[COMPLETA - BORRADOR]
Cargado de recuerdos dolorosos, el pasado tocó la puerta de Gianna un día, y ese pasado era él.
Tras haberse ido sin dar explicación alguna, Piero volvió, arrepentido por sus acciones e intentando recuperarla.
El recibimiento...
Come up to meetyou Tellyoui'm sorry. Coldplay - Thescientist.
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GIANNA
Un sonido desesperante se repite como por cuarta vez consecutiva. Doy vueltas en mi cama, tal vez sea parte del sueño, pienso.
Pero no. La maldita alarma de las 6:30 de la mañana está sonando. Abro los ojos intentando acostumbrarme a la cálida luz del sol que se cuela por mi ventana —que, ahora que me doy cuenta, está abierta sin mi permiso. Seguro fue mamá—, hasta que por fin los separo por completo.
Miro en mi mesa de luz, el despertador de mi celular está sonando, me inclino, lo apago y, cuando pretendo darme vuelta y dormir cinco minutos más, alguien interrumpe en mi habitación.
—Acabo de escuchar tu alarma sonar, llegarás tarde si no te levantas. —Mamá cierra la puerta y yo, con todo el malhumor encima, me levanto, sin otra opción.
Me friego los ojos y estiro mis brazos para desperezarme, antes de entrar al baño.
Me alisto rápido y bajo a desayunar. Mamá, papá y el espécimen de hermana que tengo ya están sentados en la mesa de la cocina.
—Buen día —saludo con una sonrisa.
—Buen día, cielo —dice mamá, al tiempo que me acerco y deposita un beso en mi frente.
—Hola, hija —saluda papá, y repetimos lo mismo que con mamá.
—A mi ni te me acerques —dice Emily, con una cara de espanto actuada, claramente.
—No pretendía hacerlo —digo.
Me siento en la mesa y el café ya está sobre ésta, tomo un pan y lo unto con mermelada, lista para comerla.
—Tom, cariño —le habla mamá a papá—, ¿puedes alcanzarme la miel?
Tom Dominick, un hombre trabajador y responsable. Siempre admiré a mi papá, cuando era pequeña nos la pasábamos jugando al voley con una pelota que él me había regalado.
—Toma —dice él, pasándole el pequeño frasco transparente —. ¿Hoy trabajas? —le pregunta a mamá.
Karen Slorrence, una mujer cariñosa y dedicada. Al tener dos niñas, su vida se tornó complicada, pero siempre le dedicó tiempo a lo que le gusta: diseño de interiores.
—¡Sí! Hoy iremos con Mara a la casa de los Rymer.
Mis sentidos se ponen en modo alerta.¿Escuché bien?
—¿Los Rymer? ¿Han vuelto al vecindario? —habla Emy.
—Al parecer. He visto a Piero comprando en el almacén aquí a la vuelta —nos cuenta.
