Capítulo VI

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Observo la cajita blanca que Lynch ha dejado arriba de mi cuaderno, no me fío de él.

Puede ser cualquier cosa, puede haber una serpiente venenosa ahí dentro o algo que provoque mi muerte inmediata o no sé.

¿Qué tal si la abro y la serpiente me ataca? ¿Y sí hay una bomba? ¡Por Dios, tengo que dejar de ser tan exagerada!

Abro la caja, y mis labios formaron una O gigante. Hay una esfera de cristal con nieve artificial dentro, con una bailarina haciendo una delicada pose, agito un poco la esfera y ésta comienza a hacer que la nieve artificial se moviera hacia todos lados, la bailarina queda en su lugar, es algo realmente hermoso.

Estas esferas son de mis favoritas...

Frunzo el ceño a la esfera de cristal que está ante mis ojos.

¿Qué está planeando Lynch? Esto no me huele para nada bien.

Observo a mí alrededor, nadie parece percatarse de esto. Hay personas charlando animadamente cerca de mí, y otras que están apoyados en sus autos mandando mensajes.

Lanzo la esfera de cristal al suelo, causando la atención de todos, incluso de Lynch, la esfera se ha roto en miles de pedazos, me cruzo de brazos y comienzo a subir las escaleras de la escuela. No me interesa su estúpido regalo, eso no arregla nada de lo que ha roto en mi casa o los insultos que le ha dicho a mi familia, las palabras son eternas y con nada se pueden esfumar. Los daños materiales que ha hecho se pueden pagar con dinero, sí, pero él no tenía ni idea de que le teníamos un gran apego sentimental a ciertas cosas.

No es más que un chico superficial.

Se me hace raro no entrar con mis hermanos, algunas personas me miran, les devuelvo la mirada, estas la apartan enseguida, es como si no soportaran mirarme a los ojos.

Intercambio mis libros de la primera hora y entro al salón, me siento en mi asiento habitual, nada fuera de lo normal, hasta el momento.

Todos comienzan a entrar y a ubicarse donde corresponde cuando el profesor entra.

Lynch no está, mejor para mí, no quiero tener que volver a lidiar con ese rubio de raíces negras.

Si cree que no note su mal tinte, está equivocado.

Me acomodo en el asiento e intento concentrarme en la clase.

La puerta se abre, entra Lynch para mi mala suerte, junto con una chica de cabellera rubia y sonrisa perfecta que jamás he visto en la escuela o por lo menos, no en la ciudad.

— ¿Señor Lynch, a qué se debe este retraso? —Cuestiona el profesor interrumpiendo la clase.

Lynch sonríe y mira a la chica.

Intento contener la risa, he entendido mal la pregunta del profesor.

—Bueno, le estoy enseñando a Miley la escuela, es nueva.

—Pero usted también es nuevo —replica el profesor sacándose los lentes.

—Ya me recorrí cada centímetro de este lugar —admite el rubio— es como si hubiera estado aquí más de lo que debería.

—Ahhhh, de acuerdo toma asiento nueva, a nadie le va a interesar cómo te llamas o cuáles son tus pasatiempos favoritos, así que te ahorraré la humillante presentación —ordena el profesor, retomando su lectura e ignorando a la chica.

—Gracias —responde la chica, pero aun así se queda parada frente a la clase.

Arrugo las cejas, ¿el profesor habló en alguna lengua muerta o qué?

Otra Tutela © [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora