Capítulo XVII

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NATE 

Evanna fue clara cuando me dijo que debía vigilar tanto a Miley como a Lynch en la escuela y evitar a toda costa que salieran del edificio.

Cuando los veo hablar en el pasillo, intento no mirarlos demasiado, no quiero que sospechen de mí, y mucho menos que averigüen antes de tiempo lo que están haciendo mis hermanos y hermana en el departamento de Lynch.

Tuve que prometer que no los llamaría por nada en el mundo, solo un mensaje, solo eso.

Esa era nuestra señal, un tonto emoji de nube, que por alguna rara razón Evanna eligió para mí.

A decir verdad, me hubiera gustado ir con ellos, quería arruinar la ropa de Lynch como él arruinó la mía pero no se puede tener todo en esta vida.

Suspiro cansado.

El trabajo de espía nunca se me dio bien, pero si la pequeña estrella fugaz confía en mí para esto, quiero hacerlo bien.

Lynch y Miley están hablando –casi discutiendo- frente al casillero del primero. Alzo las cejas.

Hay problemas en el paraíso.

Y muy grandes al parecer.

Cuando Evanna y Chad comenzaron a hablar sobre lo extraña y retorcida que es la relación entre Lynch y Webber, llamó mi atención. Es verdad que hasta el día de hoy las relaciones toxicas han ido en aumento, pero hay algo más extraño entre ellos dos. Aparentemente hay una relación de dominio y poder.

Los he estado observando desde que los mellizos desastres nos informaron sobre eso, y aunque yo hubiera estado en la cocina, pude escuchar cada palabra que decían mis hermanos.

Frunzo el ceño cuando veo a Miley abrazándose así misma, pasa frente a mí, miro a Lynch y este solo rueda los ojos y da media vuelta para irse en dirección contraria a la de ella.

Bien, este tipo sí que es un imbécil.

Comienzo a seguir a Miley Webber, tiene intenciones de entrar al baño de chicas, pero antes de que lo haga, la detengo, tomo de su brazo y cuando la doy vuelta, ella me mira sorprendida.

—Llegas a decirme "Georg" me ofenderé. Soy Nate —aclaro, ella frunce el ceño y hace un movimiento brusco para que la suelte.

—Sé que eres Nate. La diferencia es clara —dice y pasa las palmas de sus manos por el rostro, secándose las lágrimas—, ¿qué quieres ahora?

Alzo las cejas, me cruzo de brazos y cuando un par de chicas quiere acercarse a nosotros, solo me basta mirarlas para que se alejen. Esto tiene que ser una conversación privada, sea lo que le esté pasando a esta chica debe quedar en secreto.

— ¿Por qué discutían tú y tu supuesto novio? —Inquiero directamente, la sorpresa nunca abandona su rostro.

—Eso... eso no tendría que importarte —responde tajante— ¿Qué? ¿Acaso te gusta?

Trago en seco.

Siento el calor posarse directamente en mi rostro.

—Por supuesto que no —respondo intentando sonar lo más normal que puedo—. No tengo tan mal gusto —confieso, esta vez es Miley quien alza las cejas.

Okey. La cagué.

La cagué.

La cagué

La cagué.

La cagué.

La cagué.

La cagué bien cagada.

Otra Tutela © [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora