instinto. Impediste que hiciera algo realmente peligroso, si iba solo, tal vez iba a pelear con Lynch por mi cuenta... y quien sabe como hubiera terminado. Eres increíble, Evanna.

Cierro los ojos.

—Si tú lo dices —le doy un beso en los labios.

—Te quiero demasiado, Evanna Parkinson-Marshall —dice Ezra al momento en que me separo de él, abro los ojos ante la sorpresa y veo su rostro, esta relajado, mantiene los ojos cerrados y sonríe.

Otra Tutela © [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora