Otra Tutela © [01]

Capítulo XXVII

Disfruten la primera parte (1/2) del maratón <3 

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Ezra y yo habíamos decidido pasar un día entero juntos. No sonaba tan mal cuando lo hablamos por celular.

Tiro mi mochila por la ventana de la escuela y luego saco mi cuerpo por ella. Por suerte le había pedido la llave del salón abandonado a Nate, sino, estaría en graves problemas.

Le pedí a Chad que me cubriera con los demás, ya que Alex ha estado como loco diciéndome que no me separe de ellos por nada en el mundo.

Ezra me espera debajo de un árbol. Al verme sonríe.

—Creí que te habían atrapado.

— ¿A mí? ¿En serio? —Digo con un tono arrogante y juguetón, una vez que estoy cerca de él, lo beso—. Creí que tendrías clases en tu nueva escuela —Le recuerdo y elevo las cejas, a lo que él cierra los ojos y maldice por lo bajo.

— ¿Me crees si te digo que me olvidé que tenía que ir?

Me río.

—Solo a ti, Ezra Craft te pasa esto —tomo su rostro entre mis manos y deposito un rápido beso en sus labios.

Él me sonríe.

—Puede ser —responde—. Pero estoy feliz de estar aquí.

Sus palabras hacen que sonría.

Me hace bien pasar tiempo con él.

Hace que me olvide de todos los problemas que tengo o al menos... verlos desde otra perspectiva. Él sabe sobre Kira, y también lo de Georg...

—Ezra —digo entrando en pánico, no le he dicho que Miley me ha besado, él me mira alarmado—. Miley Webber me ha besado esta mañana.

Su cara da risa.

Poco a poco una sonrisa se va formando en él, me sonríe de manera coqueta.

— ¿Te ha gustado? —Pregunta elevando las cejas.

Suspiro relajada.

—No lo a admitir, pero tampoco lo voy a negar —respondo casi de inmediato solo para fastidiarlo.

Ezra se ríe y me acerca a él.

—Y también besó a Chad —confieso, a lo que Ezra eleva aún más las cejas—. Aparentemente no quería perder el tiempo.

Ezra silva como si Miley hubiera hecho la cosa más grandiosa del mundo, besar a dos Parkinson-Marshall en menos de una hora.

—Vamos —dice Ezra luego de un rato, toma mi mano y ambos vamos caminando hacia su departamento.

Nunca había hecho esto.

Nunca había caminado de la mano con alguien. Tuve novios, sí, pero odiaba cuando ellos querían que hiciera cursilerías como salir de la mano o besarnos en medio de la vía pública... con Ezra es diferente.

Él no me obliga nada, todo lo que hago con él es genuino y no hay gotas de falsedad. Eso es hermoso.

— ¿En qué piensas? —Le pregunto a Ezra antes de cruzar la calle.

Él me mira y sonríe. La luz de sol le pega de frente, haciendo que achine los ojos aún más.

—En que todo esto parece un sueño del cual no quiero despertar —responde Ezra luego de unos minutos—. Es decir... tú y yo parecía algo... imposible.