_____ estaba arrancando malas hierbas. Como si arrancara malas hierbas de su propio corazón. ¡Malas hierbas con el rostro de Zayn Malik!
Había estado a punto de dejar que la besara. ¡Que la besara! ¡Así, sin más!
El esfuerzo que había tenido que hacer para alejarse de él, para refugiarse en un lugar seguro, había sido casi sobrehumano. Pero lo había hecho.
Continuó trabajando en el jardín hasta que el sol se ocultó tras las copas de los árboles. Entonces, entumecida, se puso en pie. El pequeño jardín amurallado estaba completamente a la sombra y ella tembló ligeramente. Había refrescado bastante.
Miró a su alrededor un momento y luego entró en la casa con el propósito de lavarse, prepararse algo de cena y ver un poco la televisión antes de acostarse... ¡Y no iba a permitirse caer en un estado depresivo ni sentirse sola!
Las lágrimas estuvieron a punto de asomar a sus ojos, pero parpadeó, conteniéndolas. No iba a llorar por un imposible. Había sido imposible cuatro años atrás y seguiría siéndolo siempre.
_____se llenó los pulmones de aire y se lavó las manos. Pero justo en el momento en que iba a dejar la toalla después de secárselas, se puso tensa, alerta.
Un coche acercándose... y sabía muy bien qué coche tenía un motor que hacía esa clase de ruido. Oyó apagarse el motor, la portezuela del vehículo al cerrarse. Y al cabo de unos instantes, Zayn estaba entrando por la puerta de la cocina.
____ se quedó inmóvil, en silencio. Por dentro era un manojo de nervios.
-He venido a recogerte para llevarte a cenar -anunció Zayn.
-¿A cenar?
-Sí. He reservado una mesa en el hotel en el que voy a pasar la noche. No ésta muy lejos, sólo a unos kilómetros de aquí -dijo él como si llevarla a cenar fuera la cosa más natural del mundo.
_____ no podía hablar, sólo mirarle. Por fin, recuperó la voz.
-No puedo ir a cenar contigo.
-¿Tienes algún otro compromiso? -inquirió él. ____ sintió el rubor de sus mejillas.
-No, claro que no. Pero eso no significa que pueda...
-¿Por qué no? Al fin y al cabo, debes estar cansada de una comida tan sencilla como la que has encontrado aquí.
-No estoy cansada, estoy bien -replicó ella.
-Da igual, esta noche podrás cenar algo mejor, ¿no? -Zayn miró su atuendo-. Aunque vas a tener que cambiarte de ropa.
-No tengo nada apropiado para salir de noche -respondió ella, recordando el amplio y caro guardarropa de antaño, ya completamente desaparecido.
-No importa. El restaurante tiene un ambiente muy informal.
-Zayn, esto es... -pero _____ se interrumpió. «Una locura», quería decir. «Un absurdo. Un sinsentido».
-Vamos, ve a cambiarte -le instó Zayn-. Y no tardes, recuerda que sólo he comido un sándwich hoy -añadió él con cierto humor en la voz.
_____ se preguntó por qué demonios quería invitarla a cenar. Le resultaba incomprensible.
Insoportable.
En cualquier caso, eso era lo que tenía que hacer aquella noche, no tenía alternativa. Tenía que soportar el tormento de cenar con Zayn...
Aturdida, se dio media vuelta y subió las escaleras que conducían al pequeño dormitorio situado encima del cuarto de estar.
