Capítulo 36 | Confiar.

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                             Cuenta con mi amistad
                               para hallar la verdad
                              que dentro tuyo está...
                         Oh, oh, oh, ¡confía en mí!

                  Tini Stoessel - Confía en mí.

                  Tini Stoessel - Confía en mí

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GIANNA

El silencio de mi habitación habría sido un magnífico plan a comparación de los abarrotados locales del centro comercial. 

Aisha logró convencerme de salir a comprar un vestido apropiado para la importante celebración y, como no tengo ninguno, porque todos comenzaron a quedarme cortos, dije que sí. Pero no era buena idea venir a esta hora.

—Gia, apura tus pies o llegaremos el año que viene al próximo local —exige con cierto enfado.

Resoplo mientras trato de que mi cerebro le dé órdenes a mis pies para que aceleren su paso.

Caminamos un rato más en las aceras frente a las vidrieras de las tiendas de ropa.

Mi cuerpo está exhausto culpa del calor agobiante de hoy y por la cantidad de tiempo que llevamos deambulando de lado a lado. No estoy en mi punto límite, que podría ser sacar la lengua como los perros para mejorar mi respiración. Por ahora sólo inspiro profundamente para llenar mis pulmones.

En menos de veinte minutos entramos a dos locales más en los que mi mejor amiga se prueba prácticamente todos los vestidos que se le cruzan. En estos casos también respiro profundo y camino detrás de mi amiga sosteniendo las prendas que se probará.

Aisha me deja un vestido negro en los brazos, avisándome que ya tiene el límite suficiente para entrar al probador. Ruedo los ojos y sonrío al ver su emoción por la compra de vestimenta.

Mientras espero a que la morena salga, camino por la tienda a paso lento, observando las prendas colgadas en mas perchas. Hay vestidos de muchos colores, formas y diseños; algunos me atraen a primera vista y otros hacen que siga de largo sin mucha convicción.

Yo también debería elegir un vestido, pero soy un poco indecisa en estos temas. Me pasa cada vez que intento comprarme ropa.

El sonido de la campanilla de la puerta retumba en todos los rincones del lugar avisando que alguien va a  ingresar. La puerta se abre, pero la persona se queda hablando con alguien más afuera de la tienda.

—¡Espérame ahí dentro, ya vuelvo! —Se escucha a alguien gritar a lo lejos.

Como estoy detrás de una barra con muchos vestidos colgados me es imposible ver a quien sea que esté afuera.

En respuesta, escucho a alguien refunfuñar y, seguidamente, cerrar la puerta. Sonrío al imaginar que es alguien que entró obligado.

—Ahora recuerdo por qué no salía de compras con ella —se queja la misma persona pasando al lado de donde estoy yo, aún sin ver nada por los vestidos en medio.

Olvidándome de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora