Catorce

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El partido con Bolivia fue uno de los mejores partidos de fútbol en lo que se lleva de esta copa, mi jefe jugó y lamentablemente no hizo ni un gol, pero el Charles había hecho dos así que igual estaba feliz por sus logros, finalmente ganamos cinco a cero si no me equivoco. Andaba demasiado débil, así que esta vez no quise asistir al estadio y fue la señora Daniela quien no quiso llevar a la Anto y mejor, me hace bastante compañía esta pequeña.

Daniela estaba un poco más simpática con el jefe, se reía, hoy en la mañana le preparó desayuno e incluso cocinó, pero no había caso que le demostrara un poco de amor a la Anto, la niña podía estar ahí, con las secreciones caídas, con un impacto de bala en la frente y ella no se iba a dar cuenta.

Cuando llegaron todos del estadio ya tenía las cosas listas y la casa lucía impecable, incluso había alcanzado a bañarme a mi y a la Antonella. Le había puesto la camiseta de la selección con el número once plasmado, se veía preciosa.

Charles me abrazó y lo correspondí.

—Hoy todo estará puesto para ti y el Edu—se alejó de mí y me guiñó el ojo.

Mi jefe se acercó cautelosamente a mi y besó mi mejilla, lo sentí demasiado frío por el hecho de que estaba su novia a mi lado. Aún así, ella gruñó y subió las escaleras.

Fui a la cocina y saqué mi teléfono, justo tenía varios mensajes en WhatsApps y no sabía porque, luego los abrí y era un grupo.

4 fantásticas 👫👫

Mane: Todas listas para el carrete de hoy?🤪

Pathy: De allá somos 🥳

Cami: No sé si voy, sorry :(

Hola... Qué carrete?

Pathy: Broma Juli😯

No quise contestar para no sentirme más estupida de lo normal, solo desactivé el internet y bloqueé el celular. Solté un suspiro y me di vuelta para chocar con un torso, era el de mi jefe y podría estar segura de eso.

—Lo siento—le dije, él soltó una risa.

—¿Y el Charles?—preguntó.

—¿El Charles qué?—respondí con otra pregunta.

—Están extremadamente... Juntos—comentó, frunció el ceño pero finalmente sonrió—se ven bien.

—¿De verdad cree eso?

—No, en verdad no—rió—hoy te ves hermosa, Juli, te ves radiante.

Sentí como mis mejillas ardían, probablemente estaría roja como un tomate. Él rió.

—El carrete va a empezar en poco, así que no se si puedes arreglar a la Anto para que mi mami se la lleve—asentí con la cabeza y caminé para salir de la pieza hasta que pronunció mi nombre y entonces me giré.

—¿Qué?

—No nada, solo quería mirarte una vez más—ahora si que estaba más que roja.

Salí rápido aguantándome la vergüenza que me había dado y me mordí el labio, ¿Estaba emocionada? Sí. ¿Me había gustado que me dijera eso? Me encantó.

Vestí a la Anto con un abrigo color rosa, unas zapatillas blancas y jeans claros, la había abrigado mucho porque hacía demasiado frío afuera y no quería que se enfermara. La
Tía llegó y se la llevó feliz, el Charles la fue a dejar y poco después llegó con todos los chiquillos.

—Juli, ¿Puedo pasar?—preguntó el Charles tocando mi puerta.

—Si, obvio.

Andaba con una camisa blanca con manga corta y un jeans negro, se veía demasiado bien y estaba feliz.

Más que mi jefe || Eduardo Vargas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora