Dispuesto-willing

Capitulo 26

Asfixia

Por primera vez en la vida de Severus Snape, comenzó a ver lo que Fred, George e incluso los Merodeadores sintieron cuando estaban haciendo una broma. La mayor sensación de anticipación, el deseo de que el tiempo pasara más rápido para que sucediera más rápido ... Severus nunca antes había sentido así en su vida. Tuvo la necesidad de moverse en su asiento, muy impropio de él; Era un hombre de infinita paciencia y decoro. O eso había pensado a lo largo de los años. Luego, por el rabillo del ojo, vio una túnica de color magenta; Dumbledore había hecho una aparición. Tan alegre como siempre, se sentó y Severus sintió una oleada de euforia bailando sobre su cuerpo.

"¡Buenos días!" Dumbledore sonrió, sonriéndoles a todos; había bebido una poción de pimienta antes de bajar. Pasar tantas horas despierto, buscando en todos los rincones de Hogwarts no estaba ayudando a su estado de ánimo. Teniendo en cuenta que era una escuela mágica y las puertas se les aparecían a quienes los necesitaban ... antes de volver a desaparecer, sería casi imposible encontrar a alguien que no quisiera ser encontrado. También estaba el hecho de que a las escaleras les gustaba llevarte en paseos salvajes y, contrariamente a la creencia popular, incluso él no podía controlar Hogwarts. Sentado en su lugar, esperó a que llegara la comida, que nunca pasó más de tres minutos después de su aparición.

Minerva miró a Severus, asintiendo con la cabeza, en silencio, haciéndole saber que había estado en el Ministerio. Sin embargo, ella vio una expresión en su rostro, un cruce entre un gato que había atrapado un canario y alguien que estaba esperando para ver si acababa de ganar la lotería. Se veía tan satisfecho y orgulloso ... ¿Qué estaba tramando? Harry realmente estaba sacando lo mejor de Severus. Ella nunca lo había visto tan lleno de vida antes, y honestamente fue bendecida por ser una de las pocas que sabía la verdad. Ella no estaba segura de que él la hubiera visto asintiendo.

Albus con gratitud se sirvió un café; La poción de pimienta solo hizo mucho. Tomando un sorbo, lo escupió de una manera indigna, y se atragantó con el sabor ahora en su paladar. Sabía a orina de mosquitos, y no estaba nada contento con los elfos domésticos.

"Albus!"exclamo Minerval, haciendo una mueca de disgusto ante tan malos modales, especialmente frente a los niños. Ella automáticamente comenzó a limpiar el desorden que había hecho, sacudiendo la cabeza con irritación que sin saberlo, enfureció inmensamente a Albus.

Albus se sacudió, decidiendo tomar un café en su oficina donde estaba tranquilo, sin que los estudiantes lo miraran boquiabiertos. Llenó su plato, jurando hablar con los elfos de la casa inmediatamente después. Cavando en sus huevos revueltos, una vez más lo escupió; Sabía absolutamente repugnante. Ni siquiera le importaban los estudiantes sentados a su alrededor cotilleando.

"Parece que he sido víctima de una broma, Minerva", dijo Albus, no impresionado en lo más mínimo, "Si lo harías, por favor reviertelo".

Frunció los labios y murmuró: "¡ Finita, Incantatem! ", Antes de guardar su varita. Ahora, ella sabía que esto no podría haber sido idea de Severus, él era más vengativo que eso. Él preferiría usar pociones en lugar de hechizos, especialmente los débiles que ella o cualquier hechicero o bruja podrían deshacer.

"Gracias, querida", dijo Albus. Minerva no respondió, lamentablemente todavía no le hablaba. Ella no aprobaba los esfuerzos que había hecho para mantener a Harry a salvo. Todos los demás entendieron, él no sabía por qué ella simplemente no se unía a ellos y hacía que todo fuera menos melodramático. Si solo supiera cómo se sentía la mayor parte de su Orden acerca de sus ... acciones, podría haberlo repensado.

Albus tomó otro bocado tentativo de su comida, solo para asegurarse de que el hechizo había desaparecido ... solo para encontrar que el hechizo no había sido negado en absoluto. Sacando su servilleta, escupió la comida en eso, disgustado. No había manera en este mundo de haber comido eso; Cada vez que comía algo, sabía algo igualmente repugnante. Su mente daba vueltas, ¿por qué no había funcionado el hechizo de Minerva?