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Inocencia•

Damien ama cada pequeño detalle de Gregory, adora cuando sus mejillas se ponen rojas como un par de manzanas maduras, adora cuando su nariz se arruga y sus labios forman un puchero pequeño cuando esta a poco de armar un berrinche, le encanta la hermosa piel pálida del rubio que no importa cuanto toque se sigue poniendo roja. Pero, siempre ahí algo allí, que no le termina de gustar mucho. Y eso era la inocencia que él rubio poseía.

A pesar de que hacían él amor seguido, solían darse besos y él rubio modelaba algo de su lencería para él azabache, cada que este quería subir las cosas de tono, la ingenuidad e inocencia del rubio le terminaba aveces por bajar la calentura, unas veces lo lograba. Y como disfrutaba de probar él cuerpo de su rubio cuantas veces fueran necesarias, pero la mayoría de las veces, se quedaba con un problema en los pantalones que tenia que resolver sólo. Porque recuerda muy bien que cuando él rubio intento hacerle un oral acabó atragantándose. Era algo irritante, pues de hecho él solía leer algunas conversaciones de Gregory, no porque desconfiara de él. Pero siempre había buitres queriendo probar algo de lo que él ya es dueño, y no lo entendía; Gregory actuaba cómo una maldita perra con ellos, y no en él sentido de que se ofrecía o algo. ¡NO! Todo lo contrario. Los mandaba al carajo diciendo que no necesitaba que alguien mas se lo follara si ya tenía novio.

Curioso.

Una noche de calor, decidió dormir con solo unos bóxer, Gregory esa noche había decidido no ponerse ropa interior y solo dormir con su camisa favorita, y Damien no supo si eso era una insinuación o la ingenuidad de su novio estaba de nuevo allí presente. Tras un beso pequeño y un “buenas noches” la pareja se fue a dormir. O al menos así fue por parte del anticristo que había acabado sin ninguna cobija encima por él calor, Gregory por otro lado. Tenia un plan en mente.

Gracias a que sus amigos le abrieron los ojos, él rubio había notado que en mas de una ocasión de forma accidental había acabado provocando al azabache, y esa noche de desquiciante calor le compensaría los malos ratos; aprovechando que su novio tenia él sueño bastante pesado, él rubio dio inició su plan. Sólo amarrando las muñecas del anticristo a la cama, mientras él se ponía de pie y se cambiaba.

—Dami~. —Un llamado lejano se hizo presente en sus sueños, él azabache poco a poco abrió sus rojizos ojos visualizando a su adorable e inocente novio parado aun lado de la cama.

—¿Que carajo?. —Murmuro mas dormido que despierto, movió sus brazos y al no poderlos mover miró momentáneamente las cuerdas y luego a su novio. —¿Bebe? ¿Que hago atado?. —La risa pequeña y risueña del rubio heló su sangre.

Algo tramaba.

Lentamente lo vio salir de la oscuridad, con aquella lencería que le había comprado en navidad para que usara, sintió sus mejillas suavemente calientes y conforme los pasos de su rubio se hacían mas cercanos intentaba levantarse. Claro que otra zona de su cuerpo acabó levantándose también, sabia que él color rojo le iba a lucir al rubio, sin embargo; no pensó que le lucirían tanto.

Vio las piernas largas y estéticas de su novio siendo ligeramente cubiertas por los ligueros rojos. Aquella falda diminuta apenas cubriendo parte de sus muslos y aquel corsé que estilizaba más su diminuta cintura y acentuaba sus caderas, relamio sus labios y en un intento por incendiar las cuerdas vio que no funciono. Estas no se encendían, sin embargo. Quedaban con aquella mancha negra de ceniza.

—Dami, deja de intentarlo es inútil. —La voz tan pacifica y suave de su novio solo le hizo dudar y observando aquel rostro angelical se calmo relativamente. —Lamento haberte dejado con ganas todo este tiempo. —Trago saliva, no pensaba era tan obvió. Y cuando vio al rubio encimarse en la cama y sentarse justo sobre su miembro semi despierto. Sólo logro sacarle un gemido. —Asi que, quise hacerte una sorpresita~. —Murmuró bajándose a su altura, bajando la mano hacia la entrepierna del anticristo.

—Y yo que juraba que eras un niño inocente. —Rio de forma burlona mientras un jadeo grueso escapaba de su garganta, él rubio apretó él miembro ajeno entre sus manos. —De verdad amor, quiero saber que tienes preparado. Pero liberame. —Miro suplicante a su novio. Él cual negó.

—Te conozco dami, y se que acabare en cuatro contigo encima mío. Así que no~. —Beso sus labios, casi como un mínimo roze y él anticristo gruñó.

Poco a poco aquellas manos pequeñas empezaron a masturbarlo. Él rubio lucia concentrado en lo que hacia. La vergüenza y pena que le causaba aquello se vio opacado por los suaves gemidos y gruñidos que él anticristo liberaba en varias ocasiones, mordió su labio. Mientras dejaba de masturbarle y se sentaba en él abdomen del azabache, dándole la espalda.

—¿Me estas dando una indirecta?. —Pregunto de forma lasciva él anticristo, porque lejos de disgustarle aquella posición, era mas excitante ver todo lo que suele comerse diario cubierto por ese cuero rojo.

—S-se gentil, me gusta esta ropa. —Admitio con la cara completamente roja, poco a poco bajo sus labios hacia él miembro del moreno dejando pequeños besitos por toda la longitud, mas sin embargo, un gemido alto escapo de su garganta al sentir como su novio removía la braga y se dedicaba a estimular su entrada con su lengua.

Minutos pasaron y él rubio ya tenia él miembro del anticristo en la boca, no entraba completo. Pero eso no le impidió que comenzará a succionar de este y a mover su lengua rozando con los dientes algunas venas que se notaban ya hinchadas, su lengua se detuvo en él glande. Y paso varias veces por allí limpiando los indicios del liquido preseminal, él siendo lo contrario al azabache, ya se había corrido en dos ocasiones, no era su culpa ser precoz y menos teniendo a semejante adicto al sexo concentrado en su entrada como si fuera un dulce.

Un gemido sonoro abandonó sus labios al correrse por tercera vez, saco él miembro del azabache de su boca y se volteó sacando un gruñido de desaprobación de este.

—¿Quieres que te desaté?. —Pregunto agitado, rozándose varias veces con él miembro que seguía igual de duro que antes.

—Por supuesto~.

Y así lo hizo, lo último que él rubio vio antes de ser clavado en la cama era ver como su novio rompía sus braguitas rojas.

N/A: y LES CORTE EL LEMON COCHINAS.¿?

Eso no lo aprueba papi dios ahq que yo ni religiosa soy-

Shiposting "Damory"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora