Capítulo 33 | Cállate.

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                   Yes, well you should shut up

                         Ariana Grande - Shut up

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GIANNA

—¡Axel! ¡Vamos, despiértate! —grito otra vez mientras sacudo el brazo de un rubio adormilado.

—¡Yo no me comí ese sándwich de queso! —Se levanta de un brinco, su rostro demuestra susto. Pero es pasajero porque al instante se acuesta de nuevo en el asiento y se voltea para el lado contrario al que estoy yo.

—Sabía que habías sigo tú —murmuro, pero está tan dormido que no me escucha.

Reprimo una sonrisa y sigo en mi fallida misión de despertar a mi amigo.

—¡Axel, ya llegamos! ¡Levántate! —Lo muevo un poco más fuerte hasta que veo que comienza a abrir sus ojos—. ¡Arriba!

—¿Qué ocurre? —pregunta con voz dormida, sin entender muy bien Son de está.

—Ocurre que ya llegamos a la ciudad, todos bajaron del autobús y sólo quedamos nosotros dos —contesto sin muchos ánimos.

Ax me mira confundido, pero sé que es porque aún no se despierta por completo.

—Vamos, puedes dormir en tu casa cuando llegues.

El rubio termina de abrir sus ojos y se levanta del asiento con pesadez. Arrastrando sus pies por el suelo y fregando sus manos contra su rostro, salimos del autobús.

La parada final fue el colegio, aquí nuestros padres tendrán que buscarnos para volver a casa, o simplemente nos vamos caminando.

Volteo para todos lados intentando dar con mi grupo de compañeros y la profesora Ross. Cuando los veo, guío a Axel y los dos caminamos hasta ahí.

—Quiero decirles que este viaje de estudio salió como lo planeado y me alegra que lo hayan aprovechado al máximo. Los pocos trabajos a los que les heché un vistazo estuvieron muy bien y espero que para la fecha de entrega todos sean increíbles —nos habla la profesora.

Se la ve alegre, como si estuviera realmente orgullosa de nosotros.

—Nuestro trabajo es el mejor —susurra Ax en mi oído. Su voz adormilada me provoca una risita que no puedo contener.

—Cállate, aún estás dormido —lo regaño en el mismo tono.

Mi amigo cruza los brazos y se queda parado al lado mío, comportándose como un niño pequeño.

Guardo una nota mental en la que me digo que no debo despertar a Axel porque, sumando su mal humor en el momento con su cotidiana forma de ser, el resultado no es el mejor.

—Ya pueden volver a sus casas, sus padres los están esperando —informa Ross señalando al grupo de adultos a unos metros de nosotros—. Nos vemos en la próxima clase del taller.

Olvidándome de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora