CAPITULO 17 "SIEMPRE SERAS MIÁ"

518 61 5
                                    

Esteban clavó sus ojos oscuros en los de ella conforme atravesaba el salón. Los otros hombres que habían pujado se apartaron, silenciosos, a su paso. Mucho más alto y corpulento que los demás, él destilaba poderío.

Pero María no iba a permitir que ningún hombre la acosara. Independientemente de lo que ella sintiera en su interior, no mostraría su debilidad. Era evidente que él creía que ella se rendiría fácilmente a sus pies, estaba equivocado, así tuviera que volver a desaparecer.

«Serás mía, condesa. Me desearás como yo te deseo».

Ella le desengañaría muy rápido de esa idea. Elevó la barbilla al verlo acercarse.

–No creas que me tienes –le dijo desdeñosamente–solo has comprado bailar conmigo durante tres minutos, nada más.

A modo de respuesta, él la levantó en sus fuertes brazos. El contacto fue tan intenso y perturbador que ella ahogó un grito. El la miró mientras la conducía a la pista de baile.

–Te tengo ahora –afirmó él esbozando una sonrisa con su sensual boca–. Esto sólo es el comienzo.

La Orquesta empezó a tocar y una cantante con un vestido negro cubierto de lentejuelas empezó a cantar la famosa Víveme.

No necesito más de nada ahora que

Me ilumino tu amor inmenso fuera y dentro

Créeme esta vez, créeme por que

Créeme y veraz no acabara más.

Tengo un deseo escrito en alto que vuela ya

Mi pensamiento no depende de mi cuerpo

Créeme esta vez, créeme por que

Me haría daño ahora ya lo sé.

Al escuchar la apasionada letra, a María se le encogió el corazón. Esteban la llevó casi en volandas hasta la pista de baile. Los dedos de él entrelazados con los suyos la sujetaban más firmemente que si llevara encadenadas las muñecas. La electricidad del tacto de él le generaba un ardor del que no podía escapar incluso aunque lo hubiera deseado.

Él la apretó contra su cuerpo mientras dirigía el baile. Su dominio sobre ella generó en María una creciente tensión nostálgica. Entonces él le apartó el cabello de los hombros y le habló al oído.

–Te he extrañado mucho María.

Ella sintió su aliento contra su cuello y un cosquilleo le recorrió el cuerpo entero. María exhaló sólo cuando él se hubo separado.<<No, no debo volver a creerte, debe resistir>>

–Gracias –logró articular, elevando la barbilla en un intento desesperado de disimular los sentimientos que él le estaba provocando–. Y gracias por tu donación millonaria al parque. Todos los niños de la ciudad estarán...

–Me importan un comino los niños –la interrumpió él y clavó sus intensos ojos en ella–. Lo he hecho por ti.

–¿Por mí? –murmuró ella sintiendo que el cuerpo se rebelaba de nuevo, cada vez más mareada mientras seguían bailando.

–Un millón de dólares no es nada –afirmó él–. Pagaría mucho más por obtener lo que deseo.

–¿Y qué es lo que deseas?

Él la atrajo hacia sí y, tomándole la mano, se la llevó al pecho.

–A ti, María, a ti de vuelta en mi cama, en mi vida.

¿COMO ME FUI A ENAMORAR DE MI MARIDO? (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora