•Genderberd Au•
Era imposible apartar la vista de aquella rubia de lindos ojos azules, al menos para ella. Era imposible apartar su mirada rojiza de esa niña de lindos rizos amarillos, sentía sus mejillas arder y sus piernas temblar mientras jugaba con algunos mechones negros, la rubia le parecía la niña mas linda que alguna vez conoció en ese pueblo, su madre posiblemente le diría que se acercara que fuera valiente, que tenía dos mil años. ¿Y una niña de quince la haría temblar? ¡Imposible! Pero no todo era tan fácil, al menos no para la azabache que intentaba acercarse siempre a la rubia con buenas intenciones. Sin embargo, tenia dos barreras que se lo impedían.
Christina y Henry, dos barreras que aparentemente serian la piedra en su zapato que le impedirían acercarse a la inglesa, las razones, muy sencillas; Christina era la mejor amiga de la rubia, técnicamente esta desaprobaba cualquier interés amoroso que la rubia tuviera bajó él dicho que no cualquiera tendría él honor de salir con su mejor amiga, Henry. Era prácticamente como la francesa, evitaba que cualquier chico u chica se acercara a la quinceañera con malas intenciones. Claro que este. A diferencia de la castaña ocultaba algunos sentimientos hacia la niña de ojos azules.
Pero una tarde. Observo a la lejanía como su amor imposible se iba sola a casa, y tal cual un faro que le ilumino él camino corrió a toda velocidad hacia la de menor estatura, jadeo en busca de aire y camino con mas calma tras la rubia. Mientras ataba una coleta floja en sus cabellos negros.
—Hey, Grace. —Saludo de manera casual a la Fields, la cual al escucharla haría que sus mejillas se tiñeran de rosado.
»Demasiado adorable« pensó la de ojos rojos cual rubíes.
—Hola Damy. —Sonrio ligeramente, mientras jugaba con algunos rizos largos. —Pense que te irías a tu casa. —Hablo mirando a la demonio, esta tosió de forma falsa.
—Si bueno. —Intento buscar una excusa, algo creíble que no hiciera a la rubia dudar. Porque lo que tenia de linda, también lo tenía de inteligente. —Mi madre me contó de un páramo que ahí en él inframundo, pero para aparecer en él, debo de pasar por esta calle. —Sonrio de forma nerviosa, dejando entre ver sus colmillos.
—Oh, que genial. —Acomodo su mochila en su hombro y luego vería a la azabache con una sonrisa. —Y... ¿Como va todo con Phillipa? Supe que salían. —Codeo de forma sugerente a la morena, y esta trago saliva.
—Terminamos. —Hablo de forma fuerte, mientras sonreía de forma forzada. —Resultamos teniendo intereses diferentes. —Se encogió de hombros, y la rubio hizo un puchero.
—A ella le gusta Christina, ¿no es así?. —Murmuro en tono de duda, la mayor le miro expectante. —Chris me comentó algo así la semana pasada, pero dijo que la rechazó, porque ya le gustaba alguien más. Me siento mal por ella. —Hizo una mueca de tristeza. Después de todo, ella sabía de antemano quien era la dueña del corazón de su amiga francesa.
—Seguro lo superará. —Hablo de forma distraída la azabache, mientras miraba el atardecer. —Y tu. ¿Que me dices? Siempre te veo tan concentrada en ayudar a los demás con sus dilemas amorosos pero nunca veo que te prestes atención a ti misma. —De forma disimulada se fue acercando a la Fields y esta parpadeo confusa.
—¿Yo?. —Se señalo a si misma, la mayor asintió con una sonrisa. —Bueno yo... Yo. —Murmuro mientras sus mejillas se encendían con un brutal color carmesí que resaltaba en su blanca piel y casi hacia resaltar sus imperceptibles pecas. —No me gusta nadie. Eso creo, hace poco. Pensé que me gustaba Henry, pero creó que solo me confundí. —Rio de forma nerviosa por la creciente cercanía que la demonio había hecho.
—¿El gótico?. —Su voz sin querer salio seria, la rubia se cohibió. —Bueno, se de alguien que gusta de ti desde hace mucho tiempo, y si tu estas dispuesta a darle una oportunidad. —Sugirio mientras veía sus uñas, la rubia se sonrojó con fuerza.
—¿E-en serio?. —Pregunto de forma baja, mientras inconscientemente su corazón se aceleraba con fuerza y sus piernas temblaban. —¿Y como es?. —Pregunto curiosa.
—Bueno. —Miro a los lados de forma distraída y sonrió. —Es mucho mas alta que tu. De piel bronceada y pelo negro. —Sonrio de forma sugerente a la menor que pareció interesa en aquella información.
—¿Stany?. —Pregunto con una clara mueca de susto que le causo risa a la azabache. Que negó. —¿Cryg?. —Otra negativa. —¿Penelope?. —De nuevo nego. —¿Micaela?, ¿Firk? Ah no, ella es mas bajita. —La azabache suspiro exasperada.
—¡Hablaba de mi!. —Grito separándose de la rubia. La cual le miró con un fuerte rubor en las mejillas, luego cayo en cuenta de sus palabras, y mordió su lengua. —D-digo. —Rasco su nuca con la cara roja, la rubia dejo salir una risa pequeña. —¿Que te parece tan gracioso?. —Fruncio él entrecejo.
—Que yo ya lo sabia. —Sonrio con ternura, ocasionando así que la azabache se quedara pasmada. —Christina me lo dijo, según ella. Eras muy obvia, aunque yo jamás lo note. —Se acerco de a poco a la azabache la cual desvío la mirada sonrojada. —Tambien me gustas Damy, pero ya conoces a mis amigos. —Hizo un pequeño puchero. Parándose en la punta de sus zapatos para dejar un beso a la mejilla de la demonio.
—¿Quieres tener una cita conmigo?. —Se aventuró ya que estaban en eso de las confesiones, la rubia asintió con una dulce sonrisa. —¿Te parece mañana después de clases?
—Me parece bien. —Detuvo sus pasos mirando a la hija de la reina de las tinieblas. —Nos vemos mañana, por cierto. Me dices que tan bonito es él páramo que aparentemente se encuentra bajo mi casa. —Bromeo. Mientras caminaba a las rejas doradas de su mansión.
La azabache río nerviosa, y sólo mirando una última vez a su amada rubia abrió un portal directo al infierno. Sintiendo su corazón latir como loco y sonrió cual tonta enamorada.
Al menos lo había logrado.
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Shiposting "Damory"
FanfictionLo hago porque puedo y quiero :') Pareja -Damien x Gregory Contiene Yaoi si no te gusta no lo leas. Es un shipp Crack él cual se volvió mi OTP si tienes alguna queja, vete por donde viniste. NO HABRÁ Gregstophe ni menciones de tal pareja