El coche se dirigió al centro de Londres. Por fin, tras lo que pareció una eternidad, se detuvo delante del hotel Park Lane. _____ salió del vehículo y se dejó guiar por Zayn al vestíbulo del hotel. Guardó silencio mientras subían en el ascensor a la suite de él. Cuando Zayn cerró la puerta, ella se volvió.
—No tenemos nada que decirnos, Zayn. ¡Nada! —su voz no era hostil, sino indiferente.
-Siéntate.
Y ella, con la misma distante aceptación con la que se había dejado llevar en el coche, se sentó en el sofá. Zayn la imitó, pero ocupó el extremo opuesto.
-_____, quiero saber qué pasó exactamente hace cuatro años cuando te dejé.
____ le miró inexpresivamente. Su rostro una máscara.
-¿Por qué? —su indiferencia seguía siendo evidente, pero ahora también había hostilidad, se le notaba.
-Porque quiero saberlo —contestó él, ignorando el reto—. No vas a marcharte hasta que no me cuentes lo que quiero saber, así que ya puedes empezar. ¿Qué ocurrió hace cuatro años cuando te dejé?
_____ siguió sin contestar.
-¿Cuándo tuvo tu padre su primer infarto? La había sorprendido. ____ no había esperado eso.
—¿Quién te ha dicho que ha tenido un infarto?
—La enfermera de la clínica. Me dijo que había tenido dos infartos antes del derrame cerebral. ¿Cuándo le dio el primero?
—¡Eso no es asunto tuyo!
Zayn ignoró la furiosa contestación.
—_____, ¿cuándo?
-¿De verdad quieres saberlo? ¡Muy bien, pues te lo voy a decir! —sus ojos estaban llenos de veneno—. El primer infarto le dio la mañana que volvió de Edimburgo, con las manos vacías, cuando su secretaria le llamó para decirle que tú habías telefoneado para informarle de que tu empresa no iba a hacer tratos con la suya y que ya habías salido para volver a Atenas.
—¿Esa mañana? —preguntó Zayn muy quieto.
—¿Quieres ver los informes médicos para convencerte? —inquirió ella sarcásticamente.
Pero Zayn estaba pensando en otra cosa. El día después de que la despreciara como si se tratara de un trapo viejo.
—¿Cómo de serio fue el infarto?
—Sobrevivió —respondió _____ con voz tensa—. Los médicos me advirtieron que podría darle otro, pero no fue así. Le operaron y pasó meses en el hospital, por eso fue por lo que yo dejé los estudios de música, para cuidarle. Para entonces, la empresa ya había cerrado y me preocupaba lo mucho que costaban mis estudios. También tuvimos que vender la casa de Holland Park y nos trasladamos a un piso mucho más barato.
—Lo siento —dijo Zayn, consciente de que esas palabras eran inadecuadas.
—¿Por qué? —_____ se encogió de hombros—. No tenía nada que ver contigo. No era asunto tuyo, ¿por qué ibas a sentirlo?
—Eso no importa. Dime, ¿y el segundo infarto?
—Un año después, pero ése fue peor. Mi padre estaba mucho más débil y tenía mucho más estrés.
—¿Estrés? —repitió Zayn sin comprender.
—Sí, asuntos de dinero. Había intentado montar su empresa otra vez y eso le había estresado. Y luego... En fin, le hizo perder aún más dinero. Eso fue lo que motivó el segundo infarto.
Zayn asintió. Pero aún necesitaba la respuesta a otra pregunta para realmente entender lo que había ocurrido.
—Me hablaste de un chiringuito financiero, ¿qué es lo que pasó?
¿Tan débil había estado Edward Granton como para cometer la estupidez de caer en un fraude tan conocido?
Una sombra cruzó los rasgos de ____.
—Mi padre estaba otra vez en el hospital y yo tenía un poder notarial, ya que no se sabía si iba a sobrevivir al segundo ataque. Quería darle una buena noticia, ya que él estaba tan preocupado por el dinero, así que yo...
—Se ensañaron contigo, ¿verdad? —_____ debía haber sido como un cordero entre una manada de lobos.
_____ lo miró a los ojos.
—Invertí casi todo lo que le quedaba a mi padre. No era mucho en comparación con todo lo que había tenido, sólo unas doscientas mil libras —______ guardó silencio un momento, pero su expresión mostró el sentimiento de culpa que la embargaba—. Lo perdí todo, todo. Fui increíblemente estúpida. Intenté ocultárselo a mi padre, pero cuando salió del hospital y se enteró... —_____ respiró hondo—. Bueno, fue entonces cuando tuvo el derrame cerebral.
Nerviosa, _____ se frotó las manos y continuó:
—Tuvo suerte. No sólo sobrevivió, sino también pudo ir a esa clínica, ya que aún le cubría el seguro médico privado. Es una de las mejores del país —_____ tragó saliva y clavó los ojos en la alfombra—. Pero ahora el seguro médico ha caducado. Yo había apartado un poco de dinero y gastaba lo imprescindible, pero no me llegaba para pagar la clínica. Así que, cuando me dijeron que mi padre tendría que marcharse, no me quedó más remedio que hacer lo que fuera para conseguir dinero.
_____ alzó la cabeza y le miró directamente a los ojos. Su expresión era dura, la misma expresión que había visto en ella en el taxi.
— ¿Y qué si eso significaba trabajar de señorita de compañía? ¡Necesitaba el dinero! Lo importante es que mi padre siga en la clínica. Además, no se iba a enterar de cómo ganaba yo el dinero —los ojos de _____ eran como cuchillos clavándose en él—. ¡Por eso lo hice! ¡Y por eso acepté tu dinero! ¡Y ahora ya lo sabes todo! ¡Pero lo que sigo sin saber es qué te importa a ti! ¡No tiene nada que ver contigo, Zayn, nada en absoluto!
—Te equivocas, me importa mucho —una intensa emoción le sobrecogió, pero aún era preciso hacer algunas preguntas más, preguntas cuyas respuestas podían cambiarle la vida—. _____, ¿por qué hiciste el amor conmigo en Belledon?____________________________________
Loveu.xx