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Princesa•

Gregory es constantemente molestado por su apariencia andrógina, su rostro delicado y en pocas ocasiones por la ropa que suele usar. Tiene amigos por supuesto, pero nunca van a faltar esos que gustan de molestar a la "princesa" de la escuela, aquella ocasión como muchas otras no fue la excepción, talvés lo único que diferenciase esta acción era quien lo tenia prácticamente acorralado a base de burlas y piropos que normalmente le dirían a alguna chica.

—Entonces, princesa; ¿que clase de ropa interior usas?. —Pregunto Damien acercándose cada vez mas al rubio él cual le miró con fastidio.

—¿Tanto te interesa? Imbécil. —Gruño, acomodando uno de sus largos mechones rubios, soltó un jadeo de sorpresa cuando sintió como él anticristo metía las manos dentro de su pequeño short. —¡Sueltame!. —Chillo con la cara roja, pateo en una de sus piernas al mas alto.

Además de ser conocido por ese odioso apodo, también era porque era uno de los mejores corredores de toda la preparatoria, así que en cuanto vio la oportunidad huyó cual alma que lleva él diablo, lejos de las garras de Damien o eso pensó él, puesto que al dar la vuelta en una esquina acabó en él piso del susto por tener al de ojos rojos frente a frente.

—¡¿Como mierda llegaste tan rápido?!. —Pregunto agitado, aun seguía en él suelo por lo tanto empezó a arrastrarse hacia atrás.

—Pensé que me conocías, princesa~. —Murmuro con una sonrisa acercándose cada que él mas pequeño se alejaba. —No te voy a morder, a menos que tu me lo pidas, claro~. —Una sonrisa bastante extensa se formo en sus labios, Gregory tragó saliva.

No perdió la esperanza de poder huir del azabache, así que nuevamente le había pateado las piernas para hacerlo caer y tener la oportunidad de huir, y de nuevo. Apenas vio que él de hebras negras tocaba él piso se levantó y corrió, no tenía sentido de orientación y la institución era bastante grande; así que ahora no sabia a donde mierdas había ido a parar. Paro de correr unos segundos, cayendo al suelo de rodillas recuperando él aire perdido, de forma inconsciente las lágrimas que llevaba reprimiendo desde hace un buen rato empezaron a bajar, no le gustaba él ser acosado por su apariencia, él no era él único afeminado en la institución, sin embargó parecía que solo se enfrascaran en él.

Acabó abrazando sus rodillas, limpiando bruscamente aquellas lágrimas que descendían sin su permiso; sus labios se apretaron, mal diciendo a todo aquél que le acoso por su apariencia, le gustaba como se veía. No se creía una chica, le gustaba ser como era, pero él hecho de ser él blanco constante de burlas de mal gusto e insinuaciones asquerosas. -desde su punto de vista- lo estaban hartando poco a poco.

—Dejame sólo. —Hablo sin levantar la mirada, no era idiota. Sabia que Damien llevaba mirándolo llorar un largo rato.

—Lo haría, si no temiera que termines tirándote del techo de la escuela. —Hablo él anticristo sin ninguna pizca de burla en su hablar, Gregory río amargamente.

—No les interesaría si lo hiciera. —Desvio la mirada, dejo salir un pesado suspiró y sintió al anticristo sentado pacíficamente a su lado.

—Princesa, no digas eso. —Sus manos inconscientemente buscaron las del rubio, observó a esa pequeña persona que le volvía loco. Quería su mirada azulada sobre su persona.

—Tengo un maldito nombre, ¿sabes?. —Hablo con irritación palpable, soltó su mano bruscamente del mayor. —¿Que quieres? Ya deje claro que no me acostaré con ninguno si es a lo que tanto empeño le pones. —Le miro con molestia, Damien trago saliva.

Un suave movimiento de cabeza hizo que él rubio elevara una ceja, confundido.

—Sabes que sólo bromeamos, ¿verdad?. —Habló mirándolo fijamente, detallando la mueca que se formo en aquellos lindos labios.

—Sus bromas son pesadas, ustedes pasaron de bromear a acosar. —Le miro como si fuera lo mas obvió. —En especial tu. —Y dicho eso se puso de pie, tomando su mochila para caminar hacia donde fuera que estuviera la salida.

—¿Yo?. —Tal como si solo hubiera chasqueado los dedos estaba aun lado del rubio, este tembló por su cercanía.

—¡Metiste tu maldita mano en mi pantalón!. —Reclamo, rojo de la rabia y pena. Damien desvío la mirada.

—Perdon por eso. —Sus labios hicieron una mueca pequeña que Gregory alcanzo a detallar.

—Como sea. —Termino acelerando él paso, bajando las escaleras que aparentemente en su carrera había subido, talvés por ello estaba tan cansado momentos atrás. —Solo, dejame tranquilo, ¿quieres? No quiero tener nada que ver contigo. —Aquellas palabras lastimaron al anticristo él cual, solo hizo una mueca para disimular su dolor.

—Lo que la princesa pida. —Expreso con una sonrisa forzada, viendo a la pequeña figura perderse en los pasillos de la preparatoria.

Él solo quería llamar su atención, pero era mas que claro que no lo hizo de la forma correcta.

Shiposting "Damory"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora