Capitulo-.26

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Supongo que se dará cuenta de que hay recesión económica, ¿verdad? La voz de la mujer de la oficina de la agencia estatal de empleo denotaba impaciencia. ____ sabía por qué: había dejado un buen trabajo sin motivo aparente y ahora estaba otra vez allí, pidiendo trabajo. 
—Estoy dispuesta a aceptar cualquier trabajo —dijo _____ en voz baja. 
Estaba angustiada. Aunque el cheque de Zayn le había dado un respiro, tenía que empezar a ganar dinero inmediatamente. 
Pero no debería haber recordado el cheque. Ni a Zayn. 
«¡Concéntrate! ¡Fija tu atención en lo único que importa: conseguir otro trabajo. Cualquier trabajo!» 
La mujer de la agencia de desempleo estaba mirando el monitor del ordenador. 
—Si supiera escribir a máquina, sería más fácil. El problema es que no está preparada para el mercado laboral. 
______ lo sabía. Llevaba cuatro años siendo sumamente consciente de ello. No tenía una preparación profesional y tampoco tiempo para adquirirla. 
Lo único que podía hacer era aceptar cualquier trabajo por muchas horas que fuera y por cualquier salario. 
La mujer apoyó la espalda en el respaldo del asiento, dándose por vencida. 
—Tendrá que volver mañana a ver si sale alguna cosa. En la base de datos sólo encuentro trabajos en bares, y usted ha dicho que no quiere ese tipo de trabajo. 
No, no lo quería. Ya lo había hecho en una ocasión, pero el acoso sexual al que se había visto sometida le había parecido repelente. Desde entonces, se había limitado al trabajo de dependienta en tiendas. Sin embargo, en ese momento no podía permitirse el lujo de rechazar ningún trabajo, y mucho menos después de haber trabajado como señorita de compañía... 
A pesar de haberlo negado en su momento, sabía que Nikos había estado en lo cierto al calificar ese trabajo.
Pero no, no podía pensar en Nikos, no debía pensar en él. Por lo tanto, miró a la otra mujer con expresión de desolación. 
—¿Qué clase de trabajo en bares? Diez minutos más tarde, _____ salió a la calle. Aunque consiguiera el trabajo que iba a ver aquella tarde, era poco dinero, el sueldo base. 
Caminó por la calle sintiendo una gran desolación. Aún tenía agujetas por todo lo que había andado el día anterior, cuando salió de la casa a las cinco de la mañana y fue andando hasta el pueblo; de allí, a la estación de tren. Había tenido que dejar el equipaje, sólo había llevado consigo el bolso, mientras se marchaba sigilosamente, temerosa de que Zayn se despertara. Con miedo de perder el valor y no poder hacer lo que tenía que hacer. 
«Pero lo hice y eso es lo que importa. Nada más, nada más...» 
La desesperación se apoderó de ella. 
«Tengo que continuar. Tengo que continuar. Y, sobre todo, no pensar en lo que ha pasado con Zayn. Porque si pienso en ello, si pienso en ello...» 
Se derrumbaría, se vendría abajo. 
«Fue un sueño, eso es todo. Eso es lo que tengo que pensar. Tengo que imaginar que lo he soñado. Porque eso es lo que ha sido, un sueño. Tan ilusorio como si lo hubiera imaginado. Tan imposible como si lo hubiera imaginado». 
Y con la cabeza gacha, continuó caminando por el duro adoquinado de la calle. 
*** 
—Señor, la hemos visto. 
Al momento, Zayn, con el móvil pegado al oído, se puso tenso. 
—¿Dónde? 
El operario de seguridad le dio una dirección, que él anotó en un trozo de papel.. Después, cortó la comunicación y llamó a su chófer para que fuera inmediatamente a recogerle. A continuación, salió del despacho, le pidió a su secretaria que cancelara todas sus citas y se dirigió a los ascensores de las elegantes oficinas londinenses de Malik Corp. 
Su expresión era sombría. 
Por fin la habían encontrado. 
Le había llevado una hora de frenética búsqueda convencerse de que _____ no estaba en algún sitio de la casa en ruinas con la nuca rota, y más tiempo aún darse cuenta de que, a pesar de haber dejado allí sus pertenencias, _____ se había marchado, le había dejado. 
¿Por qué? 
Todavía no había encontrado respuesta a esa pregunta. No se le ocurría ningún motivo. Le resultaba inexplicable, imperdonable. 
¿A qué demonios estaba jugando _____? 
Encolerizado, se subió al coche y le dio al chófer la dirección a la que iban. Había sido un imbécil. Un perfecto imbécil. 
Igual que la última vez. 
_____ Granton le había destrozado una vez más. Pero iba a encontrarla e iba a obtener explicaciones. 
«¡Maldita sea, maldita sea por hacerme esto otra vez! ¡Maldita sea por llevarme al paraíso y luego arrojarme al infierno! ¡Maldita sea!» 
El trayecto hasta la dirección que le habían dado llevó más tiempo del que había imaginado y no era la clase de lugar al que había esperado ir. Frunció el ceño mirando a su alrededor. ¡Esa zona estaba muy abandonada! 
El móvil sonó y respondió a la llamada. 
-¿Sí? —dijo Zayn con voz seca. 
-La mujer está en la calle, dirigiéndose a su casa —le informó el operario. 
-No la pierda de vista —contestó Zayn. 
Frunció el ceño mientras continuaba examinando los alrededores. Entonces la vio. Iba andando por la calle, unos metros por delante del coche. La forma como caminaba reavivó un mal recuerdo. La había visto caminar así antes, con la cabeza baja, apenas capaz de poner un pie delante del otro. Había sido la noche que la había visto escapando de Cosmo Dimistris. 
Vencida. Agotada. Destrozada. 
-¡Pare el coche! —ordenó al chófer. 
El chófer detuvo el coche inmediatamente y Zayn saltó a la calle. 
La agarró por un hombro y la hizo girar. _____ lanzó un quedo grito y, de repente, su rostro mostró terror. Pero entonces le reconoció. 
Y palideció. 
-Zayn... 
—¡Sí, Zayn! ¡Y ahora ya puedes empezar a decirme a qué demonios estás jugando! 
La expresión de ____ estaba vacía, completamente vacía. Pero Zayn se dio cuenta de que ______ no lo hacía intencionadamente, porque no quisiera contestarle, sino porque no podía. Tenía la misma expresión abatida y de derrota que había visto en ella al verla en la calle, calada hasta los huesos, cuando la agarró y la metió en el taxi. 
Pero tenía que hablar con ella, necesitaba una explicación. Pero no ahí, no en la calle. 
—¿Dónde vives, ______? 
No podía vivir allí. Aquél era un barrio marginal. 
_____ señaló una casa a unos metros de donde se encontraban. El piso bajo estaba tapiado con tablones de madera y, en el lateral, había una puerta con la pintura desconchada. 
—¿Vives ahí? —preguntó Zayn sin poder evitar un tono de incredulidad en la voz. 
«¿Qué demonios pasa? ¿Por qué está _____ aquí?» 
Lo sabría. Obtendría todas las explicaciones que requería. 
El coche se acercó a donde se encontraban. Estaba llamando la atención, no era la clase de vehículo que frecuentaba esa zona. Le informó al chófer que diera vueltas a la manzana hasta que él le llamara. El coche se marchó y él volvió su atención de nuevo a _____, con la mano aún en su hombro. 
La sintió temblar. 
La acompañó hasta la puerta que ella le había indicado y esperó a que _____ sacara las llaves del bolso y abriera. Dentro le golpeó la mezcla de olores a suciedad, moho y orina. No había vestíbulo, sólo unas escaleras. Arriba de las escaleras había varias puertas.
-Ésta —dijo _____ en voz baja, y abrió. 
Al entrar en la habitación, Zayn se dio cuenta de que la vida no había sido amable para _____ Granton durante los últimos cuatro años. La estancia estaba ocupada por una cama estrecha, un armario empotrado, un lavabo, un pequeño refrigerador y un infiernillo encima de un mueble. El suelo era de linóleo y había una diminuta alfombra al lado de la cama. Lo único bueno que se podía decir era que estaba limpia y ordenada, y olía a desinfectante. 
-¿Vives aquí? —dijo él con incredulidad. 
_____ puso el bolso encima de la cama. 
—Sí. 
Parecía tranquila, pero su semblante continuaba vacío. 
-¿Qué demonios está pasando? —Zayn respiró profundamente—. ¿Cómo puedes vivir en este pozo inmundo? 
_____ parpadeó. 
—Es lo único que puedo permitirme. 
Zayn dijo algo en griego. 
—¿Por qué? ¡_____, tu padre era multimillonario! ¡El que perdiera la empresa no significa que no pudierais permitiros nada mejor que esto! Seguramente tendría dinero en algún banco, a salvo. Y aunque no se tratara de una fortuna, como antes, debía ser lo suficiente para permitiros vivir cómodamente. En cuyo caso, ¿por qué demonios vives así? 
Zayn se interrumpió y, de repente, empequeñeció los ojos.
—¿Es que ya no te hablas con tu padre? ¿Es porque a tu padre no le gusta la clase de vida que llevas? ¿Es eso? ¿En serio era la primera vez que trabajabas de señorita de compañía o me mentiste? —una nueva idea acudió a su mente—. ¿Te drogas, _____? 
La observó con detenimiento. ¿Acaso la delgadez de _____ se debía al abuso de las drogas? ¿Era por eso por lo que había decidido trabajar de... señorita de compañía? 
La vio sacudir levemente la cabeza y Zayn sintió un gran alivio. Después, siguió sin comprender la situación. ¿Por qué estaba _____ viviendo así? 
-¿Sabe tu padre que vives aquí? 
La pregunta pareció afectarla. La vio sacudir la cabeza casi imperceptiblemente; después, _____ se abrazó a sí misma con gesto autoprotector. 
Algo pasaba, pensó Zayn. Algo malo estaba ocurriendo.
-¿Por qué no le has dicho nada a tu padre, _____? —preguntó él en voz baja—. ¡No querría verte viviendo aquí! Tu padre podría ayudarte a levantar cabeza, sabes que lo haría. Quizá te parezca que, a tu edad, es lógico vivir tu vida y no depender económicamente de él, pero... 
Un gemido salió de ella. Luego, se le quedó mirando fijamente. 
—Mi padre no tiene nada de dinero —declaró _____. 
-No lo comprendo... 
Esa vez, _____ lanzó una carcajada. Pero fue una risa vacía e histérica. 
—¿No lo comprendes? Dime, Zayn, tú que te mueves en el mundo de las finanzas... ¿has oído alguna vez el término «chiringuito financiero» en argot? —la voz de ____ era cruel, pero esa crueldad no iba dirigida a él. 
Zayn se quedó muy quieto. 
-Sí. 
«Chiringuito financiero», el término se utilizaba para designar operaciones financieras fraudulentas. Las autoridades no daban abasto: tan pronto como pillaban una, surgían otras muchas más, siempre en busca de clientes para invertir su dinero en acciones sin ningún valor. Al no rendir beneficios las inversiones, se convencía a los clientes de invertir más dinero hasta dejarles sin un céntimo; después, a por la siguiente víctima. 
Zayn frunció el ceño. ¿Cómo era posible que Edward Granton, un hombre con tanta experiencia en los negocios, se dejara engañar de esa manera? 
Dejó la pregunta a un lado. En ese momento, no era lo más importante. Tras mirar a su alrededor con repugnancia, agarró a _____ por el codo. 
—Venga, vámonos de aquí ahora mismo. 
—Vete tú, Zayn —respondió ______ en voz baja y sin vida. 
Zayn lanzó una carcajada. 
—De ninguna manera voy a dejarte aquí, ____. Venga, recoge tus cosas, nos vamos. Además, no creo que tengas mucho que recoger... tengo lo que dejaste en Belledon. 
—Yo... iré a por mis cosas. 
—Se merecen acabar en la basura —comentó él. 
—Es lo único que tengo. Por favor —dijo ella angustiada—. Por favor, Zayn, no las tires, deja que las recoja. Las necesito. Y... estoy bien aquí, en serio. Ya me he acostumbrado. 
_____ respiró profundamente. Necesitaba que Zayn se marchara. Empezaba a derrumbarse y no debía hacerlo delante de él, no debía. Tenía que deshacerse de él. Tenía que hacerlo. Le había costado un esfuerzo imposible marcharse aquella horrible mañana, obligarse a alejarse de él, recorrer ese largo camino de vuelta a la desesperanza a la que estaba condenada a vivir y de la que no podría escapar. 
Y ahora volverle a ver, tan cerca, en ese lugar inmundo en el que vivía... ¡Era una absoluta agonía! 
—Por favor, Zayn, vete. Tienes que marcharte, no puedes quedarte aquí —dijo ella con voz tensa—.Tengo... tengo cosas que hacer. Por favor, vete. Por favor. 
—¿Qué cosas? —insistió él.
—Cosas. No importa. Vete, te lo ruego. Zayn notó su malestar, era visible. Como también era visible que pareciera estar al límite de sus fuerzas. _____ no aguantaba más y él necesitaba descubrir mucho más. 
—¿Dónde está tu padre, _____? Zayn la vio palidecer. La estaba presionando, pero no le importaba. Tenía que averiguar el paradero de Edward Granton, debía ir a verle, enfrentarse a él y descubrir qué había pasado. 
¿Qué clase de padre permitía que su hija viviera así? 
—Está en el extranjero —respondió ella rápidamente. 
—¿Dónde? 
______ se encogió de hombros. 
—Eso no importa, Zayn. Escucha, tengo que marcharme. Yo... tengo que ir a un sitio. 
Zayn la calibró con la mirada. Vio que ella se negaba a mirarle. Su rostro, de nuevo, carecía de expresión. _____ había vuelto a esconderse tras una máscara. Detrás de la máscara, estaba desmoronándose. 
Zayn dio un paso atrás y asintió. 
—Está bien, me marcharé.

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Promesa hecha! 4caps en un día!!

Loveu.

Women Bought {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora