Dispuesto-willing

Capitulo 2

No va bien

"Hola, Harry", dijo Albus entrando a la habitación, sus túnicas multicolores se arremolinaban mientras cerraba la puerta con fuerza.

Harry ignoró resueltamente al anciano; sabía que el viejo tonto había sido el que lo puso en casa de los Dursley. Odiaba a Dumbledore más de lo que odiaba a los otros dos, y eso no iba a cambiar.

"¿Tienes alguna pertenencia que te gustaría traer aquí?" Preguntó Dumbledore, aparentemente sin molestarse por el silencio oprensivo.

Aun así, Harry seguía mirando al techo como si fuera la cosa más fascinante que había visto en su vida.

"¿Dónde dormiste? ¿Te recibió alguien?" Dumbledore continuó con sus preguntas.

"Vete a la mierda, viejo loco", maldijo Harry violentamente. "Te reto a que me muestres magia, y te mataré".

"No hay necesidad de ese idioma en mi escuela, Sr. Potter," reprendió Dumbledore, su magia estallando a su alrededor. Se suponía que era una advertencia para Harry, para intimidarlo, pero Harry estaba más allá de la preocupación.

"Joder, echadme, mira si me importa" escupió Harry, mirándolo antes de volver a mirar al techo. No le tenía miedo al viejo tonto, había conocido a un mago mucho más fuerte que él ... a quien echaba de menos y había tenido que abandonar debido al viejo tonto que tenía delante. Dios, lo extrañaba, más de lo que nunca había echado de menos a nadie.

"Cambiarás tu idioma, muchacho", dijo Albus. "Tal vez debería dejar que aceptes esto. Te quedarás aquí y aprenderás magia". Su voz era ordenada, pero Harry no pestañeó.

Harry solo se burló; el viejo tonto obviamente estaba engañado. Él los había superado; él era bueno en eso Tarde o temprano llegaría a sus gruesos cráneos.

"Hay un malvado mago llamado Voldemort que te persigue, asesinó a tus padres e intentó asesinarte. Falló debido al amor de tu madre, un amor tan fuerte que se creó un escudo gracias a él. Si no aprendes lo que necesitas , eventualmente te encontrará y te matará. Piensa en eso, mi muchacho " dijo Dumbledore antes de salir de la habitación.

Harry gruñó ferozmente; le dio a los voluntarios la forma en que Dumbledore lo llamaba su muchacho. No era de nadie, al menos sin su consentimiento, y estaba seguro de que Dumbledore no lo tenía. Hizo una mueca, mirando fijamente la comida; Deseaba desesperadamente comer algo. Lamentablemente no confiaba en ellos para no haber puesto algo en él. En vez de eso, lo puso en la papelera, así que nada lo tentó más tarde. Estaba acostumbrado a tener hambre; desafortunadamente no pudo forzarse a poner la manzana en el cubo. Poniendo los ojos en blanco, lo puso debajo de la cama, fuera de la vista. Si se desesperaba lo suficiente, al menos probaría la manzana. Más tarde, sin embargo, mucho más tarde.

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Casi todos los miembros de la Orden ingresaron en la oficina del Director. Esto era bastante inusual, ya que normalmente se encontraban en la cocina de la casa de Sirius en Grimmauld Place. La cocina era lo suficientemente espaciosa como para permitirles sentarse cómodamente, por lo que en realidad sentían algo de curiosidad por lo que les llevaba a Hogwarts hoy. Sin embargo, la oficina del Director pareció expandirse debido a la repentina afluencia de personas que estaban allí. Estaban rodilla con rodilla sentados en sillas, en una especie de círculo extraño, para poder verse el uno al otro. Una mesa redonda estaba en el centro del círculo, llena de café, té, jugo de calabaza y una variedad de galletas, dulces y pasteles. Sin embargo, nada de eso estaba siendo tocado; estaban sentados allí pensativamente. A juzgar por la apariencia de Albus, Remus y Sirius, no fue una buena noticia.