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La clave está en saber mover los hilos de las personas correctas.

A pesar de que podían ser pistas, el reloj y la falta de collar en el cuello de Andrea el día de su muerte no me llevaban a ningún lugar. Era como un callejón sin salida. El reloj en realidad estaba casi descartado por lo difícil que era saber de quién podía ser. Servía quizá como pista pero no era algo sólido. Y en cuanto al collar desaparecido, dudaba mucho que el asesino lo tomara como robo. Debía ser por otra razón pero ¿de qué me servía eso? El asesino podía deshacerse del collar para evitar ser atrapado.

La única perspectiva na que vino a mi mente ante todo fue Roger Hakins. Sus comentarios despectivos y la envidia desbordando de su tono aquella noche

Él era la única persona que me interesaba entrevistar. Era el único que tenía algo que perder cuando Andrea obtuviera el puesto y por lo tanto, era el único que podía presentar motivos para asesinarla. Por lo que sabía hasta ahora. Mi objetivo era atacarlo con estas preguntas y observar su reacción. Sabía que ocultaba algo pero no sabía qué.

El único problema que se me presentaba era que si yo hacía las preguntas directamente se vería sospechoso. Estas preguntas eran filosas y con el mero objetivo de hacer sangrar, de sacar la información. Eran polémicas, pero si yo las hacía, la gente me miraría a mí. Las personas tendrían más cuidado a mi alrededor y sería más difícil hacer mi trabajo. Así que mi mente viajó a una persona que podría hacerlas, sólo por el simple hecho de competir y molestarme.

Jordan Steele.

Si lograba hacer que él hiciera las preguntas, que pusiera nervioso a Roger, entonces yo podría atacar por fuera y tratar de sonsacarle información. Estaba sentada en la oficina escribiendo con fuerza sobre mi libreta, Jordan que normalmente se sentaba a mi lado tecleaba con furia su portátil. Seguramente trabajando también en sus preguntas. Intenté llamar su atención así que arranqué unas cuantas hojas dramáticamente de mi libreta y maldije por lo bajo. Lo conocía bastante bien como para saber que voltearía a verme. El sonido de sus dedos contra el teclado cesó y se giró a verme. Las comisuras de sus labios estaban a punto de alzarse.

—¿Nerviosa? —inquirió viendo divertido la papelera donde lancé la hoja arrugada. Suspiré con un gesto exagerado de frustración. Luego intenté acomodarme, como si intentara fingir mis nervios ante él.

—¿Ya tienes tus preguntas?

Él se rio e inclinó su cabeza.

—La perfecta Isobel White ¿no tiene preparadas sus preguntas?

Rodé mis ojos. Y le di una sonrisa fingida.

—Claro que sí.

Jordan miró mi libreta y de nuevo me miró a mi. Su expresión me decía que no me creía.

—¿Ah si? Entonces dime ¿a quién vas a entrevistar?

Junté mis cejas. Justo la pregunta que esperaba.

—¿A quién vas a entrevistar tú?

Alzó un ceja. Sabía que si me hacía la misteriosa con él intentaría averiguar a quien quería entrevistar. Su estúpido deseo por competir conmigo era más grande que su inteligencia.

—¿Intentando averiguar para tomarte el crédito por ello?

Me incliné para verlo más de cerca. Sus ojos hundidos y oscuros parecieron caer en el espacio de mi escote. Asqueroso. Pero su mirada regresó a la mía. Hablé con una voz dulce y cantarina.

—Quisieras. Dudo que tu entrevista me sorprenda, nunca te arriesgas.

Y ahí estaba mi golpe. Lancé el reto al aire como si fuera un juego. Si me burlaba de él y su trabajo, le enfurecería tanto que intentaría demostrarme lo contrario. Las preguntas que había hecho para Roger estaban anotadas en la libreta. Le di una sonrisa burlona mientras me levantaba y veía como juntaba sus cejas molesto.

Peligrosa Ambición | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora