Capítulo 30

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SAM PVO:

Mi padre había conseguido una habitación en uno de los hoteles, Maddie y yo pasaríamos la noche allí. En cuanto me dijo que estaba preparada no dudé buscar una habitación bonita.

Llamo a la puerta y Maddie me abre, le pedí que no se arreglara mucho, ya que estaríamos en la habitación.

Sam: No creo que pueda dejar de mirarte en toda la noche- se sonroja.

Maddie: ¿Nos vamos?- asiento- abuela me voy- la mujer grito desde la cocina que se divirtiese.

Sam: Antes debes taparte los ojos- saco un pañuelo, ella me mira nerviosa e insegura- confía en mi cariño- sonríe.

Llegamos hasta el coche de mi padre.

Maddie: ¿Coche?- asiento.

Sam: Mi padre me lo ha prestado- abro la puerta y la ayudo a sentarse, le pongo el cinturón y cierro la puerta, entro por mi sitio- ¿Segura que no ves nada?- niega, le doy un beso y no se lo espera.

Maddie: No te aproveches- se queja.

Sam: Era solo para comprobar- enciendo el motor.

Llegamos a el hotel, ella estaba impaciente, quería quitarse la venda, nos bajamos el coche y cuando estábamos en la puerta de la habitación, quité el nudo.

Maddie: ¿Dónde estamos?- dice emocionada mientras me sonríe- ¡has alquilado una habitación!- asiento, abro la puerta, dejando ver la enorme habitación y muerde su labio inferior de forma involuntaria- ¡hay un jacuzzi!- grita emocionada.

Me río y llamo al servicio de habitaciones el cual solo tendría que llamar para que subieran la comida.

Sam: ¿Te gusta?- pregunto abrazándola desde detrás.

Maddie: Me encanta- susurra- ha debido de costar muchísimo Sam- encojo los hombros.

Sam: No te preocupes por eso- beso su mejilla te escucho como llaman a la puerta.

MADDIE PVO:

Sam era maravillosa, el camarero entró con un carrito lleno de comida y bebida, lo dejó y se fue. Miré a Sam, ella cogió un plato y lo llevó a la cama.

Sam: Ven- me siento frente a ella en la cama y me acerca el tenedor, lo meto en mi boca y suelto un jadeo al notarlo caliente.

Maddie: Está muy bueno, pero está caliente, Sam se ríe y yo golpeo su hombro.

Terminamos comiéndonos todo, Sam se quitó la camiseta y los pantalones, entró con ropa interior al jacuzzi, yo hice lo mismo, sabía por qué estábamos aquí y me sentía demasiado nerviosa, Sam me miraba como nunca antes, mientras bebía directamente de la botella, me la pasó y yo bebí también.

Me acerqué, quedando entre sus piernas y no esperé mucho para juntas nuestros labios, sus manos recorrían mi cuerpo sin saber donde dejarlas, yo me sentía perdida cuando dejamos de besarnos y nos miramos a los ojos.

Maddie: Te necesito- solté un jadeo.

No tardó más de cinco segundo en llegar del jacuzzi a la cama conmigo en brazos, me tumbó en la cama mientras besaba la longitud de mi cuello, marcando un camino de besos hasta mi clavícula y descendiendo hasta mis pechos, me miró pidiendo permiso como siempre hace y yo acerqué su cabeza a mi, no necesitaba respuesta para saber qué tenía permiso para hacer lo que se le antojara, ¿acaso no estaba claro?

Mi cuerpo estaba tenso, no conseguía relajarme, Sam parecía estar calmada, subió a mi oído y susurro:

Sam: Cariño, necesito que te relajes, voy a ser muy cuidadosa, si algo te molesta no dudaré en parar- junto nuestros labios- te quiero mucho- susurra contra mis labios y vuelve a bajar.

Desabrochó mi sujetador dejando libres mis pechos, los miró con deseo, su boca se posicionó en una de mis tetas mientras que masajeaba la otra con su mano, llevé mi mano a su cabeza presionando más, me gustaba, pero todavía me parecía extraño estar desnuda delante suya.

Cambió de la derecha a la izquierda succionando mi pezón, el sonido que hizo cuando soltó mi pezón me hizo gemir con fuerza. Su mano libre se coló por mi braga y comenzó a masajear haciendo círculos, cuando su mano entró en contacto con mi clítoris solté un gemido, mierda, sabía cómo tocar, era una experta.

Sam: ¿Esto te gusta?- pregunto en mi oído de nuevo.

Maddie: Aja- fue lo único que pude decir- volvió a morder mi pezón, me estaba encantando.

Sam besaba mi mejilla, acercándose a mi oído de nuevo.

Sam: Esto te dolerá un poco, relájate, ¿está bien?- su voz se volvió ronca y yo suspiré sabiendo lo que se venía.

Sus labios se juntaron con los míos y noté como uno de sus dedos entraba en mi, lo metía y lo sacaba con suavidad, intentaba gemir pero en vez de eso mordí sus labios al sentir el segundo dedo, clavé mis uñas en su brazo mientras mordía su labio, noté un tercer dedo, de pronto el dolor desapareció y sentí placer, mucho placer.

Sam: ¿Estás bien?- mis labios estaban entreabiertos, sus dedos entraban y salían con más velocidad.

Maddie: Si, quiero... más- asiente aumentando la velocidad.

Sam: Mierda, eres preciosa ¿lo sabes verdad?- susurra haciéndome jadear- he deseado tanto este momento- suelto un gemido en su oído.

Un orgasmo inundó el lugar, Sam retiró poco a poco sus dedos y los metió en su boca, y unió nuestros labios, era lo más caliente que había visto jamás.

Sam: ¿Te ha gustado?- dice sonriente.

Maddie: Mucho- digo sinceramente.

Sam: ¿No te estás arrepintiendo de haberme entregado tu virginidad?- me pregunta con miedo aún encima de mi.

Maddie: Sam- beso sus labios- me alegro de que hayas sido tú, no podría haber sido mejor, estoy muy feliz de ser tu novia y de haber compartido este momento contigo- sonríe.

Sam: Siento lo mismo- acaricia mi mejilla- te amo- susurra- Nunca había sentido esto por nadie, se hace raro decirlo pero te amo.

Maddie: Yo también te amo- se inclina y besa mis labios.

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Por fin desvirgada... pero la felicidad llegará a su fin.

Verano en MaldeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora