CAPITULO 2 (La vuelta de Esteban)

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Cuatro años más tarde...

A claro, tienen razón no me adelanto, les sigo contando como sucedió:

—El señor está en casa, señora, dijo mi mayordomo.

Para muchas mujeres esa frase era de lo más normal, nada fuera de lo habitual, pero para mí, lady San Román, << la había oído tan poco en los últimos tiempos>>, que ni siquiera podía recordar la última vez que esas palabras habían salido de la boca de mi mayordomo.

¿Pueden creer eso?

Me detuve en el vestíbulo, Me tome mi tiempo y aproveche esos segundos para recomponerme mentalmente y asegurarme de que nadie notase que se me había acelerado el corazón.

<<<San Román había vuelto.>>> ¿No sé por qué no podía contener mis emociones?

_ No podía dejar de preguntarme ¿por qué había regresado?, empecé a recordar todo lo que hice para comunicarme con él:

Primero intente comunicarme por teléfono con él, y no contestaba mis llamadas, después le mande email y el muy idiota cerro su correo, como último recurso le escribí cartas, pero Esteban me había devuelto sin abrir todas las cartas que le había mandado y él no me escribió ninguna, <<habiendo taaaanta tecnología>>, no tenía ninguna excusa.

Al haber leído la nota de mi suegra, yo sabía qué era lo que lo había destrozado de ese modo la noche en que se había ido de Londres y me había abandonado. Podía imaginarme su dolor, yo había visto con mis propios ojos lo contento que se había puesto cuando supo que iba a ser padre. Y siendo amiga suya como era, hubiera deseado con todas mis fuerzas que Esteban me hubiese permitido consolarlo, más allá de aquella única hora en que lo abrace. Pero en cambio se fue y me dejó a un lado, y los años habían pasado y no tuvo la deferencia siquiera de hacerme saber que estaba bien.

¿Cómo creen que me sentía?,

si correcto me sentía totalmente abandonada, pero bueno me dije:

Respira María, debe de haberse dado cuenta que necesita el divorcio, ¿quizás conoció a alguien?

Me alise la seda de la falda y me pasé una mano por el pelo. Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, me detuve y masculle una maldición. Era Esteban. A él no le importaba el aspecto que ella tuviese.

—¿Está en su despacho?

—Sí, Señora, respondió el mayordomo.

Recordó la escena de aquel último día.

Asentí y eche los hombros hacia atrás para armarme de valor. Tan lista como podía estarlo, pasé de largo la curva que describía la escalera y entre en la primera puerta a la derecha. A pesar de haberme preparado física y mentalmente, al ver la espalda de mi marido sentí como si me diesen un golpe en el pecho. << en un rápido flash No pude evitar imaginarlo antes que se fuera y ahora>>

  << en un rápido flash No pude evitar imaginarlo antes que se fuera y ahora>>

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¿COMO ME FUI A ENAMORAR DE MI MARIDO? (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora