Capítulo 41

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Sam: Maddie- me llama- tengo miedo.

Maddie: ¿Miedo? ¿Por qué?- pregunto extrañada.

Sam: Vas a irte... a Nueva York- estaba llorando- y yo me quedaré, ¿crees que esto va a funcionar?- me subo encima de ella a horcajadas.

Maddie: No lo sé- digo abrazándola- pero tenemos que ser fuertes- susurro.

Sam: Mad... ¿tú crees que vas a salir con alguien de allí?- noté su miedo.

Maddie: A mi me gustas tú Sam, la respuesta es no- sonríe- te llamaré todos los días, veré el atardecer y nos acordaremos de nosotras y de nuestro verano, haremos sexo telefónico- suelta una carcajada- así hasta que podamos vernos- beso sus labios.

Sam: ¿Hasta cuándo?- dice colocándose en la cama, rodeando mi cintura- ¿Hasta cuando vamos a tener que esperar para estar juntas?- me mira a los ojos.

Maddie: No lo sé Sam, tú casa es esta, la mía no- encojo los hombros.

Sam: Entonces... nuestra relación va directa al fracaso.

Maddie: Disfrutemos del verano Sam, olvídate de todo- comencé a besar su cuello- he leído algunas cosas- sonríe.

Sam: ¿Qué cosas?- dice apretando mi trasero.

Maddie: Me he comprado un libro, sobre ya sabes, me lo he leído entero, puede que sirva- digo susurrando en su oído.

[...]

Desperté desnuda junto a Sam, la cual estaba demasiado cansada para levantarse, besé sus labios, me puse su camiseta y bajé las escaleras, estaba solo con la camiseta.

Hice el desayuno, lavé los platos usados, hasta que escuché unos pies arrastrándose, era Sam en ropa interior.

Sam: Así que tú eres la ladrona de camisetas- dice apartando mi cabello para besar mi cuello, sonrío, noto como su mano va a mi trasero- ¿no tienes ropa interior?- pregunta en mi oido mientras desliza su mano hasta mi sexo.

Maddie: Sam...- sus dedos rozan mi clítoris, yo tengo que sujetarme para no caerme.

De repente, suena el timbre, Sam gruñe y maldice entre dientes, subo arriba y busco mis bragas. Cogí una camiseta para Sam, no iba a quitarme la suya, olía a ella y estaba demasiado enamorada.

Sam: ¡Ya va!- le grita a la puerta.

Cuando abrimos Amber y Vero nos miran, nosotras las miramos a ellas y nos sonrieron.

Amber: Estás dos han follado, ¿confirmamos?- Vero me mira con una ceja levantada.

Vero: Confirmamos- Sam me abraza por detrás.

Sam: ¿De qué habláis?- niega.

Amber: Tenéis los ojos brillantes y Maddie tiene las mejillas encendidas, no nos engañáis- Sam se coloca a mi lado y aprovecha para poner su mano en mi trasero, no me doy mucha importancia.

Sam: Si bien, lo que tú digas- las dos se ríen- ¿qué queréis?

Vero: Desayunar y saber si Maddie fue o no- pasan rápido y se cuelan en la casa.

Maddie: Puedes soltarme el culo cuando quieras- le digo pidiéndole que quite su mano.

Sam: No puedo, es adictivo- sonríe.

Maddie: ¿Esa es tu meta en la vida?- asiente y la empujo riendo.

Entramos y preparé el desayuno para Sam, Amber y Vero. Mi abuela se había ido toda la semana al pueblo de al lado, para ver a unos amigos de allí.

Amber: ¿Estabais follando antes de abrir?- Sam levanta la cabeza y frunce el ceño.

Sam: Estábamos vistiéndonos- no lo arreglas Sam.

Vero: ¿Estabais desnudas entonces?- pregunta pícaramente.

Sam: Hacia calor- dice mientras desayunaba.

Amber: Después del sexo hace calor.

Vero: Si, suele hacerlo- Sam me mira pidiendo auxilio mientras las dos no paran de preguntar mil cosas por segundo.

Maddie: ¿Tanto os interesa?- asienten- genial, lo hicimos cinco veces- exageré- me corrí en todas, Sam me chup...- se taparon los oídos.

Vero: ¡Suficiente, suficienteeee!- Sam se reía a carcajadas.

Verano en MaldeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora