Esa misma noche siento que todo me da vueltas. Me siento mareada y comienzo a recordar la pesadilla del día anterior. Esa que no lograba rememorar...

"Estaba en casa, en mí casa, sentada en el sofá mientras veía una película. Entonces algo me alteró debido a las voces que escuché provenientes de mi habitación... De repente, me encontraba parada frente a la puerta de ésta, veía con claridad como mis manos temblaban a la vez que sujetaba el pomo de la puerta, asustada y nerviosa.

Fui abriendo poco a poco la puerta cogiendo cada vez más valor o eso creía, intentando ser lo menos ruidosa posible, pero se escuchó el chirriar de la puerta al ser abierta consiguiendo que se acallaran las voces que se encontraban en el interior de mi habitación. Acto seguido me observaron, ya que era la "intrusa" que se había colado en la habitación. En cuanto me digné a poner un pie dentro, mientras mi mirada seguía clavada en el suelo...

No era capaz de alzar la mirada hacia ellos, algo en mí sabía que estaba mal, que me daría mucho pánico y presentía algo malo, muy malo. Por el contrario, notaba que toda la atención seguía puesta en mí, en mis movimientos.

En cuanto cogí valentía para elevar la cabeza los vi, cinco personas en las que la muerte no sintió compasión ni empatía por su sufrimiento. Las miré de arriba-abajo, eran dos hombres y dos mujeres junto a una niña de unos seis años, creo que eran familia porque todos estaban medio quemados apenas eran reconocibles algunos rasgos físicos, aquellos que se podían observar eran muy similares por lo que confirmé que tenían algún tipo de parentesco. Su piel se encontraba en carne viva y si ponías un poco más de atención en tus sentidos, podías oler a carne quemada. Sentí pena, y sin quererlo comencé a llorar. Todos me miraron, y se observaron entre ellos.

- ¿Nos puedes ver? —Dijo una de las mujeres, era algo rubia, pero sus rasgos eran poco reconocibles, sus ojos eran claros y me observaban esperanzados. Los miré sin comprender la pregunta.

- ¿Esto es real? —Todos me miraron y por un segundo sentí como la felicidad los invadía, sentí paz, sentí algo inexplicable. No me gustaba esto, no me gustaba está versión de mí. Comencé a llorar sin cesar, no podía parar. Ellos querían acercarse lo sabía por cómo me miraban y se miraban entre sí, pero también sabían que sí lo hacían lo más probable es que yo echara a correr. Se acercó la pequeña, me dio la mano y me abrazó por la cintura—. ¿Por qué...? —No pude terminar la frase, mis labios temblaban, y mi cuerpo comenzó a convulsionar y hacer espasmos debido al llanto, era incapaz de quitarme sus rostros de la cabeza. La falta de aire se hizo eco en mis pulmones...Es como si de repente hubiese olvidado en cómo se respiraba.

- ¿Por qué nos ves? —Preguntó uno de los hombres, este se veía más joven, también era rubio, alto y de complexión delgada... pero aun así sentía que no lo veía bien, me restregaba constantemente las manos por mis ojos aguados retirando las lágrimas, intentado ver la realidad... aunque sólo veía a cinco personas que estaban quemadas, casi calcinadas... Entonces fue cuando sentí el dolor de ellos, sentí cómo mi cuerpo ardía, todo me dolía, estaba gritando de la desesperación, sentía que me moría, podía oler mi propia carne siendo quemada, podía ver como mi piel se caía..."

Ahí fue cuando desperté envuelta en lágrimas y sudor, mi mente no podía procesar todo lo que había ocurrido en esa maldita pesadilla, porque había sido una pesadilla, ¿verdad? Realmente lo único que sabía es que estaba muy asustada y mi cuerpo se sentía tan adolorido como en esa pesadilla. "¿Por qué la había sentido tan real?"

Miré a mi alrededor y vi cinco sombras, supe que pertenecían a las personas de mi sueño. Sentí que me hablaban, pero estaba tan mareada que yo no escuchaba nada y apenas podía ver bien. Entonces cuando se marcharon pude recuperar mi voz y grité. Grité tan fuerte y alto que no pude más y estallé en un llanto tan amargo, tan doloroso, sentía unas terribles ganas de vomitar y todo a mi alrededor daba vueltas.

Vi cómo mi abuela, mi hermana y todos venían corriendo hacia mí. Intentando calmarme, pero no reaccionaba, no podía. Estaba totalmente conmocionada. Sentía que mi cuerpo estaba fuera de sí, parecía que estuviese en un segundo plano.

Al cabo de unos minutos, por fin reaccioné, y caí en cuenta que estaba mojada, me habían echado agua helada. Mi cuerpo se comenzó a relajar un poco, y seguidamente empecé a tiritar y abrazarme a mí misma. Mi abuela se dio cuenta del frío que me estaba carcomiendo colocándome sobre mis hombros una manta que había logrado no ser empapada.

- ¿Cariño, estás bien? —Me preguntó mi madre muy alterada a la par que nerviosa y asustada. Lo único que hice fue abrazarla fuerte y seguir llorando en silencio. Aunque no era mi placer llorar delante de nadie, en este preciso momento lo necesitaba... Necesitaba desahogarme.

Alcé la cabeza para mirarla a los ojos y negué en respuesta a su pregunta.

- Me duele el cuerpo, me siento acalambrada, necesito que me contéis todo. No puedo seguir así, sé que tengo algo... Pero no sé exactamente el qué. Necesito respuestas a mis preguntas y no evasiones. —Los miré a todos, seguía asustada y me dolía mucho todo lo ocurrido a esa familia, no lo merecían—. Por favor. —Rogué con voz queda, susurrando en mi interior que esto era demasiado, que no volviera a suceder. Le rogué a Dios porque me dejará tener una vida tranquila y normal, porque ahora estaba empezando a recordar.

- Vamos al salón y hablamos más tranquilos. —Mi madre dirigió la mirada durante unos segundos a mí abuela—. Mamá por favor haz tila, y llama a tu amiga. No podemos esperar hasta una sesión suya. —Se giró hacia mí, y mi abuela salió disparada por la puerta. Mis hermanos se sentaron en el otro lado de la cama y me cogieron de la mano. Miré a mi hermano el cual llevaba bastante sin ver y le sonreí, o por lo menos hice el amago de que así fuese, y él me correspondió acercándome a él para abrazarme y darme un largo beso en la cima de mi cabeza, haciendo que me tranquilizara un poco.

Fue cuando en mi mente algo hizo clic y comencé a unir las piezas de este gran rompecabezas, pero no eran suficientes. Tendría que proseguir con mi investigación de conocerme, de saber mi antiguo yo... Aquel que un día marginé y alejé de mi vida por algún motivo. Motivo que ni yo misma recordaba.

Bajo Mi Piel (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora