Dispuesto-willing

Capitulo 41

Disensiones en las filas

El ojo mágico de Moody había visto al chico subir las escaleras, y luego pararse en la puerta, obviamente estaba en conflicto por entrar o no. No estaba sorprendido como todos los demás estaban al escuchar las palabras de Minerva. Estaba determinado a darle tanto a Potter, aunque parecía que una sola brisa lo derribaría. Dado que había pasado su vida afuera en la calle, era de esperarse; a menudo no sentía simpatía por los demás. Después de todas las peleas que había tenido, y de todas las cosas que le habían sucedido, te las han eliminado. Había perdido su ojo, una pierna, y había estado en más rasguños de los que quería recordar. Sin embargo, todos aquí y en el mundo mágico le debían la vida a ese niño. Sin él, Moody no se hacía ilusiones de que hubieran ganado. En esta sala, nadie se hacía ilusiones de que podrían haber derrotado a Voldemort. Había pasado mucho tiempo desde que había entrenado a alguien, y se preguntó brevemente si estaría entrenando al próximo heredero de Potter. El niño tendría que aprender; Potter estaba en el mundo mágico ahora. Moody lo vio volar sobre la mesa impresionado con su pantalla; él podría tener la ventaja sobre algunos magos antes de que se dieran cuenta de su juego. Hizo una mueca al ver el chasquido de la madera pulida; La víctima de Harry acababa de perder su varita. él podría tener la ventaja sobre algunos magos antes de que se dieran cuenta de su juego. Hizo una mueca al ver el chasquido de la madera pulida; La víctima de Harry acababa de perder su varita. él podría tener la ventaja sobre algunos magos antes de que se dieran cuenta de su juego. Hizo una mueca al ver el chasquido de la madera pulida; La víctima de Harry acababa de perder su varita.

Los ojos de Sirius se habían ensanchado al escuchar las noticias. Harry estaba aquí? ¿Volvería? Miró a su ahijado, haciendo una mueca ante la mirada en blanco en su rostro. Nunca se acostumbraría a ello; Todas sus esperanzas y sueños se habían ido. Nunca tendría la relación despreocupada que esperaba tener cuando finalmente encontrara a Harry. Este chico era una versión más joven de Snape, no había nada de James en él. Si no hubiera sabido que Lily odiaba a Snape cuando Harry fue concebido, él creería que en realidad era el hijo de Snivellus. Por supuesto, una parte de él se dio cuenta de que estaba siendo falso. Sirius voló de su silla cuando Harry se arrojó sobre la mesa y lo miró con los ojos muy abiertos. Lo habían amenazado, sí, pero nunca había visto a Harry golpear a nadie. Sirius había visto a Remus después de que el chico se había encendido, pero eso era todo. Sus manos se ahuecaron automáticamente en su virilidad cuando hizo una mueca de compasión por el mago. Ay; se preguntó qué habría hecho este idiota triste para ganar la ira de Harry.

Remus vio a Harry entrar a la oficina. Lo primero que atrajo a sus ojos fue, irónicamente, el collar verde y dorado alrededor de su cuello. Podía oler la magia en ella; desafortunadamente no pudo decir qué era qué, con tantas barreras en Hogwarts. Sus ojos ámbar se contrajeron, ya estaba muy familiarizado con los estados de ánimo de Harry. Impasivo en él era generalmente una indicación de irritación. Cuando los ojos verdes se estrecharon, Remus saltó de su silla justo a tiempo, derribando a Tonks y causando que cayera sobre su espalda. Escondiéndose detrás de Sirius, incapaz de ayudarse a sí mismo, el lobo en él aulló de disgusto ante las acciones de su homólogo humano. Los lobos eran criaturas orgullosas; Se enfrentarían a un enemigo y morirían en lugar de alejarse. Pero Remus hizo una mueca de simpatía, sabiendo muy bien que Harry podía golpear como el negocio de nadie. Remus ayudó a Tonks a sentirse culpable, pero no pudo escuchar nada que saliera de su boca. Luego se tapó las orejas con las manos, ocultando un gemido mientras sus tímpanos protestaban fuertemente ante el ruido en la habitación, que se hacía más fuerte con cada segundo que pasaba.

Luchando contra los idiotas que lo estaban encajonando, Severus enojado los empujó a un lado. Se echó a perder, preguntándose por qué todos parecían estar en este lado de la habitación. Tuvo la tentación de hechizar a la mayoría de ellos y terminar con eso. No ayudó que él no fuera el único que intentaba llegar al frente; Minerva también estaba. Sus gritos de "Estar a un lado" se perdieron en todos los gritos y gritos que hacían los demás. Como si sus gritos a Harry lo hicieran parar.