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El falso consuelo a cambio de una verdad.

Había personas diferentes tipos de personas en el mundo; las personas que vivían dentro de un círculo perfecto, que no arriesgaban nada y preferían quedarse a mirar como su mundo a su alrededor ardía. Y luego, había personas que estaban fuera de ese círculo, personas que buscaban lo inexplicable y que estaban dispuestas a arriesgar todo con tal de obtener la plenitud de sus vidas. A mi me gustaba pensar que era de las personas que se encontraba fuera de ese círculo, porque, sin duda sabía que estaba dispuesta a arriesgar lo que fuera con tal de obtener mis objetivos. 

El mundo bien se podía estar quemando por mi culpa y aun así, yo caminaría entre las llamas.

Luego del desastre con la conferencia de prensa me levanté tan silenciosa y cautelosa como un felino en busca de su siguiente presa: Roger Hakins. Salí de la sala siguiendo el apresurado y nervioso paso del hombre. Se detuvo en un pasillo mientras respiraba con agitación, las personas que lo habían seguido se debieron haber perdido en el camino porque estaba completamente solo. Solo y vulnerable para obtener información.

No debía ser fácil ser acusado cruelmente de un asesinato. Me acerqué sigilosa y hablé:

—Señor Hakins ¿se encuentra bien? —dije en un tono afable, mi voz más suave de lo usual. La voz que usaba para persuadir.

Roger se quedó con los hombros tensos y se giró a verme. Sus cansado ojos apenas me prestaron atención. Supuse que ni siquiera me recordaba de aquella noche.

—Estoy bien —respondió asintiendo con la cabeza como si intentase convencerse así mismo.

—Lamento lo que pasó allá, fue tan injusto...

—Nunca....nunca haría algo así no entiendo como...—su voz se quebró nerviosa mirando a otro lado. Evitando mis ojos.

—Entiendo, es sólo que a aquel periodista le pareció fácil suponer digo...después de todo...si que es cierto que usted ganaba algo con la muerte de Andrea.

Mi comentario era filoso y listo para llegar a la yugular. Si quería sacarlo de sus casillas éste era el momento. Los ojos del hombre se alzaron furiosos ante mí

—¡Yo no la maté! ¡yo nunca haría tal cosa! ¡y a ella... a ella nunca... —replicó mientras su voz se iba desvaneciendo. Pasó una mano por su cabello y me miró —Andrea... la primera dama tenía muchos secretos.

Mi oído se agudizó y me acerqué más con interés. Roger parecía querer decir más pero se retenía.

—Entiendo, pero no tiene de qué preocuparse. Nunca pensaría en usted como un culpable. —comenté intentando sonar lo más sincera posible. Necesitaba que confiara en mí.

—Yo... no tengo cuartada durante las horas del asesinato porque si que la vi antes —tragó saliva mirando al piso, sus cejas cayeron con tristeza —yo nunca imaginé que sería....

—Que sería la última vez que la iba a ver —terminé por él — ¿qué fue lo que pasó?

Roger suspiró pesadamente como si le doliera recordar la escena.

—Simplemente quería felicitarla, yo... la vi en aquella suite pero no pareció feliz de verme. Sólo se limitó a correrme de allí, parecía nerviosa.

Me quedé observando sus expresiones. Noté que sus pupilas se dirigían hacia el lado derecho, acción que sucedía cuando alguien estaba intentando recordar algo. Si estuviera mintiendo, sus pupilas estarían dirigidas hacia el otro lado. Él estaba diciendo la verdad.

Peligrosa Ambición | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora