Capítulo 37 | Bailemos.

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               Cause feelings are hard to find
                                      Feelings are hard.
                          But I feel 'em in my chest
                                       A tiny war within
                       But when I pull you closer
                                            I can't explain.

                                         Lauv - Fellings.

                                         Lauv - Fellings

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GIANNA

El día tan ansiado por todos llegó luego de casi dos semanas de espera. La emoción reina en todos los alumnos de distintas formas: algunos se emocionan más con la llegada del conocido evento, otros están en modo normal, y, por último, están los que no les mueve ni un pelo.

Supongo que serán alguna raza humana extraña.

Cuando recuerdo a Piero pidiéndome para ir con él, una felicidad y un cosquilleo —que ya tengo familiarizado— me abordan.

La noche del miércoles me tocó sacar la bolsa con residuos a la acera, y ahí estaba él, parado frente a mi puerta. Nos habíamos alejado un poco de mi casa, casi llegando a la plaza del vecindario, cuando se detuvo para hablar. Lo miré, nerviosa —pero ansiosa— por saber qué quería decirme.

Suspiró profundo para calmar sus nervios y me propuso acompañarlo a la celebración de hoy. Quería saltar y tocar el cielo con mis manos, pero me obligué a anclarme al suelo. Sonreí ampliamente, como cuando te regalan eso que tanto esperabas.

Así me sentía.

Regresé a casa y, por suerte, no había nadie en el camino hasta mi habitación. Me acosté en la cama sin borrar la sonrisa y comencé a grabar el recuerdo en mi mente para no olvidármelo nunca. Bueno, tal vez estoy exagerando, pero era algo así.

El brillo de sus ojos cuando dije que sí —parecía una propuesta de casamiento ahora que lo pienso— ilumina mi mente.

Suspiro suavemente.

Un sonido desde el exterior de mi casa me hace salir de mi burbuja de recuerdos. Me levanto rápido del sofá del living y corro hacia la puerta, encontrando una morena sonriente.

—¡Hola! —me saluda animada; muy animada—. ¡Vamos, que tenemos sólo tres horas para prepararnos!

—¿Sólo tres horas? —pregunto ante su tono de desesperación.

—¡Es poco tiempo! —chilla.

Me hago hacia un lado con una sonrisa para que pueda entrar a casa. Subimos las escaleras y entramos a mi habitación, no sin antes cerrarla con seguro, sólo para evitar interrupciones a nuestro ritual de preparación.

Olvidándome de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora