Dispuesto-willing

Capitulo 27

Huesos y directores

"Ahora, para la tarea, quiero saber cómo convertir a su familiar en una copa, y las consecuencias de hacerlo mal el viernes que viene la próxima semana", dijo Minerva, mirando fijamente los nuevos primeros años.

"Sí, profesora McGonagall", cantaban la mayoría de los estudiantes al unísono.

"Muy bien, clase despedida", dijo Minerva. "Deja la tarea de la semana pasada en mi escritorio mientras avanzas".

Minerva aceptó la tarea a medida que avanzaban, colocándola en un paquete limpio cuando tomó la siguiente y la agregó a la pila. Se alegró de que el día hubiera terminado; entonces otra vez, ella pensó eso todos los días. Se estaba haciendo vieja, pero sabía que se aburriría dentro de un día si se retiraba. No es que lo hiciera en este momento, la escuela definitivamente la necesitaba. Especialmente con un director que había tomado medidas que ella no aprobaba. Oyó que la puerta se abría de nuevo y miró hacia arriba, esperando ver a un estudiante tímido que había olvidado algo.

"Amelia, no esperaba tener noticias tan pronto de ti", dijo Minerva, mirando a la mujer sorprendida. Ella colocó la pila de tareas en su cajón, claramente preocupada por la próxima conversación. Levantándose para enfrentar a su visitante, una tensa sonrisa se posó en la cara de McGonagall.

"Pedí unos cuantos favores; han estado trabajando durante dos días", admitió Amelia. "Me dio la sensación cuando me lo diste, que era de la mayor importancia ... ¿Me
equivoqué?" Preguntó ella, mirando a Minerva con astucia. Ella sabía que no estaba equivocada, pero los resultados fueron extremadamente impactantes, por lo que ella había venido en persona.

"Fue importante", confirmó Minerva, dándole una mirada inexpresiva; Ella ya sospechaba cuáles serían los resultados. Fue extremadamente extraño ver a Madam Bones sin su monóculo. Minerva no la había visto fuera de su oficina o sala de audiencias desde que eran extremadamente jóvenes. No, eso estaba mal; la había visto por unos minutos en la noche de los padres, pero su sobrina no estaba en Gryffindor, así que no había sido su trabajo. "Pero no a expensas de alguien que trabaja en él durante dos días sin parar". El hecho de que Amelia estuviera aquí personalmente significaba que eran malas noticias. De lo contrario, ella habría llamado a Floo; Minerva se preparó para lo peor.

"Aquí están los resultados", dijo Amelia con gravedad, entregando una hoja de pergamino, "No pude callarme; lo siento. Minerva, necesitamos saber a quién pertenece esto".

"¿A quién informaste?" Minerva preguntó, sentándose de nuevo y cerrando los ojos con cansancio.

"El ministro de Magia, Cornelius Fudge, y el jefe del departamento de Aurores, Rufus Scrimgeour", le dijo Amelia. "Ellos querían venir ellos mismos, pero los convencí de que fueran razonables. Después de todo, quienquiera que sea podría estar en Hogwarts, y usted no tiene la culpa". Bones estaba alarmado por la mirada que se había extendido sobre la cara del profesor de Transfiguración.

"Minerva, ¿estás bien?" Preguntó Amelia; ella no sabia que hacer Minerva siempre fue tan tranquila, serena y severa; Ella nunca mostró emoción. En este momento, parecía cerca de romperse mientras leía los resultados. Era como si ella supiera algo que ellos no sabían.

"La fecha; es antes de que lo encontraran. ¿Cómo llegó a la sala de archivos?" Minerva preguntó, claramente aturdida y perpleja.

"Sala de discos?" Amelia hizo eco, retrocediendo horrorizada. "¿La sala de registros confidenciales?" De repente, ella se daba cuenta de quién estaban hablando sin que se mencionara ningún nombre. Solo había una persona que siempre había querido un archivo de la sala de registros. Minerva estaba hablando de que Harry Potter fue encontrado; ¿Que quiso decir ella con eso? ¿Por qué estaba siendo escondido? Guardado un secreto? Ni siquiera hubo un susurro de sospecha o especulación de que Harry estuviera allí. Sin embargo, eso no fue lo peor, así que no se demoró en sus preguntas por mucho tiempo. Significaba que Albus Dumbledore había ido demasiado lejos, y ni siquiera lo sabrían. De alguna manera, de alguna manera, había conseguido rodear las salas de la habitación. Si Dumbledore podía hacerlo, también significaba que Voldemort podría hacerlo si se lo proponía.