Capitulo-.14

164 12 2
                                    

Zayn se recostó en el respaldo del asiento y la miró. 

-Dime, ¿Cosmo ha decidido echarte? ____ continuó sin responder, apenas le lanzó una fría mirada. Su falta de reacción le enfadó. Todo le enfadaba. Todo. Quería saber qué había pasado.

—¿O has sido tú quien, al final, no ha querido acostarse con él? 

Eso la hizo reaccionar. ____ le lanzó una mirada asesina. 

—¡Eso no entraba en el menú! Y para tu información, tampoco fui yo quien eligió su compañía. 

—En ese caso, ¿cómo acabaste con él? —insistió Zayn. 

Los ojos de ella echaron chispas. 

—¡Me contrató para pasar la tarde! Trabajo como señorita de compañía. 

Zayn se quedó inmóvil, no podía creer lo que acababa de oír. 

-¿Te prostituyes? 

-¡No, claro que no me prostituyo! —refunfuñó ella—. He conseguido trabajo en una agencia como señorita de compañía, eso es todo. ¡Soy plenamente consciente de que muchas chicas hacen algo más que acompañar a los clientes a cenar y a tomar unas copas, pero yo no! —____ respiró profundamente—. Así que, al margen de lo que puedas pensar y al margen de lo que ese cretino creyera, el trabajo para el que la agencia me ha contratado es acompañar y eso es lo único que hago. Y él lo sabía, y la agencia lo sabía, y ahora tú también lo sabes... ¡Y me da igual todo lo demás! 

____ agarró de nuevo la manija de la portezuela y forcejeó con ella, apenas consciente de que el taxista había vuelto a detener el coche. Antes de conseguir quitar el seguro, sintió una mano sobre la suya, apartándosela de la portezuela. 

El taxista descorrió el cristal de separación ligeramente y preguntó: 

—¿Se encuentra bien, señorita? 

—¡Está perfectamente!-respondió Zayn con dureza al tiempo que cerraba el cristal—. Siga conduciendo. 

Por fin, ____ se dio por vencida y el taxista reanudó el camino. Sentía un amargo cansancio y el frío le había calado hasta los huesos. Volvió a temblar.

«¿Por qué me he puesto así? ¿Qué me importa lo que Zayn piense de mí? No significa nada para mí. Nada, nada, nada». 

Estaba deprimida, cansada y desesperada. Tembló espasmódicamente. No lograba pensar. No aguantaba más... 

—_____. 

La voz de Zayn la sacó de su ensimismamiento. 

«Zayn. Estoy con Zayn Malik en un taxi y no sé por qué, ni cómo, ni qué demonios está pasando. Lo único que sé es que no aguanto más, no puedo más...» 

—¡_____! —repitió Zayn alzando la voz, exigiendo su atención. 

____ se le quedó mirando y se dio cuenta de que Zayn se había quitado la chaqueta y se la estaba ofreciendo. Retrocedió en el asiento, como si la chaqueta estuviera envenenada. 

—No la quiero —le espetó ella—. Estoy bien. 

—Estás completamente mojada y estás helada. 

—Estoy bien —repitió ella tercamente. 

Los ojos de Zayn se oscurecieron, pero se volvió a poner la chaqueta. 

-¿De verdad creías que Cosmo Dimistris sólo quería una mujer atractiva para acompañarle a cenar? —preguntó él mordazmente. 

____ apretó la mandíbula sin responder. 

-¡ Contéstame! 

Los ojos de ella echaron chispas. 

-¿Por qué quieres saberlo? ¿Qué puede importarte? 

—Dímelo. 

-Sí —respondió ____ a regañadientes, porque no le debía ninguna explicación a ese hombre, ni tampoco tenía por qué justificarse ante él—. Sí, eso era lo que creía porque en eso consiste mi trabajo exclusivamente. Cuando firmé el contrato con la agencia, dije que yo sólo acompañaba a cenar, nada más. La mujer de la agencia me dijo que bien, que eso era asunto mío, que ellos se limitaban a establecer el contacto con el cliente y- La dura carcajada de Zayn la interrumpió. 

—¿A establecer el contacto? ¡No es posible que seas tan ingenua! 

____ volvió la cabeza. Tenía una piedra en el estómago. Sí, había sido así de ingenua... hasta el momento en que Cosmo Dimistris le había ofrecido una raya de cocaína y, mientras la llevaba a un dormitorio, le decía que el sexo era mucho mejor con cocaína. 

La piedra en el estómago se hizo mucho más pesada. Cosmo le había dejado muy claro que si no se acostaba con él lo mejor que podía hacer era marcharse de allí y dejar de hacerle perder el tiempo, ya que había muchas otras chicas dispuestas a proporcionarle lo que quería. 

El taxi estaba llegando a la entrada del hotel. 

—Su hotel, jefe. 

Inmediatamente, ____ alargó el brazo para abrir la puerta. Tenía que salir de allí y marcharse a toda prisa. Tenía que alejarse de Zayn Malik. 

—Quédate donde estás —le dijo él con dureza, claramente una orden. 

____ le miró con furia. 

—El taxista te llevará a donde quieras ir. Pagaré por adelantado. 

Al instante, Zayn volvió su atención al otro ocupante del taxi. Ella no tenía idea de quién era y le importaba menos aún. Sólo quería que Zayn se marchara, así ella también podría marcharse. 

Zayn emprendió la tarea de despertar a Harry lo suficiente para sacarle del taxi. 

—Vamos, fuera —le dijo a Harry bruscamente mientras le empujaba hasta hacerle salir del taxi. 

Entonces, antes de salir del vehículo, se volvió y lanzó una última mirada a ____, que aún temblaba. 

—¿Por qué, _____? Ya seas una prostituta, una acompañante, una chica de compañía... ¿por qué estás haciendo esto? Cuando llegues a tu casa, mírate en el espejo, ____, y piensa si te gusta lo que ves. Pregúntate por qué haces lo que haces.

La voz de Zayn había sido baja, sólo ella le había podido oír. 

—¿Por qué crees tú? —le espetó ella—. ¡Necesito el maldito dinero! 

Zayn parpadeó al ver el rostro de ella contorsionado y su mirada enloquecida y ennegrecida por el rímel corrido. Entonces, salió del taxi y cerró la portezuela. Se detuvo para sacar la cartera y, con expresión seria, le dio un billete de cincuenta libras al taxista. 

—Llévela a donde quiera —le dijo al taxista. Después, Zayn agarró a Harry del brazo y entró con él en el hotel. 

Dentro del taxi, ____ le miró hasta que desapareció tras la puerta. Después, fue a salir del coche. 

—Eh, señorita, me han pagado para que la lleve a donde quiera —dijo el taxista descorriendo el cristal de separación. 

-Necesito una boca de metro —respondió ella con voz tensa y baja. 

El taxista pareció preocupado. 

-Señorita, el caballero tenía razón. No puede ir al metro así vestida, podrían atacarla, robarle... o cosas peores —el hombre se encogió de hombros—. Ya sé que no es asunto mío, pero preferiría llevarla a alguna parte. 

El hombre, sin esperar respuesta, puso en marcha el taxi. ____ permaneció sentada, temblando. Pero no temblaba de frío. 

***

________________________

Siganme en twitter: @princesshoran02

Gracias

Loveu.xx

Women Bought {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora