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•Atraccion•

Era increíble como aquel mortal de cabellos dorados que llegaban hasta su cintura le había cautivado de tal manera, siempre lo observaba, notando cosas que para cualquiera seria una completa estupidez saber de cualquier persona. Tenia sus partes favoritas del rubio, y aunque nunca le había hablado directamente, sabia su nombre. A las clases que iba, y su comida favorita; se creía ya un acosador de primera.

Una vez mas, observó al rubio pasar por los pasillos de la escuela. Mirando cada pequeño detalle de su cuerpo mordió su labio. Mientras empezaba a caminar. Rememorizando que partes amaba del rubio.

-Su cabello: tan largo y dorado que parecían finos hilos de oro.

-Sus ojos: tan brillantes como un par de hermosos zafiros.

-Su piel pálida: tan hermosa y delicada a la vista. Que enloquecía por marcar.

-Sus labios rosas y esponjosos: aquellos que moría por probar una vez.

Y finalmente aquello que coronaba con todo aquel ser, que para él. Era perfecto.

-Su personalidad: amaba aquella dulzura fingida e inocencia que se veía a superficie. Pero sabia que muy en él fondo escondía a alguien coqueto y seductor dispuesto a mandar a cualquiera a cometer algún pecado.

¿Que como lo sabia? Era fácil, lo vio salir un par de veces con Tucker y Marsh. Y sencillamente en su mente no encontraba razones para que aquel hermoso ángel, saliera con dos simples mortales. Y lo peor del casó, es que era solo un demonio con imagen angelical.

Siempre lo observaba de lejos, lo seguía a varios metros, y él rubio no parecía notarlo, ¿o si?

—Sal de ahí. —El rubio miraba sus uñas. Mientras él azabache salia de su escondite. —¿Porque me seguías?

—Yo... —No sabia ni porque estaba nervioso, rasco su nuca con algo de incomodidad. —No lo hacía. —Se cruzo de brazos, mientras desviaba la mirada.

—Si lo hacías, idiota. —Refunfuña él mas bajó, mientras se acercaba al azabache.

Por favor no hagas eso...

—Te digo que no. —Volvió a decir, y sus ojos se abrieron con ligera impresión al sentir al mas bajó halándolo de la camisa.

—Y yo que si. Lo haces desde hace semanas, no soy estúpido. —Respondió él rubio, mientras sonreía ligeramente. —Solo admite lo. —Rodo los ojos divertido, mientras soltaba él suéter del mayor.

—Puede que lo haya hecho. —Admitió cruzandose de brazos. —Pero...

—¿Pero...? —El rubio alzo una ceja.

—Olvidalo. —Murmuro. Observando como desde la lejanía Tucker se acercaba.

—Si no me dices te lo sacare a la fuerza. —Resoplo él rubio. Mientras se cruzaba de brazos.

—¿Tu?. —Le miro de pies a cabeza, él rubio soltó una risa irónica.

—Que vista así. —Se señalo a si mismo, y él azabache casi sufre algo de ver pantalones cortos y él hombro descubierto de su "crush". —No significa que no tenga fuerza. O mis... Métodos, para sacarte información. —Paso su dedo por él pecho del anticristo con una ligera sonrisa coqueta en los labios, mientras sostenía sus libretas con la mano sobrante.

Pero toda acción fue detenida por otro azabache. Y los brazos alrededor de la cintura del rubio.

—Hola honey. —Hablo Craig, besando la mejilla del rubio. Este alejo su dedo del pecho del anticristo.

—Hola Craig. —No dejó de mirar al mayor en ningún momento. Sonrió ligeramente y se volteó dejando un casto beso a los labios de Craig. —Nuestra conversación seguirá luego, Damien.

Por satán. Iba a sufrir un infarto ahí mismo. Y sólo meditó. ¿Seguirle la corriente al rubio y volverse otro de sus novios o olvidarlo?

Cualquiera hubiera elegido olvidar al pequeño rubio, pero no. Él no lo haría. Le demostraría al rubio que él. Podía ser mucho mejor que sus novios.

Shiposting "Damory"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora