Capítulo 10

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Estaba en el lugar donde Nil me mandó la ubicación, leí el letrero, El dragón dorado, sabía cual era este sitio, miré a través del cristal, vi que Nil estaba solo en una mesa llena de comida, ¿Qué mierda?

Entré en el restaurante con la risa más falsa que había puesto en mi vida, llegué a la mesa y ni siquiera se levantó.

Nil: Genial, justo a tiempo acabo de pedir la comida- sonríe.

Iba a decirle algo por no dejarme ni siquiera pedir lo que yo quería, pero lo dejé pasar.

Maddie: ¿Qué es esto?- digo cogiéndolo con los palillos, justo cuando lo llevo a mi plato se cae y hago una mueca, Nil rueda los ojos.

Nil: Tienes dentro tenedores en la servilleta- bien, había servilletas, ya sabía donde escupir la comida.

Maddie: Que bien- sonrío falsamente.

Nil: ¿Bueno y cuéntame como es que estás aquí en la isla?- sonríe.

Maddie: Quería pasar mis último verano antes de la universidad con mi abuela- sonreí y el asintió.

Nil: Yo siempre vengo en verano, se supone que es común para mi venir todos los años, yo sinceramente no lo entiendo.

Estuvo hablando de él mismo toda la cena, sobre la comida, acabo toda debajo de la mesa o en la escupía en la servilleta, no se daba cuenta porque estaba con el teléfono, cosa que me molesta muchísimo, en resumen, la cena fue un puto desastre, insistió en llevarme a casa y no tuve más remedio que acceder.

Cuando llegó una calle antes de casa de mi abuela paró, justo como me pedí.

Nil: Me ha encantado cenar contigo- sonreí falsamente por decimoquinta vez en todo el camino.

Maddie: Yo también- sonreí.

Se acercó rápidamente y lo que pasó después fue demasiado patético, le di un abrazo y golpeé su espalda amigablemente.

Maddie: Bueno, nos vemos- digo saliendo rápido del coche.

Vi como se quedó algo extrañado, no eran ni las diez, iba a meter las llaves dentro de la cerradura cuando una voz ronca sonó a mis espaldas.

Sam: Hey- me giro y sonríe.

Maddie: Hola- digo extrañada- ¿qué haces aquí?

Sam: Iba a por una hamburguesa, ¿vienes?- miré a la puerta y la volví a mirar.

Maddie: Claro- sonrío y me acerco.

Sam: ¿Has estado con Nil?- asiento- Vero me lo ha contado- dice mientras anda.

Seguimos andando y hablando cosas tontas hasta llegar a "La casa de la hamburguesa" Nos sentamos en una de las mesas, apuntamos nuestro pedido.

Sam: ¿Solo con queso?- frunce el ceño- eso no es una hamburguesa eso es un sándwich- dice alzando los brazos casi gritando.

Bajé sus brazos riendo para no llamar la atención, aunque había pocas mesas llenas.

Maddie: Bien, ¿qué le vas a poner tú?- la miro y ella aclara su voz.

Sam: Super hamburguesa doble con queso, lechuga, tomate, bacon y huevo- pongo cara de asco.

Maddie: ¿Cómo puedes comerte eso?- pregunto aún con mi cara de asco.

Sam: Esta increíble- sonríe- Deberías probarlo.

Maddie: No estoy segura- muerdo mi uña- al primer bocado estaré llena- sonríe mirándome con ternura.

Sam: Exagerada- sonríe- oye, acabo de recordar que todavía no me has respondido a lo de ir al bosque- dice mirándome.

Maddie: Ayer se lo pregunté a mi abuela, ella misma me convenció para ir- sonríe.

Sam: La señora Jones es genial- sonríe- tengo hambre, voy a pedir, ¿Querías una aburrida hamburguesa con queso?- dice levantándose mientras pone cara de pena y comienzo a reír.

Maddie: Solo eso gracias, le daré propina cuando salga- sonríe y se va a la barra.

Llegó a la barra y apuntó al cartel donde estaban las dos hamburguesas que queríamos, de pronto se giró y me sonrió, le sonreí de vuelta, pagó y me di cuenta que no le había dado dinero.

Volvió y se sentó de nuevo.

Maddie: Toma- le doy un billete y ella comienza a reír.

Sam: En serio piensas que vas a pagar- dice levantando las cejas y aguantando la risa- no vale ni dos euros una hamburguesa, no tengo tanto dinero como Nil pero puedo pagarlo- empuja mi billete hacia mi- Mad, en serio cógelo- sonrío.

Maddie: ¿Mad?- asiente, me avergüenzo un poco al notar que me lo ha puesto cariñosamente.

Sam: Suena un poco a cafetería de pueblo- encoge los hombros- pero es lo único que se me ocurrió- el camarero deja dos bandejas en el plato junto con dos paquetes de patatas y dos bebidas.

Maddie: Me gusta...- me mira- ...el apodo- sonríe.

Le puse ketchup a mi hamburguesa mientras ella ya había pegado dos bocados. Cerró los ojos y saboreó la hamburguesa, yo le di el primer bocado, estaba muy buena. Cuando abrió los ojos me di cuenta que se estaba riendo.

Maddie: ¿Qué te hace tanta gracia?- digo dándole otro mordisco a mi hamburguesa.

Sam: Te has manchado- susurra mientras se ríe, acerca su pulgar a mi boca y limpia la comisura, desliza el dedo lentamente con sus labios entreabiertos- Ya está- vi como llevaba su mismo dedo a los labios.

Me dieron muchas ganas de besarla.

La noche se pasó demasiado rápido, Sam había mejorado mi noche como nadie podía haberlo hecho. De camino a casa decidí hacerle preguntas.

Maddie: ¿Desde cuándo trabajas en la clínica?- me mira.

Sam: Eso tiene una historia detrás, mis padres me llevaban todos los días con ellos a la clínica. Cuando tenía doce años, fui a ver a mamá trabajar, en la puerta vi un cachorro abandonado que cada dos pasos se caía, sabía que su pata estaba rota porque lloraba, sabía que hacer en esos casos porque lo había visto muchas veces, yo misma le curé, lo metí con los demás perros abandonados que tenemos- recordé que aparte de clínica era perrera-  había tantos perros que mis padres no se dieron cuenta, entonces desde ese momento sabía que mi labor en el mundo era salvar animales- sonrió.

Maddie: Sam... eso es muy bonito- sonrío.

Llegamos a mi casa en menos de lo que pude imaginar, me acerqué a la puerta y miré a Sam.

Sam: Buenas noches Maddie- susurro desde lejos y sonrió.

Maddie: Buenas noches Sam- dije en el mismo tono de voz.

Verano en MaldeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora