Vomité toda la mierda que había comido, me sentía completamente mal y estaba con algunos mareos cada vez que me levantaba del sillón.
Cuando ya todos se habían ido comencé a hacer un poquito de aseo, quedé completamente cansada pero solo me faltaban ordenar y limpiar el baño, después de eso me pegaría una ducha y podría ir a dormir, porque el sueño me estaba consumiendo. Me sobresalté cuando oí la puerta cerrarse.
—Te extrañé, Juli—murmuró, me abrazó y comenzó a darme besos así como si no nos hubiéramos visto en meses.
Me acorraló contra la pared y sus besos fueron bajando por mi cuello, pero hubiera sido mucho mejor si en este mismo momento la Daniela no estuviera tocando la puerta.
—¿Julieta?—preguntó.
El Eduardo se mordió el labio y juraría que estuvo a punto de soltar una risa.
—¿Estás ahí?—tocó la puerta otra vez.
—Si, ¿qué pasó?—pregunté.
Eduardo atacó mi cuello nuevamente y estuvo a punto de comenzar a bajarme la polera.
—¡Me voy a bañar!—grité.
Sentí un bufido y luego sus tacones indicándome que ya se había ido. Solté un suspiro.
—¿Me puedo bañar contigo?—negué con la cabeza y se cruzó de brazos—¿Y ahora cómo salgo?
Me encogí de hombros y lo volví a besar, no me importaba mucho que la Daniela estaba en alguna parte de la casa, solo necesitaba besarlo y olvidarme de todo lo demás... Porque eso era lo que me causaban sus besos.
—Ya, vete antes que venga otra vez—murmuré. Asintió con la cabeza.
Salí del baño para percatarme de que no había nadie en la sala, así que segundos después salió él. Me volví a meter al baño para continuar limpiando hasta que sentí unos gritos, no hacía falta decir de quien provenían, rodé los ojos y seguí con lo mío.
Me sentía débil y las piernas de vez en cuando tiritaban... El estómago me rugía de hambre pero cualquier cosa que comía la terminaba vomitando y estaba desesperada, no podía dejar de llorar y no entendía que hacer en este momento.
Había estado toda la noche llorando y sin poder pegar un ojo, pero no tenía nada de sueño.
Me levanté a eso de las nueva de la mañana y caminé en silencio hasta la cocina para no despertar a nadie, pero al llegar me encontré con la espalda de Eduardo, él se dio vuelta a mirarme con una sonrisa en su cara pero esta desapareció rápido.
—¿Qué te pasó?—preguntó. En su rostro se veía la preocupación—Juli, te ves pálida y tus ojitos están hinchados... ¿Estabas llorando?
Negué con la cabeza, pero era demasiado notorio, no pude más y volví a explotar en llanto. El Eduardo me tomó en brazos y me subió en el mueble de cocina para después abrazarme y hacerme cariño en el pelo, lo necesitaba y mucho.
—¿Qué pasó?—preguntó.
—T-Tengo hambre—tartamudeé luego de soltar un sollozo.
Se dio vuelta y del refri sacó una fuente de frutas, era lo único más liviano que sabía con seguridad que después no lo iba a vomitar.
—Intenta comer de a poquito, Juli—susurró.
No me comí ni la mitad y ya estaba llena.
—Respira, tranquilita...
Acarició mi cabello y después plantó un suave beso en mi frente, de alguna forma eso lograba tranquilizarme un poquito, me fascinaba que lo hiciera.
ESTÁS LEYENDO
Más que mi jefe || Eduardo Vargas.
Fanfic¿Podrá alguien cambiar tanto la vida de otra persona?