Capítulo nueve

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    Cuando volví a mí piso, en lo único que pensé fue en recoger y limpiar. Había estado cerrado durante tres días y merecía un poco de trato.

    Estuve limpiando casi tres horas, cuando termine me dirigí hacia la ducha. Abrí el grifo mientras miraba el agua fluir haciendo que ese ruido me relajara. Me levanté para dirigirme hacia mi habitación a coger mi pijama.

Cuando terminé de coger lo necesario, me dirigí de nuevo al baño...no recordaba haber cerrado la puerta, toqué el pomo con intención de abrir y escuché el tarareo de una suave voz femenina. Abrí la puerta lentamente, y la vi al lado de la ducha metiendo una mano y poniendo un poco de esos geles para que empezará a salir espuma. Tome fuerza, la que no tenía, y me puse a carraspear la garganta, cuando al fin me escucho se giró sonriente. Era una mujer distinta, tenía una sonrisa risueña y la veía totalmente pálida, era un poco más alta que yo, sus ojos marrones me miraron. Se levantó y se dirigió con lo brazos abiertos a mí.

- Mi niña.— Fue lo único que dijo, mientras yo me quedaba más paralizada aún, sus brazos me rodearon y sentí varias caricias por mí pelo.— No me recuerdas, ¿Verdad?— Dijo un poco apenada, me apartó un poco de ella para poder verme bien y negué, ella asintió.— Cariño, soy tu bisabuela y...ahora que por fin no me temes...y puedes verme y escucharme bien, puedo ayudarte. Yo voy ha ayudarte a no tener miedo.

- ¿Mi bisabuela materna?— pregunté dudosa, ella asintió sonriendo.— Abuela contigo he soñado varias veces...— Dije interrumpiéndome mientras la veía asentir una vez más.—...entonces, puedes empezar desde el principio contándome todo aquello que no me dice mi familia, ¿No?

- Cariño, yo te voy a contar lo necesario para que ni te falte ni te sobre información, por desgracia sé porque no te quieren contar todo y tengo que respetar esa decisión. Si te diré que conmigo has pasado toda la infancia junto a Diana...— La interrumpí.

- ¿Quién es Diana?— Dije mirándola, sólo me venía esa pequeña tan bonita a la cabeza con ese camisón blanco tan particular, me recordaba a épocas anteriores.

- Sí. Ella es tu angel de la guarda, siempre asignan más angeles a las personas especiales cómo tú. Tienes un don maravilloso, único y debes saber controlarlo porque no todo es bueno como ya habrás averiguado. A veces la gente se busca excusas tontas a cosas que no le ven sentido, no se lo ven y no es porque no crean, sino porque ellos no lo pueden demostrar. Por ello, tienes que tener cuidado ha habido mucha gente como tú tratados en psiquiátricos y nosotros no estamos así de locos, ¿Verdad?— Dijo sonriéndome... Era una sensación rara estar con ella, me gustaba bastante estar a su lado.

- Sí abuela, tienes razón, pero cómo voy a huir de ellos si vienen detrás de mí. ¿Qué puedo hacer con ese policía?— Me miró y me sentó en la tapa del water y empezó acariciarme el pelo como intentando desenrredárlo.

- Yo estoy intentado averiguar eso. Pero estaré al tanto para que se acerque a ti lo necesario, estaré junto a ti, y por favor dile a mi hija que no se atrase demasiado, que la espera se hace eterna.— Dijo terminando de acariciarme, me dio un pequeño beso en la cima de la cabeza y con esto se marchó.

    Escuché el sonido de mi móvil vibrando, me estaban llamando y ya sabía quién era.

- Dime mamá.— Dije exasperada, me controlaban demasiado, eso no me agradaba.

- ¿Dónde estás?— Dijo suspirando fuertemente a través de la línea del teléfono, estaba cansada o eso parecía, pero más lo estaba yo por no haber podido dormir bien la noche anterior.— Hija hemos estado muy preocupadas, ¿Puedes venir a casa? Aquí hay una señora que te resolverá todas tus dudas. Ven, sólo queremos ayudarte... cuando eras pequeña todo era más fácil.— Dijo en un susurro esto último, y se cortó la llamada.

Al terminar de ducharme, guardé un poco de ropa en un macuto y mi ordenador que me serviría para trabajar desde casa de mi madre, ya que sabía que seguramente me quedaría unos días por allí o que al final mi pequeño descanso dado por mi jefe sería un estúpido método para intentar "relajar mis nervios" según él.

Bajé por el ascensor y me encontré a Jaime llorando en las escaleras de arriba, dónde se encontraba la azotea y dónde por supuesto no había más viviendas.
Me acerqué a él con intención de no echarlo. Cuando me vio, sonrió triste y me abrazó. No me lo esperaba, pero intenté reaccionar lo más rápido posible.

- ¿Por qué lloras Jaime?— Dije acariciando su cabeza mientras éste se aferraba más a mí.

- Mi mamá me dijo que no me quería, que siempre lo hago todo mal.— Dijo llorando cada vez más.
Hice unos ruiditos para que se tranquilizará un poco.

- Jaime eso no es cierto. ¿Sabes cuánto tiempo llevo viviendo aquí?— Dije preguntándole. Él negó con la cabeza mientras me miraba, sus ojos estaban muy rojos. — Pues verás Jaime, ese piso en el que me estoy quedando se lo alquilé a mi tita, por lo que llevo viniendo aquí más de ocho años, más de los que tienes. Y tú mamá cuando te tuvo, estaba tan feliz... Ella decía que tú le dabas la vida que le faltaba, siempre te protegía como podía incluso de ese que haces llamar papá.— Dije mirándolo, él asintió poco a poco intentando comprender.

- ¿Entonces mamá me quiere?— Dijo mirándome y asentí sonriendo.— ¿Y papá no me quiere?— Dijo triste.

- No es eso cariño. No es que no te quiera, simplemente no te conoce y por eso no te aprecia tanto como lo hemos echo todos los que te conocemos. Fue decisión suya marcharse, nadie lo obligó, tu mamá es una luchadora que está pasando una mala racha por eso tienes que ser bueno e intentar ayudarla. Sé que eres pequeño y un poco travieso, pero mamá estará más contenta si ve que su niño está creciendo. ¿Lo entiendes?— Dije preguntándole con la dulzura que nunca había tenido al consolar a nadie. Me miró sonriente y me abrazó fuerte.

- Gracias Ade, intentaré ser bueno, lo prometo.— Dijo antes de marcharse mientras me daba un beso en la mejilla izquierda y me decía 'adiós' con su manita derecha. Negué sonriendo y me levanté del escalón.

     Creo que esto de ayudar a las personas me está empezando a agradar más, básicamente porque esto es en lo que trabajo.

Bajo Mi Piel (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora