Capitulo-.28

121 8 5
                                    

Sí, por eso había hecho ese trabajo. 
Zayn miró a su alrededor, fijándose en el inmaculado jardín, en el gran número de enfermeras y en la inmaculada clínica. Sabía cuánto costaba un sitio así. 
«Y yo creía que tenía que pagar las tarjetas de crédito y no quería que su padre se enterase». 
Sumamente disgustado consigo mismo, miró a _____, que seguía pendiente de su padre, sujetándole la mano, hablándole dulcemente, absortos el uno con el otro. 
Zayn decidió dejarles tranquilos y se dirigió a la enfermera: 
—Le ruego me disculpe un momento —dijo, y se dirigió a la puerta por la que había salido al jardín.
El asunto del que trató en el mostrador de recepción no le llevó mucho tiempo; después, salió y se dirigió a su coche. Entró para esperar allí y pasó el tiempo revisando unos documentos en el ordenador portátil. 
_____, muy pálida, salió más de una hora después. Zayn le salió al encuentro de inmediato y la hizo entrar en el coche. 
—Zayn, ¿qué haces? No quiero... 
—Tengo que hablar contigo —le interrumpió él. 
—Pues yo no quiero hablar contigo —le espetó ella, moviéndose hacia el otro extremo del asiento del lujoso coche, que tenía un cristal de separación entre el asiento posterior y el conductor. 
_____ parecía un animal acorralado. 
-¿Qué pasa, Zayn? ¿Por qué demonios me estás siguiendo? ¿Qué tiene que ver contigo lo que yo hago con mi vida? 
Zayn se la quedó mirando. 
—¿Y me preguntas eso tú precisamente? 
Fue lo único que él dijo, pero no necesitó añadir nada más. Se sostuvieron la mirada y a ambos recordaron... 
-Zayn... 
El aliento de ella era un suspiro, la boca cálida y generosa bajo la suya. No podía evitar besarla. No podía evitar estrecharla contra sí, sentir la redondez de sus tiernos senos y la suavidad de esas curvas en el círculo de sus brazos. 
Quería apartarse. ¡Aquello era imposible! ¡Un tormento insoportable! Ya había ido demasiado lejos, mucho más lejos de lo que había sido su intención. Pero, de nuevo, fue incapaz de contenerse. 
Aquella noche habían asistido a un baile con fines benéficos y ____ estaba tan hermosa, que le resultó imposible apartar los ojos de ella. Después, cuando la había llevado a su casa, _____ le había convencido para entrar a tomar un café, cosa a la que él debería haberse negado en redondo. Y ahí estaba ahora, en el sofá de la casa del padre de _____ con ella en los brazos, incapaz de controlarse... 
¡Pero debía controlarse! _____ ya había dejado caer que su padre estaba de viaje de negocios, y él sabía que Edward Granton había tomado un vuelo a Edimburgo ese día en un intento de evitar la ruina de su empresa. Por lo tanto, era muy peligroso que él estuviera allí, en esa casa, a solas con ella. ¡Pero la deseaba con locura! Y a pesar de sus buenas intenciones, de repetirse a sí mismo que no debía hacer lo que el cuerpo le exigía que hiciera, ahí seguía, sin levantarse del sofá, sin recordarle a _____ que tenía que tomar un avión a Atenas a la mañana siguiente muy temprano y que debía volver al hotel cuanto antes. 
_____ estaba abrazada a él, con la boca abierta y los dedos enterrados en sus cabellos, acariciándole la espalda. Y con la experiencia de los años, se dio cuenta de que _____ estaba tan excitada como él. Pero era una locura permitir que ocurriese. ¡Una locura! 
Sin embargo, era como si hubiera perdido la razón. Le permitió que le hiciera ponerse en pie, le dejó tomarle la mano mientras le miraba ardientemente, sacarle del salón, llevarle escaleras arriba a su habitación. Intentó resistirse mientras ella volvía a abrazarle. 
—_____, no debo, tengo que irme. 
Pero ella, poseída por un deseo tan inexorable como el suyo, no le hizo caso. Y él se regocijó que _____ sintiera el mismo ardor, la misma pasión que él por ella. Pero uno de los dos debía mantener la razón... ¿no? 
—¡Zayn, Zayn! No te vayas, por favor, no te vayas. 
¿Cómo iba a resistirse? ¿Cómo iba a ser capaz de marcharse cuando ella le estaba rogando que hiciera lo que más quería hacer en el mundo? 
Y dejó que la locura le poseyera. 
Y luego había pagado el precio. Un precio que jamás había creído que tendría que pagar.
_____ estaba en la cama, en sus brazos, acoplada a su cuerpo, cubriéndole con los cabellos, los latidos del corazón recuperando el ritmo normal, lo mismo que le ocurría a él, maravillándose de lo ocurrido, murmurando palabras de amor, sobrecogido de emoción. ¡____ era un sueño! Jamás se arrepentiría de lo que había pasado. ¿Cómo iba a arrepentirse? Había estado en el paraíso, un lugar que, de ahora en adelante, sería su hogar por siempre jamás. 
Los ojos de ella brillaban de felicidad, emocionándole. 
—¡Ay, Zayn! ¡Zayn, cariño, cariño! ¡Soy tan feliz, tan feliz! No puedo creer que haya pasado de verdad. ¡No puedo creerlo! ¡Es como un cuento de hadas! 
_____ le besó con expresión radiante. 
—Ahora podemos casarnos, ¿verdad? ¡Todo va a ser maravilloso! ¡Tú y yo juntos durante el resto de nuestras vidas! ¡Qué bendición, que bendición! Y todo será estupendo para papá porque sé que tú salvarás su empresa y todo volverá a ser como antes. 
Zayn se quedó inmóvil. 
—¿Qué es lo que acabas de decir? 
_____ lo miró, sus ojos oscurecieron de repente. 
-¡Lo siento, Zayn, lo siento! No debería haber dicho eso, lo sé. Pero es que estaba muy preocupada por él y, como ahora sé que yo no tengo que preocuparme más, pues... 
El no la dejó acabar. Bruscamente, se apartó de ella, se zafó de ella. Retiró la ropa de la cama y se levantó. La miró de arriba abajo. Contempló ese hermoso y pálido cuerpo que acababa de poseer. 
Y se dio cuenta del precio que se esperaba que pagara por él. 
—Zayn... —dijo ella con voz interrogante, con ansiedad.
Bien, tenía motivos para estar preocupada, la presa se le estaba escapando de las manos. Fría y metódicamente, comenzó a vestirse; sin embargo, por dentro estaba completamente furioso.
—Zayn... —repitió ella con voz trémula—. ¿Adónde... adónde vas? 
—¿Que adónde voy? —repitió él con frialdad, con la misma frialdad con que se estaba abrochando la camisa—. A mi hotel, por supuesto. 
En la penumbra de la habitación, vio la belleza e inocencia de ese cuerpo. La emoción le embargó de nuevo, pero lo disimuló. Agarró su chaqueta y se la puso. 
—¿En serio creías que iba a rescatar a la empresa por ti? ¿Que salvaría la empresa de tu padre a cambio de probar tu cuerpo? ¿De verdad creías que ofrecerme tu virginidad significaba que me iba a casar contigo y, por lo tanto, salvar a tu padre de la ruina y mantenerte a ti de la forma a la que estás acostumbrada? 
Continuó mirándola y, cuando volvió a hablar, su voz, dura y desdeñosa, la azotó como un látigo: 
—Lo tenías todo planeado, ¿verdad? Eres despreciable. 
Entonces se dio media vuelta y salió de la habitación de _____. 
Apenas había llegado a las escaleras cuando ella le dio alcance. 
—¡Zayn! ¡No, por favor! ¡Por favor! 
Se había agarrado a él, desnuda, aterrorizada y sollozando. El la agarró por los brazos. 
—¡Basta! Se ha terminado, _____. Se ha terminado. 
La soltó entonces y bajó las escaleras. Lo último que oyó fueron los histéricos sollozos de _____ y su nombre sollozado.

__________

Loveu.xx

Women Bought {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora