Diecisiete

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No pensé que el Eduardo se iba a tomar tan en serio lo de la ayuda, pero lo hizo y ahora mismo estábamos en una consulta, la verdad me costó venir, me negué varias veces pero después me convenció e igualmente comencé a pensar que sería lo mejor. Tenía que empezar a cuidarme aunque me costara mucho hacerlo, porque sabía que podía con esto y muchas cosas más.

—Juli, que vengas al psiquiatra no significa que estás loca—me abrazó, dándome ánimo—tienes que saber que yo estaré contigo en esto y más...

Me dio un beso en la frente.

Ayer había explotado completamente después de haber comido y me había dado cuenta que necesitaba ayuda, pero ahora que estaba a punto de hablar con un especialista me habían entrado los nervios y tenía demasiadas ganas de vomitar, me quería ir, pero sabía que si dejaba tirado lo que estaba apunto de empezar no iba a mejorar nunca.

—Julieta Ramírez—levanté mi cabeza y me encontré con la psiquiatra, la mina era flaquísima y demasiado alta. Caminé hasta donde ella y extendió la mano.

Su oficina era amplia, todo impecablemente blanco y ordenado.

—Y bien, Julieta, leí por ahí que venías por algún tipo de trastorno de alimentación—leyó los papeles y se sacó los lentes—¿Cómo te sientes?

—Bien... Supongo.

Tuve que desvestirme y pararme frente al espejo, me llevo unos minutos mirarme de lleno, pero lo logré. Luego me subí a la pesa y no me atreví a ver cuánto era lo que estaba pesando ahora, pero cuando vi la cara de la doctora supe que no era nada bueno. Me sinceré completamente, le expliqué todo lo que había pasado y todo lo que odiaba de mi, hasta lo más profundo. Terminé confesándole que ya había tenido este tipo de problemas anteriormente, sintiéndome aún más tonta de lo que soy... Por qué ya lo había superado y como la estupida que soy, volví a caer.

—Es importante que sepas que no todo tiene que ver con la comida, en mayor parte se trata sobre tu estado anímico y tu autoestima—¿Autoestima? ¿Qué es eso?—es difícil, Julieta, como todo en esta vida, pero llevando un tratamiento al pie de la letra se superará pronto y es importante que lo cumplas, la anemia que tienes en este momento está causado por esto y créeme que es lo más suave que te puede pasar.

Me explicó una serie de cosas más, que había sido una detección bastante temprana, porque estaba bajo peso pero no lo suficiente y que gracias a Dios me di cuenta ahora y no antes, también sobre unas terapias que se realizaban en ciertos lugares de gente que padece o padecía de esta enfermedad, porque según ella y sus conocimientos era anorexia. Me explicó que era bastante normal que no me llegara el periodo en los siguientes meses—que en realidad ni cuenta me había dado de eso—y que el tratamiento se basaba en consultas con psicólogo, nutricionista y psiquiatra si tenía alguna crisis.

Le expliqué todo a Eduardo y él pareció confundido, pero al cabo de unos segundos lo entendió.

Llegamos a la casa a hacer nada, el Edu quería aprovechar que la Anto no estaba para descansar un poco. Nos sentamos en el sillón y comencé a mirar mi teléfono, tenía varios mensajes y llamadas... Del Bastian.

Julieta, háblame por fa

Hay fotos tuyas y del
Eduardo en todas las redes

Juli, dame una oportunidad
te juro que seré el mejor para ti

déjame ayudarte

Más que mi jefe || Eduardo Vargas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora