Capitulo-.18

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Zayn paseó una mirada ausente por su despacho en Londres, bañado por la luz matutina, y se preguntó qué le habría parecido a ____ Granton su vivienda temporal. Sin duda iba a causarle una gran impresión, pensó sonriendo irónicamente. Desde luego, lujosa no era. 
¿Qué habría esperado ella que fuera? ¿Había imaginado que iba a ofrecerle el lujo al que estaba acostumbrada? Su sonrisa se desvaneció. Al fin y al cabo, eso era lo único que _____ había esperado de él... 
Y eso era lo que él jamás debía olvidar respecto a ____ Granton. Sólo debía recordar eso. 
No debía recordar la forma como solía sonreírle, ni como le hablaba sobre todo y nada. La forma como le miraba, con los ojos radiantes, cuando él la adulaba. Ni la risa compartida, los paseos tomados de la mano... 
Se obligó a volver al presente. ¿De qué servía mirar atrás, a un pasado que no quería recordar? ¿De qué servía pensar en ____ Granton? 
De nada, pensó con decisión. Había hecho lo necesario para reducir al mínimo el riesgo que el sórdido estilo de vida de ella podía presentar para su familia y eso era suficiente. Lo demás era irrelevante.
Como lo era pensar en ella ahora, preguntarse qué estaría haciendo en el lugar en el que la había escondido con el fin de mantenerla alejada de Cosmo... y de sí mismo. 
Porque ése era el motivo por el que la había hecho marcharse de la ciudad, lo sabía. Para alejarla de sí mismo. 
Para que no representara un peligro para él. Tras respirar profundamente, colocó las manos sobre el teclado del ordenador y se puso a trabajar. 
*** 
Con el sol en la espalda, ____ sintió las gotas de sudor corriéndole bajo la camiseta ya húmeda. En cuclillas, sin levantarse, enderezó los hombros, estiró la nuca y alzó el rostro, paseando la mirada por su entorno. 
¿Llevaba allí ya cuatro días? Le parecía que había pasado mucho más tiempo desde que el chófer había ido a recogerla a la sombría y desolada calle en la que vivía ahora. 
Una vez emprendido el camino y tras recibir el cheque de cinco mil libras en un sobre que el chófer le había dado, ella le había pedido a éste que parase en una sucursal bancaria. Allí, había depositado el cheque en su cuenta y había extendido otro que, acompañado de una nota, había metido en un sobre. El sobre lo había echado al buzón de correos más cercano. Y por fin se había sentido aliviada. 
Sin embargo, una vez de vuelta en el coche, la angustia había vuelto a apoderarse de ella. 
Nada era gratis en el mundo, ahora lo sabía, por amargo y duro que fuera. Por lo tanto, ¿qué era lo que esperaba Zayn a cambio del dinero que le había dado? ¿Y adónde la había enviado? 
Ahora, con el sol en la espalda, su sardónica expresión se profundizó. Entre todos los posibles destinos a los que Zayn podía enviarla a pasar dos semanas, jamás se le habría ocurrido ése. Se trataba de algo completamente distinto a cualquier cosa que hubiera podido imaginar.
El coche la había dejado allí hacía cuatro días. Seguía sin saber dónde era «allí» exactamente, pero no le importaba. Le bastaba con estar allí. Sabía que era un lugar al oeste de Londres, en la campiña inglesa, en lo que suponía que era la última propiedad adquirida por Malik Corp. 
Se trataba de una casa de campo medio en ruinas y completamente aislada. 
Ella no estaba alojada en la casa principal, sino en un pequeño anexo que, antiguamente, debía haber sido la casa del ama de llaves, a juzgar por el modesto mobiliario y el tamaño pequeño de las habitaciones. 
Al llegar, lo primero que había hecho era limpiar y quitar el polvo acumulado. Tarea a la que se había entregado con gusto, ya que le daba algo que hacer. Lo mismo pasaba con el pequeño jardín entre muros de piedra en el que ahora estaba trabajando, quitando malas hierbas. Ahí, el sol pegaba fuerte, por lo que sólo llevaba una camiseta y unos pantalones de algodón. 
Le había llevado un tiempo darse cuenta de que estaba allí sola. 
No obstante, no había sido abandonada allí completamente, ya que, al llegar, había comprobado que el frigorífico estaba encendido y lleno de comida; comida básica, pero suficiente para una semana. 
Al llegar, se había preguntado si aparecería alguien al día siguiente, pero no había visto a nadie en los cuatro días que llevaba allí, ni siquiera en la casa principal. 
El día de su llegada, por la tarde, había explorado la antigua mansión y, mientras se paseaba por las enormes y polvorientas habitaciones, le había sorprendido la melancolía del lugar y su notable belleza. De ser reformada, aquella casa sería increíblemente hermosa; no obstante, costaría una fortuna hacerlo. No se había atrevido a subir las escaleras ya que la bonita barandilla curva parecía en muy mal estado y no se podía saber cuántos peldaños de madera estarían podridos. No, mejor no explorar el lugar estando sola.
¿Qué pensaba Zayn hacer con esa casa?, se había preguntado. ¿La transformaría en otro de sus hoteles de lujo? ¿En un centro de conferencias y reuniones para hombres de negocios? ¿O la reformaría para luego venderla a un millonario? 
No había podido evitar imaginarla arreglada y convertida en un hogar una vez más. ¡Qué maravilla vivir allí! 
«Podríamos haber venido a vivir aquí, Zayn y yo...» 
Al instante, se había arrepentido de la mala jugada de su imaginación. 
«Zayn y yo, viviendo aquí, en mi sueño con final de cuento de hadas...» 
Durante un momento había llegado a verlo, a creer que era real... 
«¿Y si mi sueño se hubiera convertido en realidad? ¿Y si ahora, después de cuatro años, estuviéramos aquí juntos?» 
Había sentido el dolor en el corazón. ¡Cuatro años no habían conseguido eliminar el efecto que Zayn tenía en ella! No lograba olvidar esa hermosa boca, sus espesas pestañas, la profunda oscuridad de aquellos ojos. ¡Y ahora, después de cuatro años, Zayn seguía fascinándola igual que antes! Seguía siendo el hombre más irresistible que había visto en su vida, que vería jamás. El hombre que la hacía vibrar... 
¡No! Pensar en Zayn era una locura, una completa locura. 
Furiosamente, había sacudido la cabeza y había abierto otra puerta de hoja doble, censurándose a sí misma permitirse esos pensamientos. Pero en el momento de entrar en aquella estancia se había arrepentido de haberlo hecho. Sus ojos, instantáneamente, se habían posado en el piano de cola en medio de la habitación. ¿Cuánto tiempo hacía que no tocaba el piano? Rápidamente, se había dado la vuelta y había salido de allí, negándose a volver a mirar aquel instrumento musical. 
Ya no le gustaban los pianos. Le recordaban lo que había perdido. 
Enfadada consigo misma, había vuelto al ala donde estaban los dormitorios de los criados y de allí al anexo donde estaba la casa del ama de llaves.
Inmediatamente después, había ido al pequeño jardín amurallado y ya llevaba cuatro días trabajando en él. 
Era su refugio. 
Le había llamado la atención desde el primer momento. Era un jardín antiguo, más bien un pequeño huerto, del que se habían apoderado las malas hierbas. 
No sabía por qué le estaba dedicando tanto tiempo y esfuerzo, quizá porque el trabajo repetitivo y duro le proporcionaba cierto consuelo. Armada con unas oxidadas herramientas que había encontrado en un cobertizo, se había lanzado a la tarea de limpiar la tierra de matojos. Ya había descubierto varios tesoros, entre ellos unas matas de fresas que estaban dando frutos a diario. 
Las horas pasaron tranquilamente, llevando consigo el calor y el olor del verano, el verdor y la exuberancia de la vegetación. Sólo el canto de los pájaros rompía el silencio, y la brisa mecía las ramas de los árboles al otro lado de los muros de piedra. 
____ consideró que un dolor de espalda y unas cuantas uñas rotas era un coste muy bajo por lo que conseguía a cambio: un respiro, un escape de la miseria de su existencia actual. 
Si había una mancha negra en ese momento era la imagen que no lograba borrar de su mente, la imagen de Zayn Malik. 
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Perdón por no subir estos días chicas!! Ya sabéis.. Exámenes finales...

Loveu.xx

Women Bought {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora