La sangre sobre una alfombra de aspecto caro dejaba manchas que no se quitaban
Las fiestas eran una necesidad para las personas de clase alta.
Casi una necesidad igual que el mismo oxígeno. No tenías dinero ni poder sino lo demostrabas con fiestas elegantes y comidas ridículamente caras.
No tenías dinero ni poder sino lo presumías.
La mansión en la que esta fiesta se realizaría era enorme, fácilmente podía ser del tamaño de dos estadios de futbol juntos. Se alzaba en el medio de un extenso campo tan verde acompañado de flores de colores regadas alrededor. La mansión en si era alta, de color hueso, resaltándose ante la noche. Destacaba ante la blanca luna del mes de septiembre. Parecía el día perfecto, todo perfectamente listo para realizar una fiesta de sociedad.
Casi como si los políticos hubiesen pagado al cielo y al clima para que se inclinase a su favor. La noche era extrañamente perfecta. La brisa algo fresca pero ligera. Salí de mi auto observando todo con curiosidad. Todo esto era nuevo para mí, miré mi vestido color vino y de repente no estaba del todo segura si era suficiente.
Aquel lugar rebosaba de elegancia y dinero en todas partes. Yo, sin embargo, sólo era una chica de veinticuatro años intentando demostrar que podía entrar en este mundo.
Un mundo al que no pertenecía.
Me acomodé los rizos oscuros que tanto tardé en terminar sobre mis hombros. Me di una rápida mirada al espejo y me enderecé. Si quería entrar en este mundo, si quería demostrar mi talento, tenía que verme segura. Vi como a mi alrededor se amontonaban las personas, luchando por llegar a la entrada primero. Saqué el pequeño pase de plástico que avalaba que tenía permiso de estar allí. Era una de las pocas periodistas que habían conseguido el pase para aquella fiesta.
En Baxterdam, todo era llevado con extremo cuidado. Desde lo que decía el presidente al público hasta las mismas noticias que se filtraban en los medios de comunicación. Nada era lanzado al azar y si hacían una clase de evento como éste, procuraban escoger a los periodistas más confiables. Yo competí contra miles de periodistas del país para lograr conseguir este pase, un pase que significaba abrir la puerta a un sin fin de oportunidades.
Era joven y aún no tenía tanta experiencia, sin embargo, si lograba sacar una historia reluciente de esta fiesta entonces podría labrar mi camino hacia el éxito. El sólo hecho de estar aquí era ya un logro. Entregué mi pase en la entrada de la mansión, fui revisada como parte del protocolo habitual de seguridad y pude ingresar.
El lugar era enorme, con pisos de mármol tan blanco y reluciente que casi podías ver tu reflejo en ellos. Los techos eran altos y de color beige, candelabros adornando como grandes soles. Iluminando todo detalle de elegante, desde las mesas decoradas con flores y las luces que adornaban cada esquina.
En el primer piso se rodeaba de un recibidor elegante que desencadenaba en dos pasillos con balcón que daban vista hacia el salón que estaba abajo.Para llegar al gran salón había unas escaleras en el centro con una alfombra dorada que bajaba por ellas.
Políticos y sus esposas iban vestidos con marcas de diseñador y su mejor accesorio era esa sonrisa arrogante, que presumía estar en un evento tan importante. Bajé las escaleras con cuidado y obtuve unas cuantas miradas. Observé el número de mesas y me dirigí a la mía. Por su puesto que todos los periodistas estábamos en una misma mesa.
Me senté y noté que era la última en ocupar el lugar de los ocho que había en la mesa. Cada uno de ellos llevan consigo una libreta apuntando detalles, como si hubiera algo interesante que escribir en este momento. Noté unas miradas frías de algunos, una cara que reconocí me sonrió.
ESTÁS LEYENDO
Peligrosa Ambición | COMPLETA
Mystery / ThrillerCuando Andrea Haspel: la primera dama de Baxterdam, es asesinada la noche de su ascenso a la política, todo es un caos. Isobel White, una periodista demasiado brillante para su edad, está en el lugar de los hechos para documentarlo todo. ¿Quién fue...