Al llegar a casa de mi madre, lo recuerdo todo perfectamente bien estructurado y ordenado como siempre. Desde los ocho años que llevábamos viviendo aquí mi madre ha sido siempre muy organizada. Más que cuando vivíamos con mi padre... "¿Qué será de él?"

Vivimos en un sexto piso, por lo que siempre he estado muy agradecida de que el ascensor nunca se hubiera averiado. Cuando entramos al recibidor del piso, justo enfrente encontramos la cocina americana y al lado una habitación que se utiliza como trastero y otra que va al baño, es como un pasillo pequeño que está al lado de la cocina por el lado más cerrado de la misma. Entonces la casa se divide en dos alas, izquierda y derecha. A la izquierda encontramos las habitaciones que son dos puertas a cada lado, exceptuando la puerta del baño encontrándose intermedio entre mi dormitorio y el de mi abuela, encontrándose mi habitación al final del pasillo. En total eran cinco dormitorios más el pequeño baño. Y a la derecha del recibidor se encontraba el gran salón comedor y a su lado una terraza no muy grande.

Al entrar los acogedores brazos pequeños y delgados de mi abuela me envuelven en un tierno abrazo a lo que se lo devuelvo agachándome un poco. Mi abuela sí se le nota más que antes la vejez, su pelo lacio se encuentra repleto de canas blancas. Aun así, sus ojos marrones desprenden más vida que nunca. Miro alrededor buscando a mi hermano, pero no está por lo que imagino que se encuentra con sus amigos. Y después del gran abrazo de mi abuela se abalanza sobre mí Coco, un pastor alemán que adoro.

Cuando me enfoco en la cocina veo una sombra dirigirse hacia las habitaciones, pensando que estoy loca, me dirijo a seguirla por lo que tomo rumbo hacia mi habitación dónde se dirigió esa extraña y pequeña sombra. Aunque mi hermana se interpuso entre el pasillo y yo, cortándome el paso.

-¿A dónde vas? —Me dice con una mirada reprobatoria.

-A mi habitación, creo recordar que dejé algo de ropa aquí... Quiero relajarme un poco. —Le digo intentando sonar creíble, aunque no todo es mentira, salvo porque he visto una sombra dirigirse al interior de ésta. Todas me miran y Coco se pone mirando hacia la puerta entreabierta de mi habitación y comienza a ladrar. De nuevo todas se miran y hay algo que no logro comprender, por lo menos no del todo. Es como si se hablaran con la mirada y yo una vez más no entendiera ese idioma. — ¿Qué ocurre? —Mi madre mira a mi abuela y le hace un gesto.

-Creo que tu abuela tiene que hablar contigo. —Dice mi madre, desvío la atención de ella para mirar a la nombrada que sólo asiente, me coge de la mano y me dirige hacia su habitación. Obviamente la sigo, pero cuando veo claramente que la puerta de mi habitación sí está entreabierta siento la necesidad de mirar por esa pequeña abertura... De repente, una mano empuja la puerta cerrándola. Creo que estoy empezando a delirar. Mi abuela al ver lo distraída que estoy, me da un leve tirón de la manga de mi camisa haciéndome reaccionar sobresaltada y frunciendo levemente el ceño.

Veo cómo se dirige a la cama y al ver que no la sigo me hace un gesto con la mano para que me dirija hacia ella, finalmente me siento a su lado atenta a lo que tiene que decirme.

-No sé por dónde empezar. —Me dice algo desconcentrada. Mira alrededor de la habitación y hago lo mismo que ella, percatándome de una sombra en una de las esquinas... Me está mirando, no la veo con claridad, pero siento cómo me observa, y... ¿Me está saludando? Me quedo unos breves minutos perpleja, a lo que mi abuela hace un carraspeo haciendo que vuelva mi atención a ella. — Esto debería de decírtelo con una vieja amiga y no aquí, sólo prométeme algo, ¿de acuerdo? —La vuelvo a mirar un poco desconcertada y después de reflexionar, sé que debo asentir o sino me quedaré con la duda.

-Abuela, ¿tú también ves eso? —Le pregunto señalando hacia la esquina, por lo que ella cierra los ojos durante unos segundos, los abre y asiente.

-Ella te protegerá. —Al decir esto, se levanta de la cama, dejándome sola. Ahí es cuando todo me da vueltas, sintiendo como mi confusión se acrecienta de manera desorbitada

Bajo Mi Piel (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora