Ya no almorzaba, costaba demasiado dinero. Todo el dinero que ganaba lo ahorraba para lo que era realmente importante. No gastaba ni un céntimo que no fuera absolutamente necesario. Comía lo menos posible y lo más barato posible, aguantaba el frío y minúsculo apartamento para evitar gastar en calefacción, caminaba siempre que le era posible en vez de utilizar el transporte público.
En cuanto a ropa, a excepción del vestido que había comprado en una tienda de segunda mano para las citas de la agencia, no recordaba cuándo había sido la última vez que había comprado algo.
—¡ Vaya, ya era hora! —protestó su cliente.
—Lo siento...
Ofreciendo una sonrisa de disculpas, ____ continuó con su trabajo.
***
Zayn estaba sentado en la mesa del bar del hotel West End, un hotel al que jamás había ido. Su expresión era seria. Estaba muy serio desde que había llamado a la agencia para pedir una cita con ____. Antes había tenido que llamar a Cosmo para que éste le diera el teléfono de la agencia y había tenido que aguantar sus quejas respecto a que ____ le hubiera dejado plantado la noche anterior.
Se miró el reloj con impaciencia. ___ debía estar a punto de llegar.
Y fue entonces cuando apareció, caminando hacia el bar con la figura muy derecha y la postura tensa.
Sintió algo intenso, algo que debería haber sido ira, pero no lo era. Lo que era no lo sabía y no le importaba en esos momentos.
____ llevaba el mismo vestido que la noche anterior, exponiendo sus encantos a todo el mundo que quisiera mirar. Sin embargo, parecía ignorarlo. Caminaba casi a ciegas, con expresión vacía, y él se preguntó cuánto tardaría en darse cuenta de quién era su acompañante aquella noche.
Vio el momento en que ocurrió. La vio abrir los ojos, palidecer, detenerse... Pero pronto se recuperó. Su expresión volvió a ser una máscara: rígida, congelada.
Zayn se puso en pie mientras ella miraba a todas partes como si estuviera buscando a otro hombre, a cualquier hombre menos a él...
—Es conmigo con quien tienes una cita, ___ —le dijo él con voz cortante.
____ volvió los ojos hacia él. Le miró con incredulidad y con algo que a él no se le escapó... Pánico. Abatimiento.
Pero por debajo había otra cosa. Algo que le afectó a pesar suyo, a pesar de luchar contra ello.
____ le miró fijamente. No podía creerlo, no podía ser. Él, no. Zayn, no.
¡Dios bendito! ¿Cómo podía pasarle eso a ella? ¿Cómo podía ser?
«¡No puede ser verdad, no puede serlo!»
No podía ver a Zayn otra vez. ¿Cómo iba a poder soportarlo? ¿Cómo iba a poder soportar sus burlas, su desprecio?
Utilizando la única arma que tenía a su disposición, suprimió cualquier otra emoción. Su expresión se endureció.
—¿A qué se debe esta farsa, Zayn? —preguntó con voz tan dura como su semblante.
—Siéntate —respondió él con la misma dureza, ofreciéndole una silla.
La vio vacilar y arqueó una ceja sarcásticamente.
-He dicho que te sientes, ____. He contratado tus servicios para esta noche, así que será mejor que empieces a ganarte el dinero.
____ se sentó. Vio a Zayn, enfundado en un impecable traje, ocupar el asiento opuesto al de ella, seguro de sí mismo, elegante, poderoso...
