Epílogo

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4 años después...

¿La venganza era dulce o amarga?

Como ya te has de imaginar, mi historia no concluyó con un final feliz. Había descubierto al asesino, había unido todas las pistas para lograr un solo objetivo: derrocar a los Haspel. Indirectamente, lo había logrado.

Austin no tardó en mostrar sus verdaderas intenciones a Baxterdam, él quería todo el poder y lo obtuvo. En algún momento me había dicho que no éramos tan diferentes y para ser honesta sus palabras habían sido certeras . El hambre de poder y venganza era un combinación casi tan peligrosa como cualquier veneno, fácil y directo al corazón, sin previo aviso.

Ambos habíamos caídos en sus garras pero a mí fue a la que hundió más.

Durante todo este tiempo fui una prisionera. Austin nunca necesitó de cadenas alrededor de mis muñecas solo bastaba con toda el poder que tenía de chasquear los dedos y hacerme desaparecer, así que no me quedó de otra que seguir su juego. Un juego que terminó por convertirme irónicamente en la primera dama de Baxterdam.

Muchos paralelismos.

Después de deshacerse de su padre falso, Austin labró su camino hacia la presidencia con nada más que un elemento: la manipulación. Se convirtió en el mártir del país, en el joven huérfano que ahora cargaba con un legado más grande que él.

O al menos así lo hizo ver él.

Así que no era una sorpresa que todo el mundo le creyera, yo en su momento lo hice. Ahora me encontraba encadenada a él, con un objeto ostentoso de 15 quilates: un anillo de oro. Un objeto tan pequeño en mi delgado dedo indice se convirtió en el símbolo que me tenía aprisionada. Vivía en mansiones y casas demasiado hermosas para ser reales, sin embargo, no dejaba de ser una prisión.

No importaba cuan cara, bonita y ostentosa fuera una jaula, seguía teniendo el mismo propósito: privarte de tu libertad.

Por alguna razón, Austin me eligió como su títere favorito. Al principio, quise negarme, lo hice, pero el mismo se encargó de recordarme toda mi jugada en el descubrimiento del asesinato de su madre y mi pasado. Si yo arremetía en su contra, sería el enemigo público y todo mi esfuerzo en mi carrera se iría abajo.  En cambio, si aceptaba casarme con él tenía un sin fin de oportunidades, entre ellas la de publicar la historia de Andrea y su padre.

Mi deber ahora era sonreír a las cámaras y pretender que Austin Haspel era todo lo que quise en esta vida, cuando la realidad era que tenía deseos homicidas cada que lo veía dormir. Me convirtió en la maldita versión renovada de Andrea Haspel y no podía odiarle más por ello.

¿Por qué no lo maté mientras dormía?

Esa idea me rondó por la cabeza muchas veces, sin embargo estaba consciente de las consecuencias. Austin no era estúpido, incluso se encargó de decírmelo una de esas noches que me quedaba viéndolo mientras dormía. Repentinamente soltó en medio de la habitación oscura:

—Sé lo que quieres hacer —comentó con los ojos aun cerrados en un estado de completa relajación, como si yo apenas fuera una amenaza para él, me mantuve del otro lado apretando mis manos en puños —y si alguna vez lo intentas, no te olvides que tengo gente alrededor que sabe mis secretos y, por lo tanto, los tuyos. Incluso muerto tendría el poder de destruirte.

Sus palabras se me grabaron en el cerebro una tras otra, y lo odié más. Había convertido toda mi venganza en un juego a su favor. Yo nunca gané realmente, aunque hubiese matado al asesino de mi familia. Pasaron los meses y después los años hasta que finalmente perfeccioné la idea de acabar con la dinastía Haspel. Seguí el juego con más entusiasmo que nunca y busqué ganarme el cariño de la gente de Baxterdam.

Peligrosa Ambición | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora