The young royalty and you

Oficina

Hola lectoras, espero que hayan pasando un hermoso fin de semana 💗

Ya somos 3K 🎊🎉 agradezco infinitamente todo el apoyo recibido y por creer en esta historia.

En este capítulo habrán dibujos espero les guste. Nada más que decir, disfruten!

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Me desperté más temprano de lo usual. Tenía que verme con El Capitan a las 8 y aún faltaba hora y media. Deslice las cortinas, y aún estaba todo oscuro.

-Tonta... no te emociones demasiado. -sonrojada.

Me tomé un tiempo extra en la ducha para no tener que sentarme en la cama a esperar que la hora llegara. Media hora después salí de la ducha me cambié y peiné mi cabello. Había hecho todo de forma lenta para matar el tiempo, pero el tiempo me estaba matando a mi.

Me miré al espejo y observé mi ropa.

-Creo qué es hora de cambiarla, me queda muy ajustada. -tocaba mis pechos y me miraba, haciéndome yo misma una autocrítica.

-Si no fuera por la capa, se vería muy descarado. -hice un puchero.

-Ya es hora.

Con la capa puesta salí de mi habitación encontrándome con Aqua en los pasillos.

-(T/N)-Chan, que raro qué estés despierta tan temprano.

-No es que quisiera estar despierta. -bostecé.

-Te encargaron algo.

-Asi es.

-Has estado muy solicitada últimamente. -sonrió con calidez.

-Asi es. Creo qué desde qué cambié mi forma de ver las cosas, me va mejor.

-Justo lo que quería escuchar.

-Tan tierna Aqua-Chan.

-Hasta aquí llego, yo también tengo que hacer algo.

-Quizás nos veamos en el desayuno.

-Espero que si, tenemos tiempo que no compartimos uno.

Me despedí y me dirigí a la oficina del capitán. Su secretario estaba en la entrada, al parecer esperándome.

-Muy puntual señorita (T/N).

-Gracias.

Entré a la oficina y ahí sé encontraba el capitán, tomando té y leyendo un libro muy relajado, pero había algo extraño en el, un detalle que no pude evitar pasar desapercibido. No tenía su trenza. Nunca lo había visto sin la trenza, solo lo llegué a ver esa noche con ella desordenada. Se veía un poco diferente sin ella, hasta más joven, como si fuera de mi edad.

-Buenos días capitán. -dejó la taza de té a un lado y el libro también y me miró, se veía tan adorable. No tenía ese rostro frío, sino uno cálido.