Capítulo 1 Jamie

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Abrí los ojos poco a poco, estaba desorientada y la luz del sol que pegaba en mi cara no me ayudaba a centrarme. Cerré de nuevo los ojos e intenté abrirlos de nuevo acostumbrándome con cierta dificultad a la claridad del día. Observé lo que tenía enfrente recordando de inmediato donde estaba y mientras retiraba mi pelo de la cara suspirando oí una pequeña risa a mi lado.

–Buenos días, enana – saludó Jay y sin mirarlo sabía que alguna burla me esperaba – Aunque me estoy pensando muy en serio lo de cambiarte el nombre. Creo que bella durmiente te iría jodidamente mejor – bromeó.

–Ja ja que gracioso – respondí fingiendo una risa mientras me giraba para mirarlo. Estaba tan guapo como siempre y las gafas estilo aviador que llevaba le quedaban de muerte – Es esa pastilla que me he tomado. Me ha servido para tranquilizarme, pero me ha dejado grogui.

–Ni que necesitaras ninguna pastilla para dormir, Jamie – se rio – Pero no me molesta, oír tu respiración me calma – comentó provocándome una sonrisa boba en la cara – ¿Y cómo te sientes? ¿Estás mejor?

–Sí – suspiré – Hace un año que no piso esa casa y pensar en estar allí otra vez me hace recordar todo lo que pasó aquel día. Pero tenías razón, en Pittsfield no me han pasado solo cosas malas – reflexioné apoyándome en su hombro durante unos segundos, era un poco incómodo por el cinturón de seguridad – Así que no voy a dejar que malos recuerdos empañen todo lo demás.

Hoy era el último día del año y veníamos a celebrarlo con mi familia, la Navidad la habíamos pasado en Boston con la familia de Jay. Era la primera vez que iba a volver a pisar mi casa desde que el año pasado había dejado una fiesta en plena madrugada parar venir hasta Pittsfield, y preguntarle a mi madre si realmente me estaba engañando sobre quien pagaba mis gastos. La relación con George por supuesto seguía siendo inexistente, pero con mi madre las cosas habían ido cambiando a lo largo de los meses. Los primeros me mantuve bastante segura en mi decisión de no querer verla o hablar con ella, pero mi madre no se rindió. Dio el primer paso presentándose en Boston al poco tiempo junto con Max, su excusa era visitarnos a Allí y a mí, pero estaba claro que era su manera de ganarse mi perdón. Sus visitas se repitieron con asiduidad consiguiendo que poco a poco nuestra relación madre e hija volviera a la normalidad. Aunque nunca tocábamos el tema de mi padre ni yo me comunicaba de una forma tan abierta con ella como lo hacía tiempo atrás.

–Esa es mi chica – soltó orgulloso inclinando la cabeza para besar mi cabello sin perder de vista la carretera – Quizás suene como un puto egoísta, pero yo tengo muy buenos recuerdos de ese día – habló con una sonrisa socarrona que vi al levantar mi cabeza hacia él. Sabía perfectamente a que se refería – Si tú los tienes difuminados será un placer repetirlos.

–Créeme los tengo muy presentes pero no me niego a revivirlos de nuevo – provoqué con una sonrisa coqueta antes de besar su hombro y colocaba mi mano sobre su duro muslo.

–No juegues con fuego, enana – me avisó apretando con fuerza el volante – Sabes que soy capaz de llevarte a la orilla del lago y follarte allí ahora mismo, Jamie. Sin importarme una mierda que haya gente a nuestro alrededor – aseguró lanzándome una mirada rápida llena de peligro.

–No me refería a ahora mismo, Jay – dije riendo antes de separarme de él y volver a mi asiento antes de que acabáramos detenidos por escándalo público – Tienes poco control sobre ti mismo – me burlé.

–Tengo tan poco control que no me voy a cortar nada en besarte o tocarte delante de tu familia – dijo con su sonrisa chulesca.

–Capullo – solté mosqueada pero solo conseguí que Jay solo se riera con fuertes carcajadas.

Para no oírlo me incliné hacia delante subiendo el volumen de la música. Jayson aprovechó para pellizcar mi cadera, y aunque me giré enfadada para darle un manotazo no pude evitar reírme al recibir un beso en la mejilla de su parte. Estaba claro que la mayor suerte de mi vida había sido conocer a Jay hacía ya más de un año. Era mucho lo que habíamos superado juntos antes y después de nuestra última reconciliación las navidades pasadas. Habíamos conseguido ser uno solo, y aunque por supuesto discutíamos con frecuencia nunca eran broncas que nos hicieran dudar sobre nuestra relación.

Duele Amarte#2 Trilogía EDLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora