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La perfecta actriz se vio envuelta en su propia red de secretos y mentiras, cayendo en su propia trampa

Él las recogió y frunció el ceño. Su mirada cayó en mi de nuevo.

—¿De dónde...de dónde...?

Me quedé muda. No encontré mentiras para decir.

—¿Qué esto Isobel? ¿Qué haces con las cartas de mi madre y Cole?

—Yo...

Había un brillo en sus ojos café que me impidió decir más. Era un brillo diferente y cuando me tomó de los hombros con fuerza me quedé estupefacta. ¿Las cartas de su madre y Cole?

¿Por qué no parecía sorprendido? ¿Por qué hablaba de aquellas cartas como si ya conociera de su existencia? Ni siquiera decir el nombre de Cole y que al parecer estaba vivo parecía sorprenderle, de lo único que parecía sorprendido era de mi encontrando esas cartas. No había leído nada de ellas y al parecer ya sabía de su contenido.

Me eché hacia atrás hasta pegar con pared y hablé:

—Austin ¿Dónde estuviste al momento del apagón en la fiesta de tu madre?

Él me dio de nueva esa mirada extraña. El brillo de locura me dije yo.

—¿De qué estás hablando? Acabo de encontrarte husmeando en el cuarto de mi madre y...

—Solo responde la pregunta.

A este punto ya debía de imaginarse lo auguraba su respuesta. Pero igual lo hizo.

—Estaba donde todos, en una de las mesas principales.

Recordaba con perfección como lo había conocido. En el balcón dando vueltas, tambaleándose mientras un recuerdo se desbloqueaba. Él limpiando su zapato contra el concreto del balcón. Justo como la había hecho hace un rato limpiándose el lodo. ¿Qué se limpiaba del zapato aquella noche que lo encontré?

No había una respuesta incorrecta.

Sangre.

La sangre de su madre.

Aquella gran mentira solo delataba el hecho de que no se acordaba de que me conoció minutos después de haberla asesinado. Nunca estuvo en las mesas. Se había escabullido de alguna forma al balcón sin que lo vieran.

Cuando me hice hacia un lado para alejarme él se acercó más. Me quedé paralizada por el miedo.

—Oh claro, esa era una pregunta trampa ¿no es así?

Sentí mi corazón latir con fuerza. Estaba frente al asesino de Andrea Haspel. Mi mente recordando las palabras de Cole: ya estás a una pista de lograrlo.

Por supuesto, él ya sabía. Sabía que eventualmente descubriría esta cabaña. Y también tenía la certeza de que Austin había sido. La pregunta estaba ¿Si él lo sabía porque no dijo nada?

Probablemente por miedo. Austin debía estar esperando el momento perfecto para inculpar a alguien.

—Tu lo hiciste —dije encontrando mi voz a través de mi propio miedo. Austin me dio una sonrisa perversa.

—Me preguntaba cuanto tardarías en descubrirlo. Desde que te conocí, sabía que había algo especial en ti.

No entendía nada, absolutamente nada. Solo sabía que tenía que largarme de ahí lo más pronto posible. ¿Cómo haría eso? Austin debía ver mi miedo porque me sostuvo la muñeca y me llevó a una habitación. La suya.

Cerró la puerta tras si y supe que estaba perdida. Cualquier oportunidad de huir destruida. Nunca debí hacer esto. Ahora mi gran historia que empezó con una muerte acabaría con la mía. Vaya ironía.

Peligrosa Ambición | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora