Esa misma noche tuve el presentimiento de que alguien me vigilaba, así que no tuve otra cosa que hacer que mirar y buscar por toda mi habitación intentando localizar desde la oscuridad ese individuo. Me sentía muy nerviosa por lo que pudiera encontrar o ver, ya que a estas alturas todo me parecía real y todo me lo creía. Pero también sentía esa adrenalina recorrer mi cuerpo, y mi subconsciente diciendo: "¡Hazlo!". Aunque la verdad todo este mundo me parecía bastante familiar, sin embargo, no recordaba exactamente el motivo, el porqué, pero si había recuerdos confusos de lo que creía era el llamado "mundo oculto". Desde pequeña estuve viviendo rodeada de ese mundo, pero algo dentro de mí se bloqueaba ante esos recuerdos y hacía que todo lo que intentara recordar se volviera borroso.
Empecé mirando debajo de mi cama, luego abrí el armario y a mis espaldas escuché una risita que me hizo erizar todo el bello de mi cuerpo comenzando por mi nuca. Ahora sí estaba asustada y nerviosa, pero la adrenalina me impulsaba a seguir "investigando" por mí misma, ya que sabía que lo que me dijera mi abuela con su amiga sería sobre esto y tampoco estaba segura de cuándo sería... Ni siquiera fue capaz de decírmelo, sólo me dijo que se reunirá con su vieja amiga y tal vez cuando sea el momento, conmigo. Siempre me apartaban de todo, haciéndome parecer tonta, alguien que ni siquiera conoce realmente a su familia y mucho menos los secretos que ocultaban.
Me giré lentamente y eché una mirada rápida, hasta que la localicé estaba junto al lado de mi ventana, me miraba y sonreía de una manera en la que ya no me resultaba tan macabra. Ahora que la veía mejor me fijé en que era una niña preciosa. Ella tendría entre unos nueve o diez años, tenía el pelo castaño rubio, demasiado pálida, con unos ojos avellanados claros que contrastaba con su palidez haciéndola ver frágil, era delgada y no muy alta... Llevaba un curioso camisón blanco roto que parecía demasiado desfasado para la época actual y lo más curioso es que iba descalza, pero irradiaba luz y paz.
- Por fin te atreves a quererme ver. —Dijo sonriéndome. Hice una mueca frunciendo el ceño al no comprenderla, no la recordaba ni siquiera sabía quién era y el motivo de irrumpir en mi vida. Ella resopló con pesadez—. Pensaba que te acordabas de mí. —Musitó con un deje de tristeza en sus ojos mientras bajaba la cabeza, al decir la última palabra pude asegurar de que le había temblado el labio inferior.
- ¿Quién eres? —Pregunté pensativa intentando sonar más amable y cercana de lo que había sido en un principio. Ella me miró y sonrió con dulzura, se me escapó una pequeña lágrima furtiva que recorrió mi mejilla derecha por haber cometido algo tan horrible como olvidar a una pequeña persona que seguramente marcó mi desastrosa infancia. Sé que la conocía de algo, pero no lograba recordar cómo la conocí ni quién era.
- Soy... —En ese momento una voz del pasillo nos interrumpió, a la vez que giraba la cabeza para mirar hacia la puerta de dónde provenía el llamado para ir a cenar, llamado que procedía de mi hermana.
Al volverme de nuevo hacia la esquina esa preciosa niña ya no estaba, y yo estaba dudosa, pero a la vez feliz e intrigada. Tenía muchas emociones en mi interior que parecían tener una gran batalla y no era consciente de cómo gestionarlas.
Como no salí de mi habitación, mi hermana entró sin llamar y me vio mirando hacia la ventana, pensando y memorizando todo lo que había pasado hasta ahora, eso me había hecho enumerarlas.
1. Desde ese sueño, sólo me han pasado cosas extrañas.
2. No dejo de ver sombras por todos lados adonde miro y si me concentro un poco más, incluso puedo ver "bien" a esa persona. (Digo "bien" porque realmente los veo muy mal, pero puedo verlos como personas "normales", o por lo menos lo que fueron en su día).
3. Mi familia me ha ocultado demasiada información a lo largo de los años, tal vez para protegerme, pero esa información podría ser importante a la hora de conocerme un poco más a mí misma.
4. Siento que he reprimido muchos recuerdos de mi infancia, ya sea por miedo o por intentar protegerme de ciertos recuerdos, aunque sí es cierto que no me siento ajena a "este mundo".
En ese momento mi hermana interrumpe una vez más mis pensamientos.
- La cena ya está, pensé que me habías escuchado. —Dijo con una mirada cautelosa, mirando hacia todas las direcciones del cuarto, como si sintiera ese frío gélido que se había instalado en la habitación segundos antes con la presencia angelical de aquella pequeña desconocida. Se acercó poco a poco a mí como si estuviera cohibida de hacerlo, y finalmente se sentó en la silla de mi escritorio que se encontraba al lado mía, cogió mi mano. Hecho que me sorprendió—. Sabes que puedes contar conmigo siempre, ¿verdad? —Me mira con fijeza como si quisiera meterse dentro de mi mente para ver lo que rondaba por ella, y la verdad ni siquiera yo lo sabía.
- Sí, lo sé, pero ahora mismo vosotras tampoco lo hacéis en mí. ¿Por qué debería de hacerlo yo? —La miré con reprobación, y comprendió dónde estaba llegando, dio un gran resoplido.
- Ade, somos tu familia siempre podrás contar con nosotras, pero hay cosas que llevan su tiempo de comprensión y todavía no ha llegado el tuyo. Aunque sé que no es así, sé que olvidaste parte de tu infancia y que ahora estás volviendo a recordar algunos momentos, y... poco a poco irás recordando mucho más, y te ayudaré. Te lo prometo. —Me dijo sin más. La miré una vez más, cansada por toda esta situación. Al ser "la pequeña" de la familia siempre han intentado evadir ciertos temas, sobre todo cuando mi padre se marchó. Soy consciente de ello desde que entré en la pubertad y fui viendo el sentido a las cosas. Intentan callar los problemas que creen que yo no veo y eso siempre me ha molestado.
- No tengo hambre, creo que me quedare aquí. La verdad estoy muy cansada. —Me giré sin mirarla y sabiendo que estaba siendo dura con una de las personas que jamás me dio la espalda... Me dolió incluso a mí—. Cierra cuando salgas. —Fue lo último que dije al dirigirme hacia la ventana. Escuché como cerraba la puerta y se alejaba lentamente por el pasillo, con pesadez y seguramente arrepentimiento.
Me dirigí hacia el lugar al que siempre iba cuando sabía que algo no iba bien, hacia la terraza. Ascendí por la escalera de emergencia y me senté en el muro. Admirando la gran ciudad de Madrid, sintiéndome un poco más viva al sentir el frío instalarse en mi cuerpo.
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Bajo Mi Piel (Reescribiendo)
Gizem / GerilimEn este libro podréis ver cómo la protagonista empieza a sufrir unos sucesos, que la llevarán a descubrir un don oculto. ¿Te atreves a descubrirlo? Misterio e intriga, ¿Real o no? ¿Ficción o realidad para muchos de vosotros?