Mykeila Jakoby
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—¿De verdad te preguntas por qué te hago esto, Mykeila? —cuestionó Tobias. Miré a mi alrededor, nuevamente estábamos en el templo de Hildur, pero ahora yo estaba amordazada y amarrada a una silla metálica de manos y pies. Él sostenía una navaja, su rostro estaba colorado y tenía un par de moretones en las mejillas. —¡¿Qué te parece si recapitulamos todas esas veces que me rompiste?! ¡¿EH, MYKI?! —se acercó a mí vociferante, colocó con brusquedad la navaja en mi cuello. —Anda, recordar sólo te dolerá un poquito. —un punzante e intenso dolor de cabeza me atacó.
...
—Creí que si me esforzaba podría lograr cambiarte y hacerte ver que a veces necesitas algo de compañía... Que no importaran tus inseguridades y miedos, yo podría amarte tanto...
—En este mundo, Tobes, no existen los "felices por siempre".
...
—No puede ser que ni siquiera una vez me has dicho un "te quiero", nunca me abrazas, jamás me has demostrado ni un ápice de interés ni afecto. —gruesas lágrimas se derramaban por sus mejillas.
—Perdiste tu tiempo, Tobes.
—Sí, desperdicié amor.
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—¿Por qué no me hablas, Myki? Detesto cuando me ignoras.
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—¡Me importa un comino lo que quisiste intentar, Tobes!
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—Pues noticia de última hora, capitán. Tú y yo, no somos una pareja.
...
Regresé al templo, todo mi alrededor daba vueltas, sentía mi rostro empapado en sudor y lágrimas. Tobias me quitó la mordaza, rasguñando mi mandíbula. Luego se giró y alejó varios pasos lentamente.
—Perdóname, Tobes. Perdóname, por favor.
—¿De qué me sirven tus disculpas? Lo hecho, hecho está...
—La persona indicada sabrá curarte... Prométeme, Tobes, prométeme que, si salimos de esto, conseguirás a alguien mejor.
—¿Qué te hace pensar que no lo haré? —se preparó para arrojar la navaja, la alineó a mi rostro, tomó fuerza y la soltó con un simple movimiento de muñeca. Por inercia aparté mi rostro.
······
Abrí los ojos, ahora me encontraba en Kolumbus, en la sala de comandos, con Ares frente a mí, solos.
—Mykeila, debo felicitarte —comenzó Ares con gran orgullo. Una Mykeila de unos cuantos años menor dio un par de pasos al frente. Significaba que sólo era una espectadora de la escena. —Quiero que sepas que hemos estado haciendo una serie de pruebas con ustedes, Rix; y de todo tu equipo, tú has demostrado ser un diamante en bruto. Sigue así, no dejes que nada te detenga... Haremos grandes cosas juntos.
······
El escenario cambiaba, debía ser un par de años atrás, al menos eso sugería la Mykeila que veía.
—¿Tú crees que soy estúpido, Mykeila?
—¿Almirante? No sé de qué me habla...
—Yo lo puedo ver todo, Jakoby. Tengo un control completo de todo lo que hacen o dicen, son mis marionetas. —soltó unas carcajadas graves mientras se acercaba. — Sé de tu romance con Tobias, pero no puedo permitirlo, es por eso por lo que te he hecho tan fría y "sin sentimientos". No eres tú, linda. Soy yo. —él sonrió ladinamente mientras ella simplemente temblaba en su lugar. —Hay tantas cosas que no sabes, tantos recuerdos perdidos... No lo recuerdas porque no lo hiciste estando consciente... —colocó unos mechones rebeldes detrás de mi oreja. —Últimamente, los neurotransmisores han estado fallando, has ganado libertad y eso, mi querida Myki, perjudica nuestro plan... Sólo te pediré una cosa, lo cual será lo único que recordarás de esta conversación mañana por la mañana: Ten mucho cuidado con lo que haces, no querrás que aquellos a quienes amas comiencen a pasar por una serie de eventos completamente desafortunados, ¿o sí? —ella negó desesperadamente. — Bien, entonces continúa siendo fría como un glaciar y procura ganar fortaleza y poder cual leona, el plan sigue en curso y tú, muy pronto, serás el boleto dorado para tener a todo el mundo ante mis pies.
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La Nación: 22 5 18 4 5 · 13 15 18 1 4 15 · 1 26 21 12
Fiksi Ilmiah* Primera Parte * Cuando un ser humano muere, su existencia terrenal finaliza, evidentemente. No obstante, aquel deceso puede significar el inicio de otra cosa como por ejemplo: una vida nueva, una causa por la cual luchar, una investigación para pr...