Capítulo 14 | Baúl.

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Hurts, but I know how to hide it

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GIANNA

Otro golpe sobre la madera. Aguardo hasta que Aisha me abra la puerta. Acordamos que hoy hablaríamos con el amigo de su hermano, a ver qué podemos averiguar sobre el desconocido que ha estado enviando los mensajes anónimos.

La puerta es abierta y aparece la morena un tanto nerviosa, puedo notarlo en su rostro. Me hace la típica seña para que pase, no sin antes saludarnos.

—Mi hermano y sus amigos están en la cocina —me avisa.

La sigo por la sala principal hasta que llegamos al comedor - cocina. Efectivamente, su hermano y dos chicos —que, a propósito, a uno de ellos no registro— se encuentran recostados sobre la pequeña isla que hay en medio del lugar.

Ash y yo nos detenemos en el marco de la puerta que separa la cocina del resto de la casa, ella carraspea y los tres presentes nos miran. Les dedicamos una leve sonrisa y mi amiga se me adelanta.

—Samuel ya sabe algo, se lo conté sin muchos detalles antes de que llegaras —comenta la rulosa.

—De acuerdo —opino—. ¿Ya sabe lo que necesitamos de él?

Pareciera que estamos armando un grandísimo plan para robar un Banco Nacional, pero la realidad es que necesitamos averiguar a un posible acosador. La vida no es como en las películas, definitivamente. Aunque prefiero que la mía sea aburrida antes que tener a alguien detrás de mi mejor amiga.

—Sí —afirma Sam, el amigo del hermano de Aisha. Ay, que lío fue eso—, pero necesito más información —pide, como si fuera todo un profesional.

En este preciso momento agradezco que el morocho haya comenzado la carrera de Informática. Antes, el llevarse bien con la tecnología era sólo un «don» que adquirió por compartir tanto tiempo con ese mundo. Pero el hecho de que haya elegido seguir especializándose en eso es mucho más tranquilizante.

Ash decide terminar de contar su angustiosa situación. Nicholas, su hermano; el otro muchacho —que no tengo ni la menor idea de dónde salió— y yo nos quedamos en silencio, esperando a que ella finalice.

Cuando lo hace, deja escapar un suspiro pesado y se acerca a mi. No soy capaz de imaginar lo que cruzará por su cabeza en estos momentos.

—Chicas, esto es pan comido —anuncia el hacker—. Con un programa especial que tengo en mi computadora puedo rastrear el número con el que te estuvieron escribiendo, Aisha, y después solo queda investigar quién es —explica tan tranquilo que hace parecer que la situación está controlada, pero la realidad es que no tenemos la certeza de nada—. Luego ustedes deciden si hacer una denuncia o no.

Olvidándome de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora