A la hora de irnos Sam se empeñó en acompañarme, estuvimos en silencio, hasta que decidió hablar.
Sam: ¿Puedo saber por qué ese gilipollas me ha dicho que me vaya?- para en seco.
Maddie: Estábamos hablando- encojo mis hombros mientras hablaba seriamente.
Sam: ¿Estás molesta?- niego.
Maddie: ¿Cómo podría estarlo? No tengo razón para estarlo- hablaba en serio.
Sam: Maddie- no le miro- Mad- suspiro- mírame- agarra mis mejillas- estás enfadada porque he ido a cenar con mis padres ¿eso es lo que te ha molestado verdad?- niego pero sigue hablando- Necesito ir a esos sitios.
Maddie: Eso no es lo que me ha molestado Sam, no necesitas justificarte- acaricio su mano aún en mi mejilla- tengo que irme- susurro y sigo andando, esta vez yo sola.
Sam era de las personas que preferían quedarse calladas y pensar, en vez de actuar. Mi verdadera razón sobre mi enfado ha sido por sus promesas, ella me prometió que vendría a ver el amanecer, que pasaríamos juntas todo el verano, suena egoísta, pero que te prometan algo que y no lo cumplan te sienta como una patada en el estómago.
Sequé mis lágrimas antes de entrar en casa, todo iba bien, quizás había cambiado de la noche a la mañana o simplemente era mi culpa por aburrirle y preferir esas cenas, esa noche dormí poco, no me sentía bien y decidí hablar por teléfono, hacía mucho que no llamaba a mi mejor amiga.
Kathe.
Joder, Maddie, me alegro de escuchar tu voz, pensaba que me habías olvidado.
Te necesito- sollozo.
Mi amor... ¿qué ha pasado?- susurra.
Me he enamorado o eso creo y...- suspiro- no lo sé, todo está mal ahora- le conté todo sobre Sam.
Maddie, solo ha sido una noche, una cena, puede que te haya fallado en lo del atardecer, pero solo ha sido una noche, mañana todo irá mejor, ya verás.
Ya... tienes razón supongo- sonrío, secándome las lágrimas.
Seguimos hablando de todo, me contó que nuestros amigos estaban bien, me echaban de menos y estaban deseando que volviese, Kathe y yo entramos a la misma universidad, habíamos tenido estudiado mucho para acceder a esa universidad.
Cuando colgué decidí dormir.
[...]
Eran las 7 de la mañana cuando me levanté, el sonido del teléfono me despertó. Sam.
Sal a la puerta- cuelga y frunzo el ceño.
Abrí la puerta vi a Sam extendiendo una rosa y el casco de la moto.
Sam: Lo siento- muerde su labio- he estado pensado en cómo recompensarte, creía que podía gustarte la rosa, así tan roja y tan cliché- golpeo su hombro y nos reímos juntas- de verdad lo siento, quiero llevarte a un sitio si quieres- me lo pienso un segundo mirando la rosa y suspiro.
Maddie: Dame dos minutos - cierro la puerta y subo a cambiarme.
Bajé de nuevo, sin la rosa. Salí de la casa, me puse el casco y me subí a la moto, estaba apunto de amanecer, no sabía dónde me llevaba. Cuando llegamos a la playa, fruncí el ceño.
Sam: Te preguntarás qué hacemos aquí a las 7 de la mañana- asiento- voy a compensarte- sonríe- se que no pude ir contigo a ver el amanecer, así que voy a ver el amanecer- frota su cabeza- se que no es lo mismo pero creo que...- acerqué mis labios a los suyos callándola.
Maddie: Es perfecto- sonríe.
Vimos el amanecer juntas, me sentó en su regazo, Sam sabía cómo arreglar los problemas.
Sam: Esto es muy bonito- dice besando la parte superior de mi mejilla.
Maddie: Es perfecto- sonrío.
Todo parecía ir bien, pero Sam, era un puto huracán, demasiado inestable para tener algo estable.
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¿Creéis que Sam volverá a fallar a Maddie?
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Verano en Maldea
Teen FictionHace ya varios meses que Maddie decidió pasar el verano con su abuela en Maldea, esta pequeña isla del sur de Grecia, era lo más parecido a la perfección que había visto nunca, hace seis años que no pisaba esa isla, muchas cosas han cambiado y otras...