Dispuesto-willing

Capitulo 35

Cambios

Lucius caminó por los pasillos de Hogwarts, sin tener que ponerse sus máscaras normales, ya que estaba adormecido, sus ojos brillaban furiosamente, reaccionando a sus emociones. La idea de que el Señor Oscuro era una sangre sucia le revolvió el estómago; ¡Se había inclinado ante el mago oscuro, había hablado de él con reverencia! Esto no podría estar pasando; El Horcrux había sido casi demasiada información para que él la digiera, pero esto ... esta fue la gota que colmó la espalda del hipogrifo. Su mano se aferró a su bastón, sus nudillos se pusieron blancos. Se obligó a relajarse mientras se acercaba a su esposa e hijo. Tuvo que admitir que las acciones de su hijo lo habían aturdido; siempre había asumido que su hijo sabía cuánto los amaba a ambos. Él lo había jodido todo. Podía consolarse con el hecho de que su hijo no estaba marcado por la sangre sucia, si la afirmación de Potter era cierta. Alfarero.. . esa fue otra sorpresa casi se había desmayado cuando Severus había presentado al niño.

"Lucius, ¿qué estás haciendo?" Narcissa preguntó cuando su esposo finalmente apareció a la vista, decidido a descubrirlo aquí y ahora.

"Aquí no; vamos", dijo Lucius, agarrando la parte superior del brazo de su esposa para sacarla.

"No." Narcissa se negó a moverse, su postura gritaba hostilidad, mientras tiraba de su brazo hacia atrás.

"Déjala en paz", espetó Draco, todavía con el mismo humor que antes.

"Draco," gruñó Lucius en advertencia, agravándose extremadamente por la actitud de su hijo.

"No me iré hasta que obtenga respuestas, Lucius", declaró Narcissa. "He pasado por esto durante veinte años; bueno, no más". Desde que se casó con él, lo había seguido y lo habría seguido al infierno y de regreso; incluso había hecho la vista gorda a su infidelidad. Él sabía esto, por supuesto, Narcissa era una mujer fuerte, pero ella no estaba dispuesta a dejar que continuara. Estaba bien para él, en realidad podía hacer lo que quisiera, era ella quien había sido contratada con una cláusula de fidelidad.

"¿Por favor?" Lucius rogó, rezando para que ella estuviera de acuerdo y él podría sacarlos de Hogwarts. Estaba demasiado lleno aquí, demasiado ruidoso y con demasiados ojos que podían informar al Señor Oscuro dónde estaban.

"No", repitió Narcissa con firmeza. No habría más juegos, no más estancamiento.

"Tengo una casa de seguridad preparada para ti y para Draco; tengo todo aquí", hizo un gesto a su bolsillo dándole una palmadita, "Eso necesitarás; estarás cómodo, lo prometo". Su voz era apenas un susurro cuando él dijo esto de mala gana.

"No voy a ninguna parte", siseó Draco, con sus ojos de mercurio brillando furiosos de que su padre estaba tratando de interpretar al padre y esposo preocupados ahora.

"Harás lo que te digan", le dijo Lucius a su hijo, mirándolo con exasperación.

"Olvidas que soy legalmente un adulto y puedo usar la magia, padre", dijo Draco, enfrentándose a su padre por primera vez en su vida. "No tengo miedo de usarlo; me enseñaste bien. Me estoy quedando en Hogwarts; alguien tiene que aclarar el nombre de Malfoy después de la desgracia que has amontonado".

Lucius se retorció una vez más, su ira se elevó aún más. "Draco, no entiendes, las cosas están por ponerse serias".

"Ya lo están," respondió Draco con gravedad. "Toma mamá, pero no voy a venir".

"Draco!" Narcissa se ahogó, con los ojos llenos de terror. ¿Qué le estaba pasando a su familia? Habían estado tan cerca todos estos años hasta hace poco. ¿Qué había pasado para que Draco odiara a su padre? ¿Él también la odiaba? "Deberíamos ir todos juntos."